28 de junio
|1905 – Estreno en el Covent Garden de Londres de la ópera en un acto «L’ORACOLO» de Franco Léoni (1864-1949), sobre libreto de Camillo Zanoni, basado en la obra «The Cat and the Cherub» (El gato y el querubín) de C.B. Fernald.
Intérpretes: Donalda, Dalmorès, Scotti, Vanni-Marcoux. Dirección: André Messager.
Fuente:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
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1993 – Fallecimiento en Roma (Italia) del bajo BORIS CHRISTOFF. Había nacido en Plovdiv (Bulgaria) el 18 de mayo de 1914. Realizó cursos de leyes, se recibió de abogado y alternó el estudio de la música con el ejercicio de la jurisprudencia. Cantó en el coro «Gusla» de Sofía y sus condiciones fueron notadas por el rey Boris III, quien estaba casado con la princesa italiana Juana de Saboya y era aficionado a la lírica. Entusiasmado por las condiciones naturales de su compatriota, el monarca le otorgó una beca para estudiar en Italia. Una vez allí audicionó para Beniamino Gigli (que lo elogió mucho), Aureliano Pertile y Giuseppe De Luca, quien lo recomendó a su colega Riccardo Stracciari. Este célebre artista lo encaminó en la técnica y también lo orientó en el espinoso dominio de la interpretación. Además perfeccionó el repertorio alemán en Salzburgo (1945). Debutó en 1946 como Colline (La Bohème) en Reggio Calabria. Su carrera comenzó a desarrollarse vertiginosamente en las principales salas italianas. En diciembre de 1947 cantó Tristán e Isolda en La Fenice de Venecia. Durante la temporada 1947/48 pasó al Comunale de Trieste para Jovanchina (Dosifei) y en marzo de 1948 asumió por primera vez el papel de Boris en Cagliari. Simultáneamente abordó Pimen, y en sus posteriores grabaciones sería también Varlaam, en una victoriosa prueba de versatilidad. También se presentó en Génova. En 1947 debutó como Pimen en La Scala en un Boris histórico protagonizado por Tancredi Pasero y donde Nicola Rossi-Lemeni era Varlaam; siguieron: Fidelio y La Forza del Destino (1948), Jovanchina y el protagonista de Boris Godunov (1949), otra vez Jovanchina (1950), Príncipe Igor e I Vespri Siciliani (1951). Esta última ópera integró a Maria Callas a la constelación de artistas oficiales de La Scala. Meses antes, ella había cantado el mismo rol junto a Christoff en el Maggio Musicale Fiorentino. Las carreras de ambos divos correrían paralelamente durante algún tiempo, sin embargo, sus temperamentos chocaron en reiteradas ocasiones y en años posteriores trataron de no integrar los mismos repartos. Luego de las funciones de I Vespri Siciliani con se que se inauguró la temporada 1951/52 se abrió un largo paréntesis para Christoff en La Scala. Volvió en 1958 como protagonista del Moisè rossiniano; cantó el rol de Colline, Ivan Susanin en La vida por el zar y Agamenón en Iphigenie in Aulide (1959); protagonizó Boris Godunov e incorporó Gurnemanz (Parsifal) en un alemán precario y dió a conocer su legendaria encarnación del rey Filippo II en Don Carlo (1960). Actuó en diversos teatros italianos destacándose su impactante interpretación de Attila en el Comunale de Trieste en 1962/63. Las actuaciones de Christoff en el exterior comenzaron en el Covent Garden de Londres en 1949 con el impacto de su Boris. En 1958 encabezó el reparto de un Don Carlo donde brillaba también su cuñado Tito Gobbi y el joven tenor canadiense Jon Vickers. Christoff sería un asiduo visitante de la principal sala inglesa hasta 1974. Debutó en la Opéra de París en 1953 como Boris, regresando en 1967 con su Filippo II. Salzburgo lo pudo aplaudir en 1960. Rudolf Bing deseó iniciar su gestión en el Metropolitan con un Don Carlo encabezado por Christoff. Lamentablemente, la vigencia de la ley McCarran (que tildaba de subversivo su origen búlgaro, al estar ese país bajo dominio comunista) no hizo posible su contratación y fue sustituido por Cesare Siepi. Nunca cantó en esa sala y su única actuación en Nueva York se limitó a un concierto de 1980. Otros teatros gozaron de su presencia en América del Norte: la Opera de San Francisco (Boris Godunov y Simon Boccanegra, 1956) y la Opera de Chicago (1957 a 1963). Se recuerda una actuación suya en el Teatro Colón de Buenos Aires (1956) donde brilló en su magistral Boris y fue bastante criticado a causa del enfoque del Mefistófeles (Faust de Gounod). Christoff sufrió un ictus cerebral en 1980, lo que no le impidió seguir enseñando en la Academia Búlgara de Roma. Falleció en la capital italiana el 28 de junio de 1993 y a petición suya fue enterrado en su país natal luego de un funeral principesco desarrollado en la catedral de Alexander Nevsky en Sofía.
Boris Christoff constituyó el ejemplo más sobresaliente de bajo completo (porque abarcaba con facilidad los terrenos del cantante y el profundo) y con una versatilidad ejemplar y un talento teatral de notable relieve supo dar vida a la casi totalidad de papeles del repertorio eslavo, italiano y francés. Tenía además una fuerte personalidad que en muchos casos lo enfrentó con colegas y tuvo fama de ser un artista difícil de manejar. La voz de Christoff tenía un carácter macizo y maleable a la vez y daba la idea de una sólida consistencia tímbrica. Supo sacar partido de una dicción bastante prolija y en sus más exitosas creaciones italianas (como Fisco y Filippo II) era un mago del decir. Esta condición, sumada a la robustez del órgano sonoro, la técnica depurada y la presencia escénica, lo convirtieron en un personaje difícil de superar en los años futuros. El único contrincante que podía enfrentársele en el plano artístico era Nicola Rossi-Lemeni, quien poseía idéntico poder carismático a cambio de un órgano canoro más modesto. Christoff fue muy cuidadoso en su formación musical y su presencia en los escenarios daba gran seguridad a los directores musicales, ya que aunque estuviese en medio de una escena de alucinada interpretación el encuadre era siempre perfecto. La afinación se resentía en las partes declamadas y en los cambios de registro. Christoff no tuvo que preocuparse por la extensión de su voz. Sin ser un bajo profundo arquetípico (como era su coetáneo Giulio Neri) no le temía al Fa grave y al Sol agudo, y al realizar estos extremos lograba que el timbre no sufriese la menor mengua de calidad. El volumen cumplía con los requerimientos de las óperas más apremiantes sin ser atronador.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – CALLAS Y 99 CONTEMPORANEOS
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1998 – Fallecimiento en Milán (Italia) del barítono RENATO CAPECCHI. Había nacido en El Cairo (Egipto) el 6 de noviembre de 1923. Hijo de padres italianos; jamás asistió a un conservatorio pero de joven estudió violín. Llegada la guerra, participó en el conflicto como soldado. Terminadas las hostilidades realizó entrenamiento vocal con Ubaldo Carozzi. Debutó como Amonasro (Aida) en Reggio Emilia, 1949. Su primera presentación en La Scala se produjo en mayo de 1950 con motivo del estreno mundial de L’Allegra Brigatta de Malipiero. Volvió en 1952 para una función de Falstaff (Ford) y al año siguiente con motivo de las presentaciones de Leonora 40-45 de Liebermann. En 1955 cantó el Melitone de La forza del destino, que repitió dos años más tarde. Otros papeles que integró a su repertorio fueron Kyoto en Iris y Ping en Turandot.
Capecchi debutó en el Festival de Aix-en-Provence en 1949 como protagonista de Don Giovanni. Luego se presentó en teatros de París (1957/60) con Il Filosofo di Campagna, La Serva Padrona e Il Maestro di Capella. Cerró su ciclo francés (que abarcó cuarenta años) con Orphée aux Enfers de Offenbach en la Opera. Su primera presentación en el Metropolitan tuvo lugar el 24 de noviembre de 1951 como Germont (La Traviata). Volvió a esa sala para el protagonista de Rigoletto, Escamillo (Carmen), Figaro (Il Barbiere di Siviglia), además de Tonio y Silvio (Pagliacci). Regresó luego de un gran paréntesis (y de audicionar para James Levine) para papeles como Geronte (Manon Lescaut), el Sagrestano (Tosca) y otras partes menores. En San Francisco fue conocido en 1968 con el Don Bartolo rossiniano, volviendo al año siguiente como Meliton (Forza del destino). También mostró su brillante Dandini (La Cenerentola) con Berganza y Montarsolo. En 1974 y 1976 regresó para roles mayores. En esa ciudad actuó como regista, actividad que repitió en el Metropolitan con una Bohème y en la New York City Opera. Entre las obras que estrenó se puede mencionar Billy Budd de Ghedini y La Donna é Mobile de Malipiero. El Covent Garden de Londres lo aplaudió en 1962 y 1973; otros públicos que lo apreciaron fueron los de Florencia (con La Nariz de Shostakovich), Chicago y Buenos Aires.
Barítono italiano de voz bella y sólida, dotado de envidiables dotes escénicas y de gran versatilidad. De un inicio en los papeles más pesados del repertorio se fue inclinando hacia el mundo belcantístico y la modalidad de bajo-buffo. Dio importancia al canto controlado y gozó de una muy larga carrera. También tomó parte en estrenos mundiales y su actividad para el disco fue infatigable. Lo aplaudieron las mejores audiencias líricas del mundo y ha sido muy elogiado por su mesura en los personajes de comedia.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – CALLAS Y 99 CONTEMPORANEOS