16 de noviembre
|1850 – Estreno en el Teatro Grande de Trieste de la ópera en tres actos STIFFELIO de Giuseppe Verdi (1813-1901); sobre libreto de Francesco Maria Piave (1810-1876), basado en la obra Le Pasteur, ou L’Évangile et le Foyer por Émile Souvestre y Eugène Bourgeois.
Intérpretes de la premiére: Marietta Gazzaniga, Gaetano Fraschini, Filippo Colini, Rainiero Dei, Francesco Reduzzi.
Argumento: La acción se desarrolla en el castillo de Stankar, en Alemania, a principios del siglo XIX. El pastor protestante Stiffelio, perseguido a causa de sus ideas, se refugia junto a su adepto el conde Stankar, y se casa con su hija Lina. La mujer, durante una ausencia del marido, lo traiciona con un gentilhombre, Rafael, a quien Stankar mata, vengando así el honor de la familia. Pero Stiffelio sostiene que es propio del buen cristiano perdonar, y aceptar el arrepentimiento de su joven esposa.
La ópera tuvo sus problemas con la censura, que la consideró blasfema; impuso la supresión de una escena en la que Stiffelio citaba el Evangelio, y quiso que se alterasen nombres y lugares. Con todo, el público no apreció el drama, reformado luego en Aroldo.
Fuente:
Bertelé, Antonio [et alt.] – ENCICLOPEDIA DEL ARTE LIRICO
Libreto biligüe italiano-español:
Website Kareol – http://www.geocities.com/ubeda2004/stiffelio/stiffelio.htm
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1895 – Nacimiento en Hanau (cerca de Francfurt, Alemania) el compositor PAUL HINDEMITH. Estudió con Arnold Mendelssohn y Bernhard Sekles en el Conservatorio de Francfurt. A los veinte años fue concertino de la Opera de Francfort y luego fundó el destacado cuarteto Amar-Hindemith, en el que tocaba la viola. Componía con increíble facilidad, formó parte de la vanguarda en los años de agitación musical (y política) que siguieron a la Primera Guerra Mundial y fue un revolucionario acogido con entusiasmo que defendió su propia idea de la atonalidad.
Desde su juventud fue un apasionado del teatro musical; sin embargo, sus primeros intentos (Mörder, Hoffnung der Frauen y Das Nusch-Nuschi, ambos de 1921) fracasaron, y no sólo porque fuera imposible poner en música esos textos. Tampoco con Sancta Susanna, Hin und zurück y Neues vom Tage logró algo definitivo. Pero luego apareció Cardillac (1926) y reveló al compositor realmente importante que se ocultaba detrás de la imagen de joven rebelde. También la ópera infantil Wir bauen eine Stadt se puede calificar de gran acierto. Con ella creó Hindemith un ejemplo magistral de pieza pedagógica o escolar que en ese momento conoció su primer florecimiento.
Hindemith se fue de Alemania en 1934, cuando su música fue declarada intolerable por el Tercer Reich. Después de una larga permanencia en Suiza se instaló en Estados Unidos, donde ejerció una actividad incansable como profesor y compositor. En Zurich estrenó su obra más madura y tal vez más importante, Mathis del Maler (Mathis el pintor). Zurich fue asimismo la ciudad que, después de la Segunda Guerra Mundial, acogió dentro de sus murallas como profesor al inquieto Hindemith. El drama sobre la vida de Kepler, Die Harmonie der Welt, estrenado en 1957, encontró una recepción a medias (mientras que la suite orquestal obtuvo un reconocimiento pleno); Das lange Weihnachtsmahl, en cambio, recibió en 1961 una gran aprobación, que también obtuvo Der Mainzer Umzug, una obra completamente diferente, compuesta para la celebración del segundo milenio de la fundación de la ciudad. Paul Hindemith falleció en Francfurt, el 28 de diciembre de 1963.
Fuente:
Phalen, Kurt – DICCIONARIO DE LA OPERA
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1896 – Nacimiento en Bakesfield (California, Estados Unidos) el barítono LAWRENCE TIBBETT. Desde muy joven abrazó la carrera de actor, trabajando en la «Civic Repertory Company» de Los Angeles y la compañía shakespeariana de Tyrone Power (padre). Prestó servicio en la marina durante la guerra (1917-18), y al fin de las hostilidades debutó como cantante en el escenario del Cine Graumen de Los Angeles. Estudió luego con Basil Ruysdale, y en Nueva York con Frank La Forge. Fue cantor, mientas tanto, de la iglesia de New Rochelle.
Obtenida una audición en el Metropolitan, debutó en esa sala el 24 de noviembre de 1923 como Lovitsky en Boris Godunov, a la que siguieron cuidadas y entusiastas interpretaciones de otros papeles secundarios como Fleville y D’Obigny. Luego fue apoyado por Gatti-Casazza, quien le dio oportunidades de creciente responsabilidad: Valentín, en Faust; Silvio, en Pagliacci, y el Sumo Sacerdote en Samson et Dalila. Sin embargo, la conquista del público neoyorquino la lograría a través de dos interpretaciones memorables. La primera tuvo lugar en enero de 1925 cuando Gatti-Casazza repuso Falstaff, protagonizado por Antonio Scotti -que estaba en plena decadencia vocal-. Confió el papel de Ford a TIBBETT, quien cumplió con creces la misión de completar un brillante elenco y dar vida al complejo personaje. La segunda fue la sustitución de Titta Ruffo en La cena delle beffe de Giordano, luego de la cuarta función de la ópera. Su Neri fue un desplante de voz e histrionismo, y ese mes de enero de 1926 se puede considerar como punto de partida de la excepcional carrera de TIBBETT.
Posteriormente fue un magnífico intérprete verdiano, con excelentes versiones de Germont, Amonasro, Simon Boccanegra, Rigoletto, Iago, Falstaff y Don Carlo (La forza del destino).
Brilló también en el repertorio francés: Escamillo, Valentín, los villanos de Les Contes d’Hoffmann.
Tuvo oportunidad de demostrar su musicalidad al encarnar al Golaud de Pélleas et Mélisande. Puccini no faltó en su repertorio, destacándose sus Marcello, Michele, Scarpia y Gianni Schicchi. En el Met también cantó Die Meistersinger (Kothner), L’Heure Espagnole (Ramiro), Tannhäuser, Romeo et Juliette, L’amore dei tre Re, El lacayo del rey, Cavalleria rusticana, Lohengrin, Lorelei, Jonny spielt auf, La fanciulla del West, Peter Ibbetson (en el estreno mundial), El emperador Jones (ídem), Caponsacchi y Peter Grimes. Totalizó alrededor de quinientas cincuenta y seis representaciones en la sala de Broadway y en giras.
Si se examina la impresionante lista de obras cantadas en el Met se puede notar la facilidad del artista para abordar diferentes autores, épocas y estilos. La voz era potente, bien timbrada, extendida hacia el agudo y el grave; la emisión, siempre controlada. Nunca se le negaron sus notables dotes de actor y la gran facilidad para abordar el repertorio peninsular sin agregar las inflexiones de su lengua materna, como lo harían sus epígonos Warren, Merrill y Milnes.
En Europa se lo conoció en el Covent Garden en 1937 con Aida, Tosca y Otello; al mismo tiempo se presentó en Estocolmo y Viena. Volvió al viejo continente diez años más tarde para dar conciertos en Londres y cantar óperas en Italia: Rigoletto en la Opera de Roma y en el Duse de Bolonia, en 1946.
Dio muchos conciertos en el Carnegie Hall y fue actor de innumerables filmes de gran éxito popular. En 1950 interpretó el papel de Thomas Norwood en The barrier de Meyerowitz, y se retiró de la escena. LAWRENCE TIBBETT falleció en Nueva York, el 15 de julio de 1960.
En un medio dirigido y acaparado por italianos de bien ganada fama, Tibbett logró -con ansia de superación y tenacidad- ocupar el honroso puesto de privilegio que había sido patrimonio de artistas de la talla de Ruffo, De Luca y Danise.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – 100 GRANDES CANTANTES DEL PASADO
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1952 – Fallecimiento de la soprano SALOME KRUSHENISKY a los 80 años de edad. SALOME KRUSHENISKY había nacido en Tarnopol (Galizia austríaca) el 23 de septiembre de 1872. Hija de nobles rutenos, estudió en el conservatorio de Lvov, perfeccionándose luego en Milán. Su carrera comenzó allí, alrededor de 1892; tomó parte en compañías que actuaron en Cracovia y Odesa.
En 1896 cantó por primera vez en Italia -Teatro Ponchielli de Cremona- en obras como Marion Delorme, Manon Lescaut y Les Huguenots; en 1898 fue contratada por la Opera de Varsovia, donde triunfó como Aida, papel que cantaría muy a menudo en años posteriores.
En 1902 se hizo oír en la Opera de París como Elsa en Lohengrin; en 1904 tuvo lugar la reivindicatoria reposición de Madama Butterfly, anteriormente citada, que se representaba con modificaciones luego del fracaso de La Scala. Debutó en el Costanzi de Roma en 1904. Regresó al año siguiente. Fue conocida en La Scala en 1906/07 al interpretar Salomé, Tristan und Isolde. Participó en el estreno de Gloria de Cilea. A partir de esa fecha abandonó los personajes verdianos y los pertenecientes a la Grand Opéra, polarizando su actividad en títulos como Lorelei, Mefistofele, Lohengrin, Die Walküre y Götterdämerung.
También prefirió las óperas de Richard Strauss. Estrenó Elektra en Italia (La Scala, 1909). Ese entusiasmo por el repertorio moderno le valió éxitos rotundos, como una Louise que cantó en Buenos Aires en 1910, y el estreno mundial de Fedra de Pizzetti, en La Scala, en 1915.
Alrededor de 1920 se retiró definitivamente de la escena, al interpretar Lorelei y Lohengrin en el San Carlo de Nápoles.
Poseyó una voz de características sumamente personales; un timbre penetrante y un registro agudo de envidiable rendimiento. Esas cualidades positivas la acompañaron a través de todas su carrera. Las crónicas de la época recuerdan su entrada de Butterfly, en el Grande de Brescia, coronada por un poderoso re bemol sobreagudo que pareció signar la futura fortuna de la ópera.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – 100 GRANDES CANTANTES DEL PASADO
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1993 – Fallecimiento en Munich (Alemania) de la soprano LUCIA POPP a los 54 años de edad. LUCIA POPP había nacido en Uhorská Ves (Bratislava) el 12 de noviembre de 1939. Estudió con Anna Prosence-Hrusovska en la Academia de Bratislava. Debutó en 1963 en Bratislava como Königin der Nacht (Die Zauberflöte). Comenzó su carrera con magníficas interpretaciones de roles de soprano de coloratura, y conforme pasaron los años, se orientó más hacia papeles líricos para finalizar cercana al repertorio dramático en papeles de Wagner y Strauss.
Quizá su papel más conocido sea Reina de la Noche, en una grabación legendaria de 1963 de La flauta mágica de Wolfgang Amadeus Mozart, dirigida por Otto Klemperer rodeada por figuras importantísimas como Nicolai Gedda, Gundula Janowitz, Walter Berry, Elisabeth Schwarzkopf y Christa Ludwig.
Destaca su timbre clarísimo, pleno y cálido, así como su técnica impecable. Está considerada una de las más importantes sopranos de coloratura posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Debutó en los principales teatros del mundo: Salzburgo, Múnich, y Londres.
Lucia Popp hizo su debut como Reina de la Noche en la Ópera Estatal de Viena en 1969. Ese mismo año debutó en el Metropolitan Opera, con el mismo papel. En La Scala de Milán cantó Musetta de La Boheme dirigida por el legendario Carlos Kleiber.
Además de la Reina de la Noche, Lucia Popp fue muy conocida por otros papeles mozartianos como Pamina en La flauta mágica , Susanna (Las bodas de Fígaro), Ilia en Idomeneo y Fiordiligi(Così fan tutte), así como Eva, en Los Maestros Cantores de Nuremberg, de Richard Wagner.
Consumada liederista en canciones de Schubert y Schumann afrontó la interpretación de papeles de óperas de Richard Strauss: en El caballero de la rosa primero como la ingenua Sophie y luego como la Mariscala, Arabella, Zerbinetta en Ariadne auf Naxos y la Condesa en Capriccio. Fue una importante intérprete ópera eslava, como La novia vendida de Bedřich Smetana y Rusalka de Dvorak y de opereta, en especial como Rosalinda en Die Fledermaus de Johann Strauss. De esta opereta existe una filmación de Popp como Rosalinda y Edita Gruberova, su otra coterránea famosa, como la mucama Adela.
En su vastísima discografía se encuentran también otros papeles mozartianos, como la Condesa Almaviva de Las bodas de Fígaro, Servilia en La clemenza di Tito y Constancia en Il sogno di Scipione y distinguidas contribuciones en obras sacras, misas, oratorios y ciclos orquestales como las Cuatro últimas canciones de Richard Strauss de la que fue interprete dilecta.
Fuente:
Wikipedia – La enciclopedia libre