28 de diciembre

Francesco Tamagno1850 – Nacimiento en Turín (Italia) del tenor FRANCESCO TAMAGNO. Luego de una audición con el maestro Pedrotti, que se convertiría en su profesor, obtuvo una plaza de corista en el Teatro Regio de su ciudad natal. En 1870 consiguió la parte comprimaria de Nearco en Poliuto, y agregó allí un si agudo tan potente que llamó la atención de la audiencia. Posteriormente recibió lecciones de Farro, Candini y Bonola, pero entre 1871 y 1872 tuvo que abandonar toda actividad para hacer su servicio militar.
En 1873 retomó papeles comprimarios en Turín, pero en enero del año siguiente ya obtuvo un resonante éxito como Riccardo en Un ballo in maschera, en el Teatro Bellini de Palermo. Inmediatamente siguieron Il guarany y el protagonista de Poliuto en La Fenice de Venecia.
En 1875-1876 fue solista en el Liceo de Barcelona, al cantar Ernani, y en 1877 Don Carlo. En diciembre de 1877 debutó en La Scala con L’ africaine, ópera que al año siguiente interpretó en el viejo Colón de Buenos Aires. Otros títulos cantados en el principal coliseo milanés fueron Don Carlo, Le Roi de Lahore, y el estreno mundial de Maria Tudor de Carlos Gomes. En 1880 cantó por primera vez el Radamés de Aida.
En el ápice de su carrera tuvo un repertorio integrado por títulos como Les Huguenots, Simon Boccanegra, Guillermo Tell, Le Prophète, Il Trovatore, La Juive, La Gioconda y Lucrezia Borgia, que alternaba con Poliuto, Ernani, Don Carlo, Aida y L’ africaine.
Entre las salas de jerarquía en que actuó en ese período fundamental de su carrera se destacaron el San Carlos de Lisboa y el Real de Madrid, en 1885-1886. En La Scala fue protagonista del Otello verdiano, en el estreno mundial de la ópera, en 1887.
A partir de ese momento, y teniendo en cuenta el resonante éxito obtenido en ese papel, fue considerado el mejor tenor de su generación. En años sucesivos, haría conocer al Moro en las principales salas del mundo.
También se interesó por los trabajos de los compositores contemporáneos -la llamaba «Giovane Scuola»-. Participó en representaciones de Asrael, de Franchetti (1899); Edgar, de Puccini (1891); y en el estreno de I Medici, de Leoncavallo (1893).
Antes había debutado en el Metropolitan durante una gira de la compañía, el 11 de diciembre de 1889, como Arnoldo (Guillermo Tell). Luego fue Manrico (Trovatore); Radamés (Aida); Otello; Raúl (Les Huguenots); Vasco da Gama (L’ africaine); Fausto (Mefistofele); Edgardo (Lucia di Lammermoor); Turiddu (Cavalleria rusticana); Samson y Juan de Leyden (Le Prophète). Totalizó más de ochenta funciones en el Met.
También cantó Andrea Chénier en Rusia y Argentina. Mantuvo inalterada su condición vocal hasta el fin de su vida. Lo demostró en exitosas funciones de Guillermo Tell y Otello, en La Scala, en 1899, en el Covent Garden en 1901, en el Argentina de Roma, y en el San Carlo de Nápoles, en 1904.
Se retiró en 1905. Al poco tiempo tuvo un infarto, y le sobrevino luego un ataque cerebral que lo hizo sucumbir en Varese, el 31 de agosto del mismo año.
Las principales características de su voz fueron un privilegiado registro agudo, unos centros corpóreos y sonoros y un timbre por lo general incisivo y vibrante.
Al comienzo de su carrera se le acusó de tener una permanente tendencia a sobreactuar, o a llegar sólo superficialmente a los personajes. Por otra parte, si bien el fraseo era elegante y los fiatos extendidos, tenía una marcada preferencia por cantar fuerte.
A esto se le debe agregar que, como todos los divos de su tiempo, intercalaba toda clase de agudos y cadencias arbitrarias en las arias de repertorio.
Con motivo del estreno de Otello, el propio Verdi no escondía las reservas que le merecía su protagonista. A causa de ello, él mismo se encargó de prepararlo musicalmente. Posteriormente se dijo que prefería al uruguayo José Oxilia en ese papel.
Otro problema de Tamagno era de índole musical: aprendía los papeles fatigosamente, «de oído», lo que lo hacía muy impreciso en la medida y un poco menos en la afinación. Sin embargo, después de Otello, su estilo cambió ostensiblemente: surgieron las medias voces, las frases esfumadas, las «messe di voce».
Si bien realizó sus grabaciones después de los cincuenta años, las mismas lo muestran dueño de sus posibilidades vocales. Grabó dieciocho discos para la Gramophone & Typewriter de Milán.

Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – 100 GRANDES CANTANTES DEL PASADO

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Miguel Fleta1893 – Nació en Albacete de Cinca (España) el tenor MIGUEL FLETA. De origen humilde, demostró desde niño poseer excepcionales cualidades vocales. Estudió en el Conservatorio de Barcelona, perfeccionándose luego con Luisa Pierrich, en Italia. El 14 de diciembre de 1919 debutó en el Comunale de Trieste, con Francesca da Rimini de Zandonai; cantó inmediatamente Aida.
En 1921 tuvo sus primeras contrataciones importantes: Carmen, en el Comunale de Bolonia; Aida, en Montecarlo, y esta misma ópera, Carmen y el estreno mundial de Giulietta e Romeo, de Zandonai, en el Costanzi de Roma; Rigoletto y Carmen en La Fenice de Venecia.
En 1922 hizo su primera gira a Sudamérica; debutó en el Colón con Carmen, a la que siguieron Cavalleria rusticana, Francesca da Rimini, Giulietta e Romeo y Tosca. Volvió en 1923 para Rigoletto y Tosca; en 1924, y finalmente en 1927 cantó Lohengrin en mal estado vocal, con escaso éxito. En Chile estuvo en 1924.
En 1922 había debutado en el Real de Madrid con Tosca, y recogió un éxito sensacional que lo haría volver a menudo a ese teatro, hasta 1928.
El 28 de noviembre de 1923, hizo su primera presentación en el Metropolitan como Cavaradossi (Tosca), luego Il Duca di Mantova (Rigoletto); el protagonista de L’ amico Fritz; Radamés (Aida); Canio (Pagliacci); Don José (Carmen); Rodolfo (La Bohème) y el protagonista de Andrea Chénier y Les Contes d’ Hoffmann.
Cantó alrededor de cuarenta veces en la sala neoyorquina, pero la competencia de Gigli y Martinelli se hizo sentir tan fuertemente que abandonó la compañía.
En 1923-24 actuó en La Scala, y en 1926 tuvo oportunidad de participar en el estreno mundial de Turandot, en ese teatro. Poco tiempo después comenzaron sus problemas vocales, manifestados en oscilaciones de la voz y pérdida de homogeneidad en el timbre.
Se retiró de la escena alrededor de 1935. Tomó parte en la Guerra Civiel española, a favor de los nacionalistas. Falleció en La Coruña el 30 de mayo de 1938, a los cuarenta y cuatro años.
Fue uno de los cantantes más populares de su tiempo, ya que a las particularísimas características de su voz unía una personalidad escénica de gran magnetismo.
La voz de Miguel Fleta, demasiado gutural por momentos, se extendía con facilidad al agudo. Toscanini lo distinguió por su ductilidad musical, y le confió varias óperas entre las que se contó el estreno de Turandot que, personalmente, pensamos que no era una ópera para él, como tampoco para Gigli, que era al parecer la primera opción de Puccini. Este último nunca incorporó la ópera a su repertorio. Zandonai consideró a Fleta como ideal intérprete de sus obras.
Con el tiempo comenzó a extenderse con las notas filadas, y las mantenía hasta el último fiato. Posteriormente aparecieron las grandes oscilaciones antes aludidas, que arruinaron los momentos culminantes de las arias.
Todos sus discos fueron muy populares y difundidos. Su Ay, Ay, Ay batió marcas de venta.

Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – 100 GRANDES CANTANTES DEL PASADO

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1910 – Estreno en el Metropolitan de Nueva York de la ópera en tres actos KÖNIGSKINDER (Los niños del rey) de Engelbert Humperdinck; sobre libreto de «Ernst Rosmer» (Else Bernstein-Porges).
Intérpretes: Farrar, Homer, Jadlowker, Goritz. Director: Hertz.

Fuente:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA

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Maurice Ravel1937 – Fallecimiento en París (Francia) del compositor MAURICE RAVEL. Había nacido en Ciboure (Pirineos franceses) el 7 de marzo de 1875. El compositor más importante después de la muerte de Debussy, en cuyas huellas comenzó; uno de los creadores más brillantes del siglo, que en ningún momento da la impresión de experimentar en medio de tantos experimentadores que lo rodean. Una vida curiosamente simple, sin acontecimientos exteriores; y casi desprovista de fuentes en que podría indagarse más sobre su personalidad, que permanece en las sombras detrás de sus tan luminosas obras. La primera etapa, impresionista, es pronto superada y fuertes impulsos rítmicos llevan a RAVEL hacia un estilo personal, quizá algo neoclasicista, lleno de chispa, de gracia, de melodía encantadora, de armonías politonales y de instrumentación espléndida. Varios de sus temas musicales provienen de su país de origen: son vascos con influencia española. La fama de RAVEL se inició con el cuarteto de cuerdas compuesto en 1904 (aunque no inmediatamente); en 1923 y 1927 se anuncian los primeros síntomas de una grave enfermedad, cuyo origen se desconoce y que paulatinamente paraliza todos los nervios del cuerpo. Durante sus últimos no es RAVEL más que un ser apático y como ausente. Entre sus geniales obras enumeraremos: las óperas L’heure espagnole y L’enfant et les sortilèges; los ballets Daphnis et Chloe, Ma mère l’Oye, La valse, Bolero; los poemas sinfónicos Scheherazade (con canto) y Rhapsodie espagnole; el Concierto de piano en Sol mayor y otro, en Re mayor, para la mano izquierda solamente; el Cuarteto de cuerdas, Introduction et Allegro, Trío en La menor, Sonata para violín y violoncelo, Sonata para violín y piano, Tzigane (rapsodia para violín y piano y su versión para orquesta); para piano, Sérénade grotesque, Pavane pour une infante défunt (1899, más tarde instrumentada), Jeux d’eau (1901), Sonatine (1905), Miroirs, Gaspard de la Nuit, Valses nobles y sentimentales, Le tombeau de Couperin (1917); para canto, Histoires naturelles, Chansons populaires grecques, Trois poèmes de Mallarmé, Mélodies hébraïques, Chansons madécasses, Don Quichotte à Dulcinée, Rêves, etc. Además la famosa instrumentación de Cuadros de una exposición, de Mussorgsky.

Fuente:
Pahlen, Kurt – DICCIONARIO UNIVERSAL DE LA MÚSICA

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Paul Hindemith1963 – Fallecimiento en Francfurt (Alemania) del compositor PAUL HINDEMITH. Había nacido en Hanau (cerca de Francfurt) el 16 de noviembre 1895. Estudió con Arnold Mendelssohn y Bernhard Sekles en el Conservatorio de Francfurt. A los veinte años fue concertino de la Opera de Francfort y luego fundó el destacado cuarteto Amar-Hindemith, en el que tocaba la viola. Componía con increíble facilidad, formó parte de la vanguarda en los años de agitación musical (y política) que siguieron a la Primera Guerra Mundial y fue un revolucionario acogido con entusiasmo que defendió su propia idea de la atonalidad.
Desde su juventud fue un apasionado del teatro musical; sin embargo, sus primeros intentos (Mörder, Hoffnung der Frauen y Das Nusch-Nuschi, ambos de 1921) fracasaron, y no sólo porque fuera imposible poner en música esos textos. Tampoco con Sancta Susanna, Hin und zurück y Neues vom Tage logró algo definitivo. Pero luego apareció Cardillac (1926) y reveló al compositor realmente importante que se ocultaba detrás de la imagen de joven rebelde. También la ópera infantil Wir bauen eine Stadt se puede calificar de gran acierto. Con ella creó Hindemith un ejemplo magistral de pieza pedagógica o escolar que en ese momento conoció su primer florecimiento.
Hindemith se fue de Alemania en 1934, cuando su música fue declarada intolerable por el Tercer Reich. Después de una larga permanencia en Suiza se instaló en Estados Unidos, donde ejerció una actividad incansable como profesor y compositor. En Zurich estrenó su obra más madura y tal vez más importante, Mathis del Maler (Mathis el pintor). Zurich fue asimismo la ciudad que, después de la Segunda Guerra Mundial, acogió dentro de sus murallas como profesor al inquieto Hindemith. El drama sobre la vida de Kepler, Die Harmonie der Welt, estrenado en 1957, encontró una recepción a medias (mientras que la suite orquestal obtuvo un reconocimiento pleno); Das lange Weihnachtsmahl, en cambio, recibió en 1961 una gran aprobación, que también obtuvo Der Mainzer Umzug, una obra completamente diferente, compuesta para la celebración del segundo milenio de la fundación de la ciudad.

Fuente:
Phalen, Kurt – DICCIONARIO DE LA OPERA