30 de agosto
|1922 – Nacimiento en el Bronx, Nueva York (Estados Unidos) de la mezzosoprano (originalmente soprano) REGINA RESNIK. Esta hija de inmigrantes estudió música en el Hunter College y luego comenzó a entrenar su voz con Rosalie Miller. Luego de ganar un premio en las audiciones del Metropolitan debutó como Lady Macbeth en la New Opera Company de su ciudad natal (5 de diciembre de 1942) en sustitución de Florence Kirk. En 1943 se trasladó a México para cantar en el Palacio de las Bellas Artes y en 1944 fue Frasquita en la Carmen organizada por la New York Opera City.
Resnik debutó en el Metropolitan el 6 de diciembre de 1944 como Leonora en Il Trovatore (por enfermedad de Zinka Milanov) y su presencia en esa sala se extendió por más de tres décadas. Su segundo papel fue el de Santuzza en Cavalleria Rusticana. En 1944/45 fue protagonista de Aida y Fidelio. En 1945/46 cantó la Primera Dama de Die Zauberflöte, Tosca y Helmwige en Die Walküre. En 1946/47 se lució como Dalila en el estreno de The Warrior de Rogers e interpretó por primera vez a Cio-Cio-San en Madama Butterfly. En 1947/48 apareció como Donna Anna en Don Giovanni y Ellen Orford en Peter Grimes de Brittem que se exhibía por primera vez en el Met cointerpretada por Frederick Jagel y John Brownlee bajo la dirección de Emil Cooper. En febrero de 1946 fue Alice Ford en Falstaff y en la temporada 1949/50 encarnó a Sieglinde en La Walküre y Donna Elvira en Don Giovanni. En 1951 aparecieron en su lista «sopranil» los papeles de Gutrune (Götterdämerung) y Rosalinde (Die Fledermaus). Al año siguiente: Chrysothemis (Elektra) y la Eboli de Don Carlo. El último papel en la cuerda aguda femenina fue la Musetta de La Bohème.
En 1954 Resnik adoptó el cambio aludido de vocalidad y se inclinó por los papeles de mezzo, que estrenó con una Amneris en Cincinnati. En el Met, a partir de la Venus de Tannhäuser. En 1956 fue Marina en Boris Godunov. En marzo de 1957 fue una gloriosa Laura en La Gioconda y la temporada 1957/58 vería sus apariciones como Marcellina en Le Nozze di Figaro, la Baronesa en Vanessa de Samuel Barber (estreno mundial), Herodías en Salomé y la protagonista de Carmen. En 1958/59 cantó el Orlovsky de Die Fledermaus (uno de sus éxitos más señalados), Magdalene en Die Meistersinger, Amneris en Aida y Ulrica en Un ballo in maschera. Los personajes que aparecieron en 1959/60 fueron Czipra en Der Zigeunerbaron y Géneviève en Pélleas et Mélisande. En años siguientes y en un período de madurez y relativo desgaste vocal fue Klytämnestra en Elektra (1961), Azucena en Il Trovatore y Quickly en Falstaff (1964), la Condesa en La Dama de Pique, la Principessa di Bouillon en Adriana Lecouvreur y la Marquesa de Berkenfield de La Fille du Regiment.
Otro lugar de triunfos para Resnik fue la Opera de San Francisco, donde debutó el 11 de octubre de 1946 con una Leonora de Fidelio que no obtuvo elogios unánimes. Regresó al año siguiente para una función aislada de Don Giovanni (Donna Elvira) junto a Pinza, Baccaloni y Albanese. En 1948 Resnik cerró su etapa como soprano en la compañía cantando el papel de Alice en el Falstaff que abrió la temporada, protagonizado por Baccaloni y en el que la figura principal era Ebe Stignani encarnando a su proverbial Quickly, personaje que Resnik sabría manejar milagrosamente en el futuro. Quince años más tarde, y ya como mezzosoprano, Resnik volvió a San Francisco en el marco de una temporada brillante. Se presentó como Amneris en Aida en el espectáculo inaugural del ciclo al lado de Price y Kónya. Posteriormente brindó su famosa Condesa de La Dama de Pique junto a Kirsten y McCracken. Su última actuación de 1963 fue como Fricka en Die Walküre, compartiendo el escenario con Shuard, Ericsdotter, Vickers y Wolovsky. En 1964 Regina exhibió su Azucena en Il Trovatore y se lució (con alguna reserva) en la protagonista de Carmen. Dos años después fue aplaudida por su poderoso retrato de Klytämnestra en Elektra junto a la protagonista de Amy Shuard. Después de seis años de ausencia Resnik volvió a San Francisco para protagonizar La Visita de la Vieja Dama de Einem, pero fue muy criticada por diversos excesos interpretativos y vocales que convirtieron al personaje principal en una caricatura. Más éxito tuvo en 1975 cuando regresó para La Dama de Pique dirigida por Rostropovitch. Quien no gustó en esta oportunidad fue Galina Vishnevskaya, cuyo canto fue tildado de anticuado y débil. También cantó en Chicago en 1947 en el estreno para Estados Unidos de The Rape of Lucretia (Coro femenino). Otro lugar de éxito fue Toronto, donde su Carmen de 1956 fue todo un hito.
En Europa, Resnik fue aplaudida en Bayreuth como Sieglinde en Die Walküre (1953) y como Fricka en Der Ring (1961). En el Covent Garden hizo conocer su Carmen en 1957, mientras que en el Festival de Salzburgo de 1960 cantó Eboli en Don Carlo. Este último papel le sirvió de vehículo para su debut en el Teatro Colón de Buenos Aires en 1962 (junto a Hines, Browenstijn, Protti, Zampieri y Hotter). En Chile, Resnik cantó Un ballo in Maschera, Carmen y Falstaff en 1967. Este último la mostró en Marsella (1962) y en la Opéra de Paríst (1964).
A partir de 1971 la artista se dedicó a la puesta en escena, comenzando con una Carmen en Hamburgo de la que también fue protagonista. Su asistente era Arbit Blatas, que en 1975 se convirtió en su segundo esposo. Ambos llevaron a la escena otros trabajos como Elektra (Venecia y Lisboa).
Fue una cantante de excepcionales medios vocales a quien también le fueron regaladas las dotes de actriz. Sabía dar impactantes entregas de sus personajes y tenía la capacidad de abarcar un amplio repertorio dentro de un gran cuidado estilístico. Los comienzos de esta artista estuvieron orientados hacia el repertorio de soprano, que cumplió a cabalidad y con gran brillo. Contrariamente a otras artistas que comenzaron en la cuerda grave (Bumbry, Verrett) para luego descubrir que siempre habían sido sopranos, la evolución de Resnik se debió a un cambio de su órgano vocal. En los últimos años triunfales de su carrera los hechos demostraron que se estaba realmente en presencia de una contralto.
La voz de Resnik gozó de una gran personalidad y una calidad indiscutible. En sus épocas de soprano el timbre aparecía redondo y pastoso y los agudos, pujantes y bien colocados. El canto era espontáneo y la musicalidad, proverbial. De esa manera no fue raro que triunfara en papeles tan diversos como Donna Elvira, Alice Ford, Tosca, Aida, Leonora (Fidelio e Il Trovatore) y la Primera Dama (Die Zauberflöte). Luego del cambio de registro trabajado junto a Giuseppe Danise la voz adquirió un fuste inusitado, los agudos se mantuvieron poderosos y los graves surgieron con rotunda presencia, bien colocados «en el pecho». Esta situación de excelencia se mantuvo durante bastante tiempo. Con posterioridad, la insistencia en papeles agotadores como Klytämnestra le produjeron la inevitable ruptura del pasaje inferior con las consiguientes desigualdades en una parte fundamental de la gama. Cuando Resnik notó el advenimiento de esta nueva etapa se dedicó a los personajes que tenían su meollo en la parte escénica y que requerían del fuerte caudal expresivo que ella podía brindarles. La versatilidad de Resnik era absoluta y se constituyó en una de las pocas artistas que tuvo éxito en todos los campos líricos. Carmen, Ulrica, Herodias, el príncipe Orlovsky, Venus, Eboli y Azucena fueron en sus manos criaturas de gran verosimilitud. Esto se debió no sólo al importante factor vocal sino a la inteligencia con que la artista supo acercarse a ellos. Resnik tuvo claro el panorama de sus posibilidades canoras y supo adecuarse con tino a la evolución de su canto. Sólo comenzó a castigar su laringe con efectos casi brutales cuando supo que había llegado el momento de hacerlo y lo concretó con el sólo propósito de dar más veracidad e intensidad a sus personajes.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – CALLAS Y 99 CONTEMPORANEOS
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1940 – Fallecimiento en París (Francia) del tenor LEÓN ESCALAÏS a los 81 años. LEÓN ESCALAÏS había nacido en Cuxac-d’Aude (Francia) el 8 de agosto de 1859 estuvo particularmente asociado con los roles heroicos del repertorio francés e italiano, legendario por la facilidad y brillantez de su registro alto. Estudió en el Conservatorio de Música de Toulouse, y más tarde en París, con Crosti y Louis-Henri Obin. Debutó profesionalmente en el Théâtre du Château (París) en 1882, en Sardanapale de Jean-Baptiste Duvernoy. Su debut en la Opera de París tuvo lugar en 1883, como Arnold en Guillaume Tell, otros roles que abordó fueron: Eléazar en La Juive, Robert en Robert le diable, Raoul en Les Huguenots, Vasco en L’Africaine, etc. Debutó en La Monnaie (Bruselas) en 1885, y en La Scala en 1888, sumando a su repertorio Manrico en Il trovatore, y Radamés en Aida. También se presentó en la Opera de New Orleans. Se retiró de la escena en 1912, y comenzó a dar clases privadas de canto, uno de sus alumnos fue José Luccioni. LEÓN ESCALAÏS falleció en París (Francia) el 30 de agosto de 1940.
Fuente:
Wikipedia – La enciclopedia libre