28 de agosto
|1733 – Estreno en el Teatro San Bartolomeo de Nápoles de la ópera (intermezzo) en dos actos LA SERVA PADRONA de Giovanni Pergolesi; libretto por G. A. Federico. La obra se representó en el entreacto de la ópera seria «Il Prigioniero Superbo» de Pergolesi. Intérpretes de la premiére: Monti, Corrado.
LA SERVA PADRONA (La Criada Señora) fue el centro de las polémicas conocidas como «La Querella de los Bufones» mantenidas en París en 1752, entre los defensores de la tradición lírica francesa y los partidarios de los «bufos italianos», a la cabeza de los cuales se hallaba Juan Jacobo Rousseau y los enciclopedistas, que consideraron a la obra de Pergolesi como un emblema libertario opuesto al absolutismo real representado por la » Tragedie Lyrique».
La importancia de La Serva Padrona no sólo radica en su gran calidad, sino en que abre el camino a la Ópera Bufa que con sucesivas alteraciones ha llegado hasta nuestros días, relegando para la historia a la llamada Ópera Seria. En esta obra encontramos por vez primera el papel de la «Soubrette» es decir, una ingeniosa sirvienta más astuta que su amo.
Fuentes:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
Libretto bilingüe (italiano-español):
http://www.supercable.es/~ealmagro/kareol/obras/serva/libreto.htm
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1850 – Estreno en el Court Theater (Weimar, Alemania) de la ópera en tres actos «LOHENGRIN» de Richard Wagner; con libretto del compositor, basado en un poema épico alemán anónimo.
Intérpretes de la premiére: R. von Milde, Fastlinger, K. Beck, F. von Milde, Höfer, dirigidos por Franz Liszt.
Fuente:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
Libreto bilingüe (alemán-español):
http://www.geocities.com/Vienna/Choir/7652/lohengrin/acto1.htm
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1867 – Nacimiento en Foggia (Italia) del compositor UMBERTO GIORDANO. Alumno del Conservatorio de Nápoles, Giordano escribe a los 25 años su primera ópera Mala vita (1892), a la que sigue dos años más tarde Regina Díaz. Sólo su tercera obra escénica Andrea Chénier tiene un éxito definitivo. Esta ópera sumamente teatral, que, al pintar algunos episodios de la vida del poeta francés da una idea del desarrollo dramático progresivo de la Revolución Francesa y muestra a Giordano en la cima de su arte: un compositor melódico de tendencia mitad francesa, mitad italiana, un artista del color y de la caracterización de la orquesta y del teatro, un hábil adaptador de todos los recursos escénicos, musicales y folklóricos. Lo mismo se puede decir de Fedora, que la sigue en 1898. Siguen Siberia (1903), Marcella (1907), la ópera en un acto Mese Mariano, Madame Sans-Gêne (1915), La cena delle beffe (1924) y en 1929 la ópera cómico-fantástica Il Re, cuyo estreno dirigió Toscanini en La Scala de Milán, una obra de clarificación y de madurez comporable al Gianni Schicchi de Puccini, y como ésta superando al verismo mediante el humor, una ligereza juguetona y una serenidad sublime en la letra y en la música. El maestro GIORDANO falleció en Milán, el 12 de noviembre de 1948.
Fuente:
Jacob, Walter – EL ARTE LIRICO
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1894 – Nacimiento en Graz (Austria) del director KARL BÖHM. Mientras realizaba un doctorado en Leyes (1919) en Graz, estudió música en Viena con Eusebius Mandyczewski y Guido Adler. Después de su entrenamiento en Graz, debutó dirigiendo Der Trompeter von Säckingen de Nessler, 1917. LLevado por Walter a Munich (1921-27), luego ocupó posiciones en Darmstadt (1927-31), Hamburgo (1931-33), Dresde (1934-42) y Viena (1943-45). Su regreso a la Opera de Viena como director musical luego de la reconstrucción del teatro en 1954 fue por sólo dos años y el resto de su vida intervino como director invitado, incluyendo apariciones en Salzburgo y Bayreuth. Su debut en el Metropolitan fue el 31 de octubre de 1957, dirigiendo Don Giovanni, y regresó frecuentemente a la sala neoyorquina; en 16 temporadas, dirigió 253 funciones del repertorio alemán (incluyendo las premiéres en el Met de Frau ohne Schatten y Wozzeck) y Otello. Notable por su economía técnica, estilo insinuante, alcanzó la autoridad estilística de su relación con predecesores como Muck y Walter, y especialmente con Strauss en Dresde, donde Böhm dirigió las premiéres de Die Schweigsame Frau (1935) y Daphne (1938). El maestro BÖHM falleció en Salzburgo, el 14 de agosto de 1981.
Fuente:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
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1913 – Nacimiento en Brooklyn (N.Y., Estados Unidos) del tenor RICHARD TUCKER. Durante algunos años se desempeñó como cantor de sinagogas y en el Jewish Center de esa ciudad. En 1936 se casó con Sarah Perlemuth, hermana del tenor Jan Peerce. Tomó clases de canto con Paul Althouse y trató de familiarizarse con el repertorio italiano a través de un serio trabajo con el maestro Canarutto. Debutó como Alfredo (Traviata) en 1943 en el ámbito de la Salmaggi Opera (Jolson Theatre) de su ciudad natal. Luego hizo dos audiciones con Edward Johnson, ex-cantante lírico y director del Metropolitan, que le valieron un estímulo y el encargo de estudiar el papel de Enzo en La Gioconda. El 25 de enero de 1945 hizo su primera presentación en esa compañía con la ópera de Ponchielli. Enzo fue vehículo para variados lucimientos de Tucker. Lo cantó en Chicago en 1957 y 1959, pero el hito más importante se había producido el 2 de agosto de 1947 en la Arena de Verona cuando compartió el debut italiano de Maria Callas, intentando él mismo hacer una carrera en ese país. En ese elenco histórico participaron también Elena Nicolai, Carlo Tagliabue y Nicola Rossi-Lemeni, dirigido por Tullio Serafin.
Fue contratado en el Met para la temporada 1945/46 e incorporó en esos días las óperas La Traviata y Rigoletto. En 1946/47 aparecieron el falso Dimitri (Boris Godunov) y Pinkerton (Madama Butterfly). En 1947/48 se sumaron Rodolfo (Bohème), Riccardo (Ballo in Maschera) y Turiddu (Cavalleria). En el último año de la administración Johnson (1949) Tucker incorporó al Edgardo de Lucia (en muchas actuaciones junto a Lily Pons), Gabriele de Simon Boccanegra (con Warren) y Des Grieux de Manon Lescaut. En 1950 fue Cavaradossi (Tosca) y Tamino (Zauberflöte). Rudolf Bing inauguró su período con un Don Carlo protagonizado por Björling y Cesare Siepi. Tucker estuvo muy pronto junto al tenor sueco dividiendo honores en ese rol verdiano. Luego aparecieron Alfred (Die Fledermaus) y a principios de 1951 el protagonista de Faust. Los papeles nuevos de 1951/52 fueron Ferrando (Cosí fan tutte, en lengua inglesa) y Don José (Carmen). En noviembre de 1952 apareció su Don Alvaro (Forza del destino) y a fines de 1954 el protagonista de Andrea Chénier. La temporada 1955/56 se abrió con Les Contes d’Hoffmann dirigida por Pierre Monteaux. El repertorio de Tucker se enriqueció en 1957 con Lensky (Oneguin) y en enero de 1961 cantó Martha (en inglés) con una impensada Victoria de los Angeles como Lady Harriet. A partir de esa fecha su repertorio se volcó hacia los personajes de marcado carácter spinto: Dick Johnson (Fanciulla del West, octubre 1961), Calaf (Turandot, noviembre 1961), Manrico (Trovatore, diciembre 1963), Radamés (Aida, ya tenía dos grabaciones comerciales con Toscanini y Serafin, sin haberlo cantado en escena hasta ese momento), Rodolfo (Luisa Miller, febrero 1968, con Montserrat Caballé), Canio (Pagliacci, enero 1970) y Samson (Samson et Dalila, diciembre 1971). Tucker tenía pensado llevar al Metropolitan La Juive de Hálevy, pero su muerte impidió la concreción del proyecto. Celebrando sus bodas de plata con la compañía participó en 1970 en una gala en su honor junto a Joan Sutherland, Renata Tebaldi y Leontyne Price.
Otra ciudad que lo aplaudió fue Toronto. También Chicago, en presentaciones organizadas por diversas compañías entre 1946 y 1964. En San Francisco debutó en septiembre de 1964 como Il Duca di Mantova (Rigoletto), inaugurando el período directorial de Kurt Herbert Adler y con el regreso de Leonard Warren a la compañía. Luego cantó su Don Alvaro (Forza) con el mismo barítono y participó en una gala con el primer acto de La Bohème junto a Carteri, Guarrera y Siepi. Volvió al año siguiente como protagonista de Andrea Chénier con la Maddalena de Tebaldi. Regresó recién en 1965 con el mismo título y partenaire anteriores, esta vez con el Gérard del malogrado Ettore Bastianini. Las actuaciones sudamericanas de Tucker comenzaron a afirmarse a partir de 1960 a causa de una mayor valoración de su personalidad artística. De los inicios en el Teatro Colón de Buenos Aires en 1960 a su definitiva consagración en 1965, sus acciones se cotizaron muy alto. Ese año fue un excelente Cavaradossi (Tosca) al lado de Régine Crespin y Cornell McNeil, que decepcionaron en muchas facetas de la ópera. Giuseppe Di Stefano, que estaba programado para Un Ballo in Maschera, regresó a Europa luego de una desconcertante función de Tosca y Tucker lo reemplazó con todos los honores. En 1966 sus vibrantes encarnaciones de Enzo en La Gioconda (con Elena Suliotis) y Des Grieux en Manon Lescaut (junto a Caballé) conquistaron el favor de público y crítica.
El viejo continente nunca aceptó por completo el estilo de Tucker pero eso no impidió que se presentara en Roma (Manon Lescaut), Florencia (Ballo in Maschera) e incluso llegase a La Scala en 1969 con Luisa Miller. En el Liceo de Barcelona interpretó un estremecedor Eléazar en La Juive en 1974, poco antes de su muerte. Había probado esta ópera en un concierto neoyorquino en 1964, con un exitoso desempeño escénico en Nueva Orleans (1973). RICHARD TUCKER falleció en Kalamazoo, Michigan, el 8 de enero de 1975, y fue el único cantante lírico que tuvo el honor de ser velado en el escenario del Metropolitan.
Ha sido uno de los artistas más criticados por algunos aficionados. Por un lado se objetaba su falta de «italianidad» en el repertorio peninsular y por otro el empleo de formas expresivas pertenecientes al pasado. Es cierto que su dicción era caprichosa y que masticaba las palabras con el consiguiente daño del fraseo, pero también que fue dueño de una sólida musicalidad. Su bonhomía hizo época y fue uno de los tenores más apreciados por otros colegas. Confinado durante lustros al ámbito norteamericano por la indiferencia europea y sudamericana, Tucker se hizo de un repertorio importante y demostró un vasto espectro de posibilidades canoras y expresivas. Si no era un actor, se desplazaba en los escenarios con galanura y sus caracterizaciones eran convincentes a pesar de poseer un físico poco agraciado.
Con el pasar de los años y el consiguiente desgaste de los tenores italianos de la hora (Di Stefano, Del Monaco, Corelli) que por distintos motivos no podían acaparar todas las salas de primera magnitud, la tarea de ocupar esos puestos cayó sobre las espaldas de Carlo Bergonzi, mientras que Richard Tucker empezó a gozar de protagonismo mundial y una mayor aceptación. Con gran acierto no cambió su estilo de canto que contenía una cuota abundante de sollozos, golpes de glotis, entrecortamiento de palabras y todo el bagaje que tanto critican los puristas. Lo que comenzó a comprender el público fue que Tucker exhibía las excelencias de un canto espontáneo, atractivo, valiente y sin claudicaciones
La voz de Tucker no gozaba de la belleza total que adornaba a la de Beniamino Gigli, quien compartía su modalidad interpretativa y había sido su antecesor en el campo de la expresión. Su timbre estaba dotado de un metal especial, pujante y dúctil, lo que paliaba la falta de hermosura convencional. Su técnica era excelente y a través de ella logró vencer el paso del tiempo, dándose el lujo de pasearse por todos los estilos y los papeles más agotadores (muchos Radamés, Dick Johnson, Don Carlo, Riccardo y tantos más) sin mayores marcas de agotamiento. Al final de su vida (y también como Gigli) podía afrontar las obras más complicadas. Este fenómeno tiene especial incidencia en nuestros días, cuando hay tantas voces jóvenes gastadas y el género spinto y heroico está en manos de cantantes que exhiben un mal gusto y una grosería de canto que estaba ausente en los divos de antaño. Tucker no fue un tenor de agudos centelleantes a lo Lauri-Volpi ni los necesitó. Privado de la posesión del Do, se conformó con dominar el Si natural agudo hasta el final de sus días con un cómodo empleo del Si bemol. Fue maestro en el manejo de la cobertura y el pasaje e hizo palidecer al mismo Björling, que tanto tuvo que luchar para estabilizar esa zona espinosa. Sin embargo, el tenor sueco lo aventajó en el favor de los públicos a causa de un timbre más agradable y de un mayor dominio de los agudos.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – CALLAS Y 99 CONTEMPORANEOS
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1929 – Nacimiento en Budapest (Hungría) del director ISTVAN KERTESZ. Comenzó sus estudios musicales en la niñez, tomando lecciones de piano y violín en forma privada. Continuó luego su entrenamiento violinístico en la Academia Ferenc Liszt de Budapest, estudiando también composición bajo la supervisión de Weiner y Kodály. Continuó sus estudios de dirección orquestal con László Somogyi, y al mismo tiempo enriqueció sus conocimientos estudiando las interpretaciones de Otto Klemperer, que en ese entonces se encontraba trabajando en la Ópera Estatal Húngara. En 1953 fue designado director residente en Györ, trasladándose dos años más tarde a Budapest, donde fue contratado como preparador y director de orquesta. Debido a la rebelión húngara y posterior respuesta soviética de 1956, KERTESZ se trasladó con su familia a Alemania, donde adquirió la ciudadanía germana.
De 1958 a 1963, KERTESZ fue direrecto general de música en Augsburgo. Su debut británico tuvo lugar en 1960 con la Orquesta Filarmónica Real de Liverpool, seguido luego con actuaciones con la Orquesta Sinfónica de Londres en 1961. Su debut norteaméricano se produjo en 1961 en una gira con la orquesta sinfónica de la NDR (Radio del Norte de Alemania), con éxito de crítica y público. Fue designado en 1964 director general de música en Colonia (Alemania) y en 1966 debutó en el Covent Garden dirigiendo Un ballo in maschera. En 1966 sucedió a Pierre Monteux en la dirección de la Orquesta Sinfónica de Londres, con la que realizó una gira mundial. En1971, se convirtió en el director de la orquesta Gürzenich de Colonia, un puesto que conservó hasta su muerte, acaecida dos años después.
KERTESZ fue, decididamente, un director no intervencionista, escrupulosamente atento a las indicaciones del compositor: sus interpretaciones fueron notables por su musicalidad más que por su individualismo. Presentó en Colonia, la premier alemana de Stiffelio de Verdi y La clemenza di Tito de Mozart, obra que grabó en disco, por primera vez en forma completa.
Kertész grabó para Decca un extraordinario Castillo de Barbazul (Bartok), con Christa Ludwig y Walter Berry. Su grabación de las sinfonías completas de Dvorák, Brahms, y Schubert symphonies, todavía ocupan un honorable lugar entre las mejores versiones discográficas de esas obras. La primera grabación occidental del Háry János de Kodály (versión completa de la ópera) fue realizada por la Sinfónica de Londres, bajo la dirección de Kertész. La versión hecha para el sello Decca del Réquiem de Dvorák y los Psalmus Hungaricus de Kodaly son otro legado de este artista extraordinario, tan tempranamente desaparecido.
Además de las obras de Bartók, KERTESZ fue un infatigable intérprete de las de Stravinsky, Henze y Britten. El Billy Budd de Britten fue presentada por primera vez en Alemania bajo la dirección de Kertész, quién también estrenó el Réquiem de Guerra en Viena.
ISTVAN KERTESZ murió a la edad de 43 años, trágicamente ahogado en la costa israelí el 16 de abril de 1973.
Fuente:
http://www.answers.com/
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1931 – Nacimiento en Amsterdam (Holanda) de la soprano CRISTINA DEUTEKOM. Estudió con Johan Thomas y Coby Riemensma en el Conservatorio de Amsterdam; debutó como la Königin der Nacht (Reina de la Noche), Amsterdam, 1963. Cantó este rol emblemático en su debut en el Metropolitan (28 de septiembre de 1967), La Scala, Covent Garden (1968) y Hamburgo. En tres temporadas en la sala neoyorquina, cantó quince funciones que incluyeron Donna Anna y Hélène (Vêpres Siciliennes). En el Teatro Colón de Buenos Aires se presentó en la temporada 1972 como Elvira en I Puritani junto a Alfredo Kraus.
Dice Valenti Ferro: “Soprano lírica de apreciable caudal y una extraordinaria extensión, tiene todas las notas y las emite con facilidad y limpidez. Su sobreagudo es tan amplio como fulgurante y su técnica de coloratura bien podría calificarse de sensacional. Sabe, además, valerse con destreza de la media voz. No posee, ciertamente, el privilegio de una bella voz, ni su canto es especialmente interesante. Falta intención a su fraseo, sentido dramático, capacidad para transmitir un estado de ánimo”.
Fuentes:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
Valenti Ferro, Enzo – LAS VOCES – TEATRO COLON: 1908-82
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1931 – Nacimiento en Liverpool (Inglaterra) del bajo-barítono JOHN SHIRLEY-QUIRK. El distinguido bajo-barítono, John (Stanton) Shirley-Quirk, cantó en el coro del Holt High School, Queen’s Drive, Childwall Five Ways, Liverpool, donde tuvo como maestro de música al Dr. Marshall. En un comienzo estudió violín y obtuvo una beca para dicho instrumento. Luego, en la Universidad de Liverpool, donde estudió química y física, estudió canto con Austen Carnegie. Sus estudios fueron interrumpidos para servir en la Royal Air Force, hasta 1957 en que se estableció en Londres para estudiar con Roy Henderson. Su apellido está compuesto del nombre del lugar de donde provienen sus ancestros (Shirley, en Derbyshire) y su denominación celta en lenguaje propio de la Isla de Man.
Hizo su debut operístico en 1961 como el Doctor en Pelléas et Mélisande en el Festival de Glyndebourne. De 1946 a 1976 fue un miembro destacado del English Opera Group, donde adquirió renombre por sus extraordinarias actuaciones en muchas de las obras de Britten, incluyendo El Hijo Pródigo, presentado en los festivales de Aldeburgh, Versalles, Ciudad de Londres, Flandes y Edimburgo. Estrenó los roles de las últimas cinco óperas de Britten. En junio de 1973, hizo todos los roles de barítono de Muerte en Venecia de Britten. En 1973 cantó en el Covent Garden londinense. En 1974 debutó en el Metropolitan Opera de Nueva York, como el Viajante de Muerte en Venecia. En julio de 1977 creó el role de Lev en The Ice Break de Tippet, en el Covent Garden.
JOHN SHIRLEY-QUIRK ha adquirido renombre por sus magistrales interpretaciones en el repertorio orquestal y de recital, abarcando desde el barroco hasta obras del siglo XX. Se lo puede escuchar habitualmente con las mejores orquestas del mundo, especialmente en Inglaterra, Estados Unidos y Europa. Hizo diversas presentaciones con la Orquesta Filarmónica de Israel (1965, 1970). Sus interpretaciones operísticas incluyen los principales roles, cantados en el Covent Garden, La Scala, y Metropolitan Opera de Nueva York.
También ha realizado numerosas giras como artista de concierto. Ha formado parte también de producciones de ópera para televisión, con notables interpretaciones de Billy Budd y Eugene Onegin. Ha realizado más de cien grabaciones en los principales sellos internacionales, incluyendo obras de Monteverdi, Bach, Händel, Haydn, Mendelssohn y Berlioz, muchas de las cuáles han sido premiadas. En 1975, le fue otorgado el título de Comandate de la Orden del Imperio Británico.
Fuente:
Bach Cantatas Website – http://www.bach-cantatas.com/
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1941 – Nacimiento en Old Farge (PA, Estados Unidos) del bajo PAUL PLISHKA. De niño estaba interesado en la agricultura y el fútbol, aunque también tomó clases de guitarra. Su maestro insistió en que adiestrara su voz, para cantar canciones populares mientras tocaba la guitarra. Cuando la familia se trasladó a Paterson, New Jersey, PLISHKA se incorporó al coro escolar. Muy pronto se le ofreció el papel de Judd Fry en la producción escolar de Oklahoma! Fue descubierto por Armen Boyajian, quién estaba comenzando un taller local de ópera. Plishka se unió entonces al Boyajian’s Paterson Lyric Opera Theatre.
PLISHKA cantó los roles de Raimondo en Ludia di Lamermoor, Guardiano en La Forza del Destino, y Felipe II en Don Carlo cuando sólo tenía 21 años. Mientras tanto, Boyajian le daba lecciones de canto. PLISHKA fue su primer alumno y Boyajian fue su único maestro.
A los 23 años, ganó el concurso Baltimore Opera Auditions, y luego obtuvo un premio en las Metropolitan Opera Regional Auditions. Gracias a ello, firmó un contrato con la compañía itinerante y, debutando en el escenario como el Monje de La Gioconda en 1967, al que siguieron distintos papeles, como el Sacristán de Tosca y Benoit de La Bohème.
En su segunda temporada realizó 118 representaciones, en papeles generalmente pequeños, aunque fue asumiendo progresivamente roles más importantes hasta que, finalmente, cantó Leporello en Don Giovanni y Felipe II en Don Carlo.
Después de algunos años, comenzó a cantar en otros escenarios y a desempeñar papeles más importantes. Debutó como Mefistófeles en La condenación de Fausto de Berlioz en Estrasburgo (1974) y también fue asumiendo en el Met papeles de mayor responsabilidad, culminando con su presentación como Boris Godunov en 1983. Su canto y su actuación (que incluía una atrevida caída), electrificaron a la audiencia.
Ha cantado casi todos los papeles mayores de bajo en importantes teatros operísticos. Cuando cumplió su vigésimo quinta temporada en el Met fue honrado por esta institución con su inclusión en los principales roles verdianos para su cuerda, incluyendo su debut como Falstaff.
PLISHKA es también un renombrado cantante de concierto y se ha presentado con los principales directores y orquestas del momento. Continúa aún en el Met, donde ha participado de más de 1,000 funciones, apareciendo también con frecuencia en otras salas importantes de Estados Unidos y Europa. Ha sido incluido en el «Hall de la Fama de los Grandes Cantantes Operísticos Norteamericanos».
Fuente:
http://www.answers.com/
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1948 – Nacimiento en Padua (Italia) de la mezzosoprano LUCIA VALENTINI-TERRANI. Estudió en el Conservatorio de Padua y más tarde en la Academia Benedetto Marcello en Venecia. Debutó en La Cenerentola, Brescia. Cantó éste y otros roles rossinianos en La Scala (1973), Chicago, Covent Garden y Teatro Colón de Buenos Aires. Debutó en el Metropolitan como Isabella en L’Italiana in Algeri (16 de noviembre de 1974). Cantó el rol de Quickly (Falstaff) dirigida por Giulini, Los Angeles, 1982. Cantó también algunos roles travestidos como Tancredo, Malcolm en La donna del lago, Pippo en La gazza ladra, Calbo en Maometto II, Arsace en Semiramide, Isolier en La comte Ory, etc. También cantó algunos rles del repertorio barroco, entre ellos L’Orfeo de Monteverdi, y Bradamante en la Alcina de Haendel. Sin embargo, VALENTINI TERRANI no se limitó al belcanto y amplió su repertorio incluyendo roles como Dorabella, Éboli, Quickly, Mignon, Octavian, Charlotte, Dulcinée.
En 1996 le diagnosticaron leucemia y concurrió a la famosa Fred Hutchinson Cancer Research Center en Seattle para un tratamiento, donde su colega y amigo José Carreras había sido atendido por la misma afección. Fue sometida a un transplante de médula ósea pero, lamentablemente, ella no tuvo igual suerte que Carreras falleciendo a consecuencia de complicaciones derivadas de dicho transplante el 11 de junio de 1998.
Dice Valenti Ferro: “Lucia Valentini-Terrani es una notable cantante, dueña de una voz de efectivo caudal y aterciopelado timbre, un fuerte centro y un registro agudo de extendidas posibilidades y graves decididamente artificiales. Posee una estupenda técnica de coloratura. Su agilidad vocal es en efecto electrizante; pero hay también mucho encanto y cierta sensualidad en sus cantabili. Es, además, muy musical, tiene un ritmo perfecto y una afinación sin fallas, y como actriz, si no especialmente talentosa, se muestra convincente.”
Fuentes:
Wikipedia – La enciclopedia libre
Valenti Ferro, Enzo – LAS VOCES – TEATRO COLON: 1908-82
Página oficial:
http://www.luciavalentiniterrani.it/