3 de enero
|1698 – Nacimiento en Roma (Italia) del escritor, poeta y libretista PIETRO METASTASIO. Su padre, Felice Trapassi, originario de Asís, formaba parte de un regimiento militar del Papado. Su madre era una boloñesa, Francesca Galasti; se establecieron en Roma por su propia cuenta y tuvieron dos hijos y dos hijas. Pietro improvisaba versos y cantaba ya de niño. En una de esas improvisaciones en 1709 fue descubierto por el árcade Gian Vincenzo Gravina, quien lo adoptó y le proporcionó una educación esmerada, y por el crítico Lorenzini. Lo primero que hizo fue helenizar su apellido Trapassi en Metastasio; quiso hacer de su hijo adoptivo un jurista como él, para lo que aprendió bien el latín, pero también le llevaba a improvisar sobre un tema dado hasta ochenta estrofas de una sentada, lo que deterioraba su salud; pero un viaje de Gravina a Nápoles y a Calabria en que le llevó cambió esa situación, sobre todo porque confió su educación a Gregorio Caroprese. A los doce años tradujo la Iliada; dos años más tarde compuso una tragedia senequista Giustino, impresa en 1713 por Gravina, pero de la que habría de renegar en el futuro. Caroprese murió en 1714, haciendo de Gravina su heredero; el mismo Gravina murió en 1718 y Metastasio heredó de su fortuna 15.000 escudos de oro, lo que le dio cierta independencia económica. Tenía las órdenes menores, pero su belleza y su juventud le hicieron un buen partido y al cabo de dos áños había dilapidado esos bienes y aumentado su fama. Pasó a Nápoles al bufete de Castagnola para trabajar como jurista.
En 1721 empieza su carrera musical con el epitalamio Endimión, con ocasión de la boda de su protectora, la princesa Pinelli di Sangro, con el marqués Belmonte Pignatelli. En 1722 compuso para el virrey de Nápoles una solemne serenata para festejar el aniversario de la emperatriz, con la condición de que el autor permaneciera anónimo. Escribió Gli orti esperidi («Los jardines de las Hespérides»), musicado por Nicola Porpora, y cantado por el alumno de este último, el castrato Farinelli, quien hacía por entonces su brillante debut. Hacía el papel de diosa Venus la prima donna Marianna Bulgarelli, conocida como «La Romanina». El éxito fue considerable. La poco discreta Romanina divulgó el bien guardado secreto y se supo quien era el autor de la letra. Es más, la romanina persuadió a Metastasio de que abandonara la carrera jurídica y se volcase en la carrera literaria como letrista de dramas líricos. Instalado en su propia casa, fue conociendo a los mayores compositores de su tiempo: Porpora, quien le dio una formación musical, Johann Adolf Hasse, Pergolesi, Alessandro Scarlatti, Leonardo Vinci, Leonardo Leo, Francesco Durante y Benedetto Marcello y no paró de escribir sus encargos. En ese mismo cenáculo aprendió el arte del bel canto y se familiarizó con el estilo de intérpretes como Farinelli. Extraordinariamente dotado para la composición y de una verdadera sensibilidad poética, no tuvo dificultad alguna en engendrar obras de gran mérito literario genuino que llegaron a ser obras maestras de la música cantada en una escuela vocal sin equivalente ni precedentes. Su mérito no se desvela en la mera lectura de sus obras: las intrigas son convencionales, algunas situaciones son absurdas, se toma libertades con la verdad histórica de algunos personajes y existe una repetitividad a veces molesta del tema del amor en todos sus desarrollos, pero todo se explica por las necesidades de la musicalización.
En sus libretos de ópera se encuentra la mejor expresión de la corriente árcadica, que predominó en la lírica neoclásica italiana. Estos libretos fueron musicados por compositores como Vivaldi, Haendel, Gluck, Meyerbeer, Traetta o Mozart.
Metastasio vivía en Roma en casa de la Romanina y su marido. La cantante lo adoptó de forma aún más apasionada que Gravina, investida de un afecto semimaternal, semiamoroso, y por una verdadera admiración de artista por unos talentos tan excepcionales. Es más, acogió con ella a toda la familia Trapassi -padre, madre, hermano y hermanas. Permitía todos los caprichos del genio. Bajo su influjo benéfico, compuso poco a poco Didone abbandonata, Catone in Utica, Ezio, Alessandro nell’ Indie, Semiramide riconosciuta, Siroe et Artaserse. Dramas líricos puesto en música por los principales compositores y estrenados por toda Italia. Pero la Romanina llegaba a la edad de no cantar en público y el poeta se sentía cada vez más asfixiado y dependiente. Cobraba 300 escudos por cada uno de sus libretos de ópera, cantidad apreciable pero escasa e irregular para sus necesidades y necesitaba buscar un sueldo fijo, así que en septiembre de 1729 recibió la oferta de sustituir a Apostolo Zeno, quien volvió a Venecia, y ser poeta oficial del teatro de Viena con 3000 florines de emolumentos. Aceptó al momento y, de manera muy desinteresada, la Romanina le dejó partir, cargando además todavía con su familia en Roma. Es que ella también deseaba marchar a Viena.
Al comienzo del verano de 1730 se instaló en Viena en la residencia de un español de Nápoles, Nicolás Martínez, con el que continuó hasta su muerte. Entre 1730 y 1740 escribió sus más bellos dramas líricos: Adriano, Demetrio, Issipile, Demofoonte, Olimpiade, Clemenza di Tito, Achille in Sciro, Temistocle y Attilio Regolo. algunas de ellas se escribieron en intervalos increíblemente cortos: Achille en dieciocho días, Ipermestra en nueve solamente. Todo el mundo, poeta, compositor, copistas, cantantes, escenógrafos, trabajaban de forma frenética. Y Metastasio dirigía todo hasta en los menores detalles.
En Viena no llevó una vida social muy brillante por sus modestos orígenes; pero le alivió la compañía de la Condesa Althann, pariente de su antigua protectora, la Princesa Belmonte Pignatelli. Era viuda y había sido durante un tiempo favorita del emperador. Su relación con Metastasio fue tan íntima que incluso se piensa que tal vez se casaron en secreto.
La Romanina quería entre tanto obtener para ella un contrato en el tratro de la Corte Imperial. Por eso él la odiaba y desechaba sus demandas, e intentó disuadirla de que le fuera a ver. El tono de las cartas que le enviaba él le inspiró decepción y cólera. Se preparaba para abandonar Roma cuando murió en ignoradas circunstancias. Ella había hecho de él el heredero de su fortuna personal cuando su marido falleciera. Metastasio, transido de dolor y remordimientos, renunció a esa herencia. Este acto desinteresado perjudicaba a su familia que estaba en Roma. Y a consecuencia de ello, su hermano Leopoldo Trapassi, sus padres y sus hermanas fueron echados de su casa y tuvieron que sostenerse por ellos mismos.
Desde 1745 ya no escribía apenas y su salud se resentía, aunque sus escasas obras de este periodo son las mejores y más populares de su repertorio: la cancioncilla Ecco quel fiero istante que dedicó a su amigo Farinelli. En 1755 murió la Condesa Althann y ya no se relacionaba más que con los habituales visitantes del burqués Martínez con quien se hospedaba. Entró en una cierta senilidad aunque llegó a vivir hasta 1782. Legó toda su fortuna (alrededor de 130.000 florines) a los cinco hijos de su amigo Martínez. Había sobrevivido a todos los miembros de su propia familia.
Durante los cuarenta años que duró su carrera original y creativa, su renombre no paró de crecer de una forma verdaderamente formidable, casi increíble. En su biblioteca se contaban no menos de cuarenta ediciones distintas de sus Obras completas. Fueron traducidas a numerosas lenguas: francés, inglés, alemán, español e incluso griego moderno. Fueron musicadas y remusicadas continuamente por todos los compositores de alguna notoriedad, y cada ópera reponía sus obras continuamente. Los cantantes más famosos estrenaron sus composiciones en cada capital de Europa. No había sociedad académica que se preciara que no considerara un honor tenerle entre sus miembros. Todos los visitantes extranjeros importantes que pasaban por Viena querían visitar al viejo poeta en su casa del Mercado del Carbón (Kohlmarkt Gasse).
Pero su estilo convenía a una cierta música, la de los virtuosos de la vocalización, los sopranos dramáticos. Las evoluciones que afectaron al drama musical con la llegada de Gluck y Mozart, el desarrollo de la orquestación y la moda del estilo germánico que se expandía rápidamente necesitaban libretos de una factura distinta. Las obras de Metastasio cayeron en un olvido que ciertamente no merecían, como no lo merecía la música que las acompañaba. Farinelli, considerado por él como un alter ego, personificaba de alguna manera su poesía y con la desaparición de los castrati la música apropiada a Metastasio se desvaneció. Los dos hombres estaban verdaderamentees ligados por su instinto y sus talentos complementarios.
Fuente:
Wikipedia – La enciclopedia libre
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1806 – Nacimiento en Koblenz (Alemania) de la soprano HENRIETTE SONTAG. Fue hija del actor Franz Sonntag y de la cantante Franziska Martloff, gracias a lo cual pudo recibir desde niña entrenamiento teatral y musical. Ya a los 6 años de edad representó un pequeño papel en una operetta llamada «La hija del Danubio».
En 1819, al cumplir 13 años de edad fallece su padre, por lo que su madre decide enviarla a Praga, en donde buscó el consejo del joven compositor Carl Maria von Weber, quien dirigía la orquesta de la ciudad. Gracias a su apoyo, Henriette pudo entrar en el conservatorio de la ciudad a pesar de su corta edad. En esa institución la cantante recibió lecciones de canto y música.
En 1821 y con tan solo 15 años debutó reemplazando a una protagonista enferma en el rol titular de Jean de Paris de Boieldieu en el teatro de la ciudad de Praga, lo que le dio un enorme éxito y también la posibilidad de completar sus estudios en Viena.
En 1823 apareció en Leipzig como Agathe en El Cazador Furtivo de Weber, lo que supuso su consagración definitiva. Paso rápidamente a la Wiener Staatsoper en donde interpretó operas tanto alemanas como italianas con enorme éxito. Tras oírla cantar La donna del Lago de Rossini, Weber escribió para ella el rol titular de Euryanthe que se representó el 25 de octubre de 1823.
En 1824 pasó al Königstäder Theater de Berlín en donde se convirtió rápidamente en la favorita del público, ganándose al mismo Rey de Prusia como uno de sus admiradores. Por esta misma época conoció también al Conde Rossi, su futuro marido.
El 7 de mayo de 1824 fue la primera intérprete de la parte de soprano en la Novena Sinfonía y de la Misa Soleme de Beethoven en su debut en el Kärntnertortheater de Viena.
En 1826 debutó en el Theatre Italiene de París como Rosina en El Barbero de Sevilla, seguida de actuaciones como Elena en La donna del Lago e Isabella en La Italiana en Argel de Rossini. El triunfo fue inmediato y la joven soprano se convirtió en la nueva atracción musical de la capital francesa.
En 1828 abandona por completo Alemania y se radica en París. Dividiendo actuaciones entre la capital francesa y Londres, la cantante era considerara una de las mejores de la época. Ese mismo año se casó en secreto con el Conde Carlo Rossi, embajador de Cerdeña.
Durante su estadía en París fue notoria su rivalidad con Maria Malibran, una leyenda de la época. A pesar de las tensiones iniciales y las divisiones entre el público, ambas cantantes se convirtieron en sinceras amigas. Según las anécdotas, La Malibran era una de las pocas personas que sabían del matrimonio de la Sontag.
Durante el período en que el matrimonio se mantuvo en secreto, el Conde Rossi trató infructuosamente de conseguir un título nobiliario para la Sontag para que el matrimonio entre ambos tuviese la validez necesaria ante los ojos de las cortes europeas.
Tal deseo nunca se cumplió y la presión politica ejercida sobre el Conde llevó a la pareja a hacer público el matrimonio que los unía. La Sontag entonces decide dar un paso al costado y se retira de los escenarios en 1830 con tan sólo 24 años de edad y en la cima de su popularidad y posibilidades artísticas.
Durante el periodo de retiro la cantante apareció contadas veces en conciertos de caridad o bien en actuaciones en las cortes Europeas.
El trabajo de su marido la llevó por las más diversas ciudades Europeas, es así como en este periodo la cantante vivió en Bruselas, Berlín, La Haya y Frankfurt.
La revolución de 1848 produjo un profundo revés económico en las finanzas del matrimonio y a pesar de las presiones sociales la Sontag acepto un contrato por seis meses con el Her Majesty’s Theatre de Londres para luego aparecer por toda Inglaterra y Francia.
Su segundo debut fue tan exitoso como el primero. La vida hogareña y la inactividad artística no habían mermado la voz de la soprano que seguía tan pura como hace 20 años atrás.
En el mismo teatro creo el rol titular en La Tempesta de Halevy en 1850 y luego de una triunfal gira por las ciudades alemanas partió hacia Estados Unidos en 1852.
En Septiembre de 1852 apareció en suelo norteamericano y en triunfales actuaciones recorrió el país durante poco menos de dos años.
Contratada por una compañía para presentarse en la Ciudad de México, la cantante dio su última actuación como Lucrezia Borgia en la ópera de Donizetti. Luego de la representación la cantante cayó enferma presentando los síntomas del cólera. Luego de 6 días de agonía murió el 15 de junio de 1854 con 48 años de edad.
La voz de Sontag, que fue catalogada por Rossini como “la voz más pura de soprano”, era excepcional por su flexibilidad, belleza y amplitud. Su amplia tesitura le permitía cantar en roles de soprano y mezzosoprano, sin embargo sus mayores éxitos los logró en roles agudos. Aun así podía combinar roles de soprano pura como Agatha en el Cazador Furtivo, Donna Anna en Don Giovanni de Mozart, Semiramide, Desdemona en Otello o Amenaide en Tancredi de Rossini, las partes de soprano de La Novena Sinfonía o La Misa Solemne de Beethoven o Lucrezia Borgia de Donizetti con roles graves de mezzosoprano como Rosina en el Barbero de Sevilla o Isabella en La Italiana en Argel.
Como actriz fue siempre más adecuada a los roles cándidos y delicados que se avenían a la perfección con su físico delgado, su rostro bello y su corta edad al momento de los primeros triunfos. Nunca pudo poseer una flexibilidad histriónica capaz de competir con Maria Malibran como tampoco la contundencia vocal en el extremo grave del registro para obtener los mismo éxitos en los roles de contralto, cosa que la Malibran logró como nadie.
Fuente:
Wikipedia – La enciclopedia libre
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1843 – Estreno en el Théâtre Italien de París de la ópera bufa en tres actos DON PASQUALE de Gaetano Donizetti (1797-1848), sobre libreto firmado por Michele Accursi (pseudónimo de Giacomo Ruffini, 1807-1881), arreglo del libreto escrito por Angelo Anelli para el Ser Marco Antonio, de Stefano Pavesi.
París, 3 de enero de 1843.
Intérpretes: Luigi Lablache Giulia Grisi, Giovanni Mario, Antonio Tamburini, Federico Lablache.
Fuente:
Bertelé, Antonio [et alt.] – ENCICLOPEDIA DEL ARTE LIRICO
Libreto bilingüe italiano-español:
Website Kareol – http://www.geocities.com/ubeda2002/pasquale/pasquale.htm
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1917 – Nacimiento en Juvisy-sur-Orge (Francia) del director, compositor y pedagogo PIERRE DERVAUX. Estudió en el Conservatorio de París donde se formó en contrapunto y armonía con Marcel Samuel-Rousseau y Jean y Noël Gallon, y en piano con Isidor Philipp, Armand Ferté e Yves Nat. En 1930 ingresó en la Orchestre de Concerts Pasdeloup, donde en 1945 pudo ejercer como director. Fue director titular de la Opéra-Comique de París de 1945 a 1953 y en 1956 fue director permanente de la Opera de París. Dirigió la premiere francesa de Dialogues des Carmélites de Poulenc. Ejerció la docencia en el Conservatorio de Montréal y en la Escuela Normal de Música de París. Fue director de la Sinfónica de Quebec y de la de Niza (1979-1982).
Grabó para EMI la primera versión discográfica de Dialogues des Carmèlites (1958) con Denise Duval y Régine Crespin entre otras cantantes.
PIERRE DERVAUX falleció en Marsella (Francia) el 20 de febrero de 1992.
Fuente:
Wikipedia – La enciclopedia libre
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1967 – Fallecimiento en Aberdeen (Escocia) de la soprano MARY GARDEN. Había nacido en Aberdeen el 20 de febrero de 1874. Muy niña se trasladó con sus padres a los Estados Unidos, y luego de cambiar muchas veces de residencia, se estableció finalmente en Chicago, en 1895.
Sus primeras lecciones de canto las recibió de Robinson Duff. Luego, con la ayuda de un mecenas, pudo trasladarse a París. Estudió allí con Marchesi, Trabadello, Fugère y Chevalier. La soprano Sybil Sanderson la ayudó económicamente y la presentó a Carré, director de la Opéra-Comique; debutó después en el papel protagónico de Louise en 1900. También en esa sala cantó La Traviata; en ambos casos fue criticada por su dicción defectuosa.
En 1901 fue una exquisita intérprete de Manon. En 1902 se le encargó, por parte del teatro, y de Debussy, el estreno de Pelléas et Mélisande. Desató la ira de Maeterlinck, autor del libreto, que hubiera preferido a Georgette Leblanc. Pero fue un triunfo rotundo: público, crítica y compositor estuvieron de acuerdo en que Garden realizó una interpretación perfecta y posiblemente inmejorable.
Cubierta por la fama que le brindó Mélisande, obtuvo un contrato en el Covent Garden, donde interpretó Manon de Massenet. En 1903 cantó La reine Fiammette, de Leroux; y en 1904, La demoiselle blue, de Debussy.
En 1905 participó en el estreno mundial de Cherubin, de Massenet, en Montecarlo, y en 1907 fue contratada por Oscar Hammerstein para el Manhattan Theatre de Nueva York. Debutó con Thaïs, y permaneció en la compañía hasta 1910.
Sus papeles allí fueron, además, Jean en Le jongleur de Notre-Dame; Sapho, Grisélidis, y, finalmente, la protagonista de Salomé de Strauss, que cantó también en la Opera de París.
En 1911 pasó a cantar en Chicago donde actuó hasta 1930. Ejerció, además, la dirección en 1920/22 con tremendos déficit. En 1931 se retiró de la escena con una Carmen, en Cincinnati, pero continuó su labor de recitalista hasta 1934.
Su autobiografía, La historia de Mary Garden, se publicó en 1951.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – 100 GRANDES CANTANTES DEL PASADO
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1983 – Fallecimiento en Los Angeles (California, EE. UU.) de la soprano MARION TALLEY. Había nacido en Nevada (Estados Unidos) 20 de diciembre de 1907. Estudió con Frank LaForge en Nueva York, y luego continuó sus estudios en Italia. Debutó como Gilda (Rigoletto) en el Metropolitan de Nueva York, en 1926. En el momento de debutar contaba 19 años, siendo la prima donna más joven en la historia del Metropolitan. Cantó en dicho teatro en 4 temporadas, totalizando 53 representaciones de 7 roles que incluyeron Lucia, Olympia (Contes d’Hoffmann), Philine (Mignon) y el Ruiseñor de Stravinsky. Cantó Gilda en la Opera de Chicago, en 1933. Se retiró tempranamente de la escena lírica para vivir en su granja de Kansas.
Fuente:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA