8 de octubre
|1789 – Estreno en el Teatro del Hermitage en San Petersburgo de la ópera en dos actos CLEOPATRA de Domenico Cimarosa, sobre libreto de Ferdinando Moretti.
Inspirada en la historia de la reina de Egipto, Cleopatra es una de las pocas óperas serias escritas por el músico. La compuso durante los tres años de su permanencia en la corte de Catalina II de Rusia. Para la misma corte escribió también La Vergine del Sole.
Fuente:
Bertelé, Antonio [et al.] – La ópera: enciclopedia del arte lírico
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1834 – Fallecimiento en Varennes-Jarcy (Francia) del compositor FRANÇOIS-ADRIEN BOÏELDIEU a los 58 años de edad. FRANÇOIS-ADRIEN BOÏELDIEU había nacido en Ruán el 16 de diciembre de 1775.
Nacido en el Antiguo Régimen, BOÏELDIEU fue iniciado en la música por el maestro de capilla y posteriormente por el organista de la Catedral de Ruán. La Revolución Francesa no frenó la actividad musical del teatro de Ruán, que continuaría representando las obras de jóvenes autores como Étienne Nicolas Méhul. Durante el periodo de la revolución conocido como el Reinado del Terror, Ruán fue una de las pocas ciudades que siguió conservando una actividad musical importante y, en 1793, organizáronse varios conciertos con el célebre violinista Pierre Rode y el tenor Pierre-Jean Garat. Boïeldieu compuso durante esa época sus primeras obras basándose en textos escritos por su padre, La Fille coupable en 1793, a la que siguieron Rosalie y Mirza en 1795, que le aportaron un éxito inmediato.
Durante el periodo revolucionario, BOÏELDIEU se trasladó a París, donde prudentemente se estableció como afinador de pianos. Sus obras, cercanas a la ópera clásica, pero que incluyen fragmentos de diálogos hablados, sólo encuentran escaparate en la ópera cómica. La obra más representativa de este género es Médée de Luigi Cherubini que data de 1797. La ópera cómica, tradicionalmente representada en la sala Favart, también fue interpretada en el Théâtre de Monsieur desde 1789 y en 1791 se instaló en un edificio nuevo, el Théâtre Feydeau, que anteriormente había estado reservado a las compañías de la ópera buffa. Durante aproximadamente una década, las compañías del Favart y del Feydau competían entre sí. Favart ofrecía múltiples espectáculos patrióticos y representaba obras más ligeras de Étienne Nicolas Méhul, mientras que Feydeau solía representar dramas heroicos de Luigi Cherubini o de Jean-François Lesueur. En 1797, Boïeldieu representa en el Feydeau sus obras La Famille suisse y L’Heureuse Nouvelle. En 1798, será en el Favart donde se representa Zoraime et Zulmare. El éxito fue arrollador.
Hijo espiritual de André Grétry, BOÏELDIEU privilegiaba las melodías sin adornos superfluos y las revalorizaba con una instrumentación ligera pero cuidada y con diálogos espirituales. Hector Berlioz le atribuyó a su música una «elegancia parisina de buen gusto que agrada». En 1800, logra un auténtico triunfo con Le Calife de Bagdad. En 1804, se traslada a San Petersburgo para ocupar el puesto de compositor de la corte del Zar en el que permanecería hasta 1810. Compondría nueve óperas entre ellas Aline, reine de Golconde (1804) y Les voitures versées (1808). De regreso a Francia, reconquista al público parisino con La jeune femme en colère (1811), Jean de Paris (1812), Le Nouveau Seigneur du village (1813) y una decena más de obras.
En 1825, publica su obra maestra, La Dame Blanche, vuelta a representar en la sala Favart en 1997 y grabada bajo la dirección de Marc Minkowski. Basada en una novela de Walter Scott —algo inhabitual en aquella época—, el libreto está construido sobre el tema del niño perdido y posteriormente felizmente reencontrado in extremis. El estilo de esta ópera fue retomado en Lucia di Lammermoor, I Puritani y La jolie fille de Perth. Reconocida como una de las primeras tentativas de la introducción de la temática fantástica en la ópera, La Dame blanche sirvió igualmente de modelo para las óperas Robert le diable o Fausto.
BOÏELDIEU se convirtió en profesor de composición en el Conservatorio de París y en 1817, sucede a Étienne Nicolas Méhul en el Instituto de Francia. Recibe la Legión de Honor en 1820. Su siguiente ópera, Les Deux Nuits (1829) fue admirada por el mismísimo Richard Wagner quien tomaría prestada «la vivacidad y la gracia natural del espíritu francés» y se inspiraría en uno de los coros para la « marcha de los prometidos» de Lohengrin. BOÏELDIEU perdió progresivamente la voz, sin duda a causa de un cáncer de laringe. La decadencia de la ópera cómica y la revolución de 1830 se añadieron a su desgracia. Para evitar que se viera en la miseria, Adolphe Thiers le asegura una pensión del estado de 6.000 francos. El 25 de septiembre de 1834, hizo su última aparición pública en el estreno de Chalet de Adolphe Adam.
Fuente:
Wikipedia – La enciclopedia libre
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1858 – Nació en Nueva York (Estados Unidos) la soprano MARIE VAN ZANDT. Estudió con su madre y con Lamperti en Milán; debutó como Zerlina (Turín, 1879). En Londres debutó como Amina (Her Majesty’s, 1879). Cantó en la Opéra-Comique, París 1880-85, creando el rol de Lakmé en la ópera de Delibes, 1881. En Estados Unidos debutó como Amina en una gira del Metropolitan, Chicago, 1891; en su única temporada en el Metropolitan, cantó 12 funciones como Amina (debut en N.Y., diciembre, 1891), Dinorah, Zerlina, Ophélie (Hamlet), Lakmé y Mignon. MARIE VAN ZANDT falleció en Cannes, el 31 de diciembre de 1919.
Fuente:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
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1919 – Nacimiento en Barcelona (España) del barítono MANUEL AUSENSI. Los tiempos, repletos de incertidumbre, y más tarde la contienda civil, ensombrecieron no poco su juventud. Sin antecedentes familiares relacionados con el mundo de la música, su padre intuyó posibilidades en él y le inscribió en el Conservatorio del Liceo de Barcelona. En él realizó tres cursos de solfeo e idioma italiano. Y cuando pensaba que había encontrado su camino estalló la guerra. Fue movilizado al ser llamada la quinta más joven, y todo quedó en suspenso.
Aún permanecía en filas cuando en 1941, hallándose en Valencia, recibió lecciones de canto de una profesora y después de la que fuera eminente soprano María Llácer. Por primera vez pisó la escena en Sevilla con dos cortos papeles en Tosca y La bohème.
Al licenciarse se reintegró a Barcelona para continuar los estudios de canto con Concepción Callao. Por esos días obtuvo el primer premio en un concurso radiofónico y esto le supuso poder cantar Il barbiere di Siviglia en el Teatro Barcelona con excelente éxito. El día 30 de diciembre de 1947 hizo su presentación en el Liceo de Barcelona con Anna Bolena, en conmemoración del centenario de este teatro. El resultado no pudo ser mejor porque a partir de entonces cantó en él, durante los veintitrés años siguientes, un amplísimo repertorio.
Al llegar a este momento de la vida de AUSENSI, se hace necesario dar a grandes rasgos su trayectoria artística que está centrada principalmente en España y América. Los triunfos alcanzados en su patria los refrendó aumentados en el Colón de Buenos Aires, en el Palacio de Bellas Artes de Méjico, en los Estados Unidos de América y varias naciones de habla hispana a lo largo de catorce años. También cantó en Israel, Grecia, Egipto, Italia y Alemania, donde inauguró un teatro en Berlín, con un éxito fuera de lo común. En esta última capital llegó a interpretar, durante dos temporadas seguidas, la parte del conde de Luna de Il trovatore. Pero, año tras año, MANUEL AUSENSI nunca faltó en el Liceo, aplaudiéndosele en los estrenos de Canigó y La Lola se va a los puertos, además de en las grandes óperas como Lucia di Lammermoor, La traviata, La bohème, La favorita, Faust, Werther, Manon Lescaut, Andrea Chenier y muchas más en las que seducía con su canto siempre atrayente y expresivo.
En la temporada 1954-55 interpretó La bohème en el Liceo, en compañía de Renata Tebaldi y Gianni Raimondi; con Raimondi y Magda Olivero cantaría también La traviata en la siguiente temporada, repitiendo el aria “Di Provenza il mar” en las cuatro funciones. Durante los años sesenta cantó mucho en EE.UU., destacando por los repartos: Pagliacci, en Dallas, con Mario del Monaco, y Aida, en Philadelphia, con Franco Corelli, Martina Arroyo y Grace Bumbry.
Llegó a tener un repertorio de ciento cincuenta títulos. Entre las obras que más ha cantado se encuentran Rigoletto, Il barbiere di Siviglia, La traviata y Nabucco, con cerca de cien representaciones cada una. Pocos barítonos podrán igualar este número. Fue un derroche de facultades importante, siempre en el mismo tono de calidad que él mismo se exigía. En 1966 fue premiado como el mejor barítono del año. Tiene además el premio Nacional de Interpretación «Emilio Mesejo», la Medalla de Oro del Liceo, la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid y Caballero de la Orden del Mérito Civil.
Su contribución al mundo de la zarzuela fue vital, a pesar de que la representó poco sobre el escenario y tuvo su origen en unas funciones de La verbena de la Paloma, en Madrid, dirigidas por Ataúlfo Argenta. Fruto de la gran labor realizada son las grabaciones de más de 50 títulos, que abarcan las obras más importantes del repertorio, tanto del género chico como de la zarzuela grande. Su oscuro tono baritonal, junto con una musicalidad sin tacha, su perfecta dicción castellana y su capacidad para los papeles líricos le hicieron un cantante insustituible en aquella época de las grandes grabaciones discográficas.
La última temporada de AUSENSI en el Liceo fue la de 1968-69. En ella cantó Don Carlo con Fiorenza Cossotto y Pedro Lavirgen, Canigó con Raimundo Torres y Pedro Farrés y Un ballo in maschero con Carlo Bergonzi. No hubo despedida organizada ni anunciada. El gran barítono abandonó la escena tan silenciosamente como lo había hecho al llegar a ella. Sólo apareció en el teatro de sus triunfos en 1971 para tomar parte en la función especial con motivo del 125 aniversario de la inauguración y 25 de la gestión como empresario de don Juan Antonio Pamias. Entre un sinfín de interpretaciones de eminentes artistas, AUSENSI cantó soberbiamente con el mismo derroche de arte y facultades de sus mejores tiempos.
Desde su retirada vivió en Barcelona, su ciudad natal, alejado de cuanto fuera su mundo y dedicado por entero a la familia para compensarla, en parte, de los largos meses en que forzosamente se vio separado de ella para extender por el mundo el nombre de España cosechando laureles para la lírica nacional.
MANUEL AUSENSI falleció en Tarragona (España) el 1 de septiembre de 2005 a los 85 años de edad.
Fuente:
Website La zarzuela – http://lazarzuela.webcindario.com/
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1925 – Nacimiento en San José (California, Estados Unidos) de la mezzosoprano IRENE DALIS. Estudió con Edyth Walker, Paul Althouse en Nueva York; con Otto Mueller, en Milán y con Margarete Klose en Berlín. Debutó como la Princiesa de Éboli (Oldenburg, 1953) y cantó en Berlín durante el lapso 1955-60. Debutó en el Metropolitan Opera de Nueva York como Eboli (1957), cantando más tarde Amneris, Santuzza, Azucena, Lady Macbeth, Dalila y roles wagnerianos para mezzosoprano. También se presentó en Londres (1958) y en Bayreuth (Kundry, 1961). Fue fundadora y directora ejecutiva de la Opera de San José desde 1984.
Fuente:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
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1953 – Fallecimiento en Londres (Inglaterra) de la contralto KATHLEEN FERRIER a los 41 años de edad. KATHLEEN FERRIER había nacido en Higher Walton (Lancashire, Inglaterra) el 22 de abril de 1912. Estudió con J.E. Hutchinson, Newcastle, y Roy Henderson, Londres, cantó recitales y oratorios durante la guerra. En su debut operístico en Glyndebourne creó el rol de Lucretia en The Rape of Lucretia de Britten (1946). Además, es elegida por Britten para estrenar Spring Symphony en el Festival de Holanda. Su otro único rol operístico en Glyndebourne fue el Orfeo de Gluck (1947). Ofreció recitales en Nueva York (1949), en Holanda (1949, 1951) y Covent Garden (1953, sus últimas presentaciones antes de morir afectada de cáncer). Fueron notables sus interpretaciones del Angel en el oratorio El Sueño de Gerontius de Elgar, Canciones para los niños muertos (Kindertotenlieder) y La canción de la tierra (Das Lied von der Erde) de Mahler.
La musicalidad e intuición artística de FERRIER le permitieron abordar triunfalmente la obra de Mahler y provocar que este autor contara con un público más amplio.
Fuente:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA