11 de julio
|1807 – Nacimiento en Ober-Weckelsdorf, Sajonia (hoy Teplice, República Checa) del tenor JOSEF TICHATSCHEK. Estudió en Viena; intervino en el coro del Kärntnertor Theater, 1830. Cantó en Graz, Viena, luego hizo su debut en Dresden como el protagonista de Gustave III de Auber, 1837; permaneció allí durante treinta y tres años creando los roles de Rienzi (1842) y Tannhäuser de Wagner. JOSEF TICHATSCHEK falleció en Blasewitz (cerca de Dresde, Alemania) el 18 de julio de 1886.
Fuente:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
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1836 – Nacimiento en Campinas (Brasil) del compositor ANTONIO CARLOS GOMES. Fue el fundador de la ópera nacional de su país. Estaba tan dotado para el estudio de la música que el emperador Pedro II lo envió a Italia para que continuara sus estudios en el Conservatorio de Milán; allí, como es lógico, entró en la esfera de influencia de la ópera, que en Brasil apenas existía, y de este modo cayó bajo la influencia de Verdi. Escribió en consecuencia para el teatro musical y tuvo con su quinta ópera, Il guarani, estrenada en La Scala de Milán el 19 de marzo de 1870, un éxito resonante, que también aplaudió Verdi. Don Pedro II hizo traducir la obra del italiano (idioma en que fue compuesta, a pesar de que el texto en que se basa está en portugués) al idioma de su país y la hizo representar en Río de Janeiro en su cumpleaños. Desde entonces, Il guarani es la ópera nacional indiscutible del Brasil. Gomes aportó otras óperas al repertorio: Fosca (1873), Salvador Rosa (1876), Maria Tudor (1879), Lo schiavo (O scravo, 1889), su ópera más popular después de Il guarani, y por último, El cóndor. El favorito del emperador dejó de sentirse cómodo en la capital después de la proclamación de la república (1889); terminó su vida como director del Conservatorio de la lejana ciudad de Belém do Pará, el 16 de septiembre de 1896.
Fuente:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
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1925 – Nacimiento en Estocolmo (Suecia) del tenor NICOLAI GEDDA, siendo Ustinov el nombre de familia de su padre. La madre, Olga Gedda, tuvo mucha incidencia en la formación de su único hijo. A eso se debió que el tenor adoptara su apellido al comenzar su carrera artística. El padre Mijaíl Ustinov, fue un maestro de escuela que luchó junto a los rusos blancos, dejando su patria al producirse la revolución de 1917. Antes había participado en el coro de «Los cosacos del Don». Cuando Nicolai tenía cinco años la familia se trasladó a Leipzig. Mientras el padre trabajaba como cantor y maestro de coros descubrió que su hijo tenía oído absoluto y lo motivó para que se integrara a un quinteto vocal infantil e ingresara como niño soprano al coro de la iglesia. También le enseñó piano, órgano y balalaika. Este período se cerró en 1934 a causa del afianzamiento de los nazis en Alemania y la familia volvió a Suecia, donde Nicolai siguió con sus actividades canoras. Desde muy niño se interesó por los idiomas y se hizo un experto en latín, alemán e inglés, además del ruso y el sueco. Con posterioridad pudo agregar a la lista el italiano y el castellano. Cuando tenía dieciséis años Gedda perdió la voz, y como pensó que esto era irreversible se empleó en un banco. También hizo su servicio militar manejando un camión. Uno de los clientes de la institución donde trabajaba lo vinculó con el profesor de canto Karl Martin Oehman en 1948. Constató entonces que su voz estaba en condiciones de emprender un serio trabajo y sus esfuerzos fueron coronados con el premio Christine Nilsson que ganó en tres ediciones consecutivas. Años después y en Nueva York, otra maestra de Gedda sería Paula Novikova. En 1950 entró al Conservatorio de Estocolmo y mientras hacía sus cursos allí debutó en la Opera de esa capital como Chapelou en Le postillón de Longjumeau (6 de abril de 1952). Esta sala le vería su primer Lohengrin en 1966. Su futuro fue signado por el productor de discos Walter Legge, quien después de una exitosa audición lo contrató para la grabación de Boris Godunov que tenía planeada para ese tiempo. Legge también le proporcionó una vinculación con La Scala de Milán. En 1953 cantó en un versión de Don Giovanni dirigida por Karajan (Don Ottavio, en alternancia con Simoneau), en un elenco integrado por Schwarzkopf, Bruscantini, Petri y Noni. El 14 de febrero de ese mismo año intervino en Catulli Carmina, también con Karajan y Schwarzkopf. Con los mismos artistas brindó en 1955 una versión italiana de La flauta mágica, participando también Sciutti, Taddei y Zaccaria. Otra ciudad italiana que lo vio fue Génova.
Francia iba a ser importante en el desarrollo de la carrera de Gedda y desde 1954 se convirtió en un cantante indispensable para la actividad lírica de ese país. Su primer triunfo se produjo en la Opéra con Faust junto a Victoria de los Angeles. Después fue aplaudido como Tamino (esta vez en francés) y Huon en Oberon. Luego de ser artista estable de esa sala durante algún tiempo participó también en la Opéra-Comique, mientras hacía de París su lugar de residencia permanente. En 1954 se produjo la primera actuación de Gedda en el Covent Garden a través de Rigoletto cantado en inglés. Regresaría a menudo desde 1966, notablemente para Benvenuto Cellini. La carrera de este tenor se desarrolló desde entonces con gran empuje y la fama lo afianzó en el Festival de Salzburgo de 1957 con motivo de una reposición de Die Entführrung aus dem Serail. También cantó Escuela para Mujeres de Rolf Liebermann. En Viena había triunfado en 1954 con una versión de Carmen (en forma de concierto) dirigida por Karajan y protagonizada por la Simionato. En el festival Aix-en-Provence cantó el Rapto mozartiano, además de Cosí fan tutte y Don Giovanni. También la poco difundida Mireille de Gounod.
El talento idiomático de este tenor hizo que Rudolf Bing pensara en él para el estreno mundial de Vanessa de Samuel Barber. Sin embargo, su debut absoluto en el Metropolitan tuvo lugar el 12 de noviembre de 1957 con Faust, una de las óperas de las que fue excelso intérprete a lo largo de su trayectoria. En Vanessa (cuyo elenco estaba integrado por Steber, Elias, Resnik y Tozzi) tuvo singular éxito y se dijo que su inglés era más claro que el de los propios norteamericanos. En años sucesivos, su repertorio en esa compañía se enriqueció: en la temporada 1957/58 todavía tuvo tiempo para encarnar al cantante italiano de Der Rosenkavalier. En 1958/59 fue protagonista de Les Contes de’Hoffmann, Tamino en Zauberflöte y Lensky en Eugene Onieguin. En 1959/60, Des Grieux en Manon, Sándor Barinkay en Der Zigeunerbaron, Pinkerton en Madama Butterfly y Nemorino en L’elisir d’amore. Abrió un brever paréntesis hasta que en 1962/63 la lista creció con el protagonista de Pélleas et Mélisande (que cantó sólo en tres oportunidades) y Elvino en La Sonnambula. Los próximos roles aparecieron en 1964, con Kolanda en The last savage y 1966 con Il Duca di Mantova de Rigoletto. En 1967/68 fue Don José en Carmen y el protagonista masculino en Romeo et Juliette que alternaba con Franco Corelli. En una época de gloria en el Met surgieron Edgardo (Lucia) y Rodolfo (Bohème) en 1969, Hermann (Pique Dame) en 1972, Arrigo (Vespri siciliani) en 1974, Riccardo (Ballo in maschera) en 1975, Jenik (Novia vendida) y Ernesto (Don Pasquale) en 1978, y finalmente Belmonte (Rapto en el Serrallo). Sus actuaciones en la sala neoyorquina se acercaron a las trescientas, con múltiples presentaciones en giras de la institución. Su debut absoluto en Estados Unidos había sido en Pittsburgh y también se presentó en Chicago, donde cantó La Traviata en 1970.
Su llegada al Teatro Colón de Buenos Aires fue bastante tardía. Recién se lo pudo aplaudir en 1970 con motivo de una Manon de Massenet protagonizada por Beverly Sills. Al año siguiente regresó para su recordado Faust junto al Méphistophélès de Nicolai Ghiaurov. Otros roles que formaron parte de su repertorio fueron Tebaldo en I Capuletti e I Montecchi de Bellini, Faust en La Damnation de Faust de Berlioz, Lionel en Martha de Flotow, Pílades en Iphigenie in Tauride de Gluck, Nadir en Les pécheurs de perles de Bizet, Sbingin en La vida por el Zar de Glinka y Tristán en Le vin herbé de Frank Martin. En 1966 fue nombrado Cantante de la Corte del rey Gustavo IV de Suecia. También se le honró con la distinción Orden de Dannebrog por Federico IX de Dinamarca.
Ha sido uno de los cantantes más versátiles de los últimos tiempos, dotado además de una acrisolada musicalidad, impresionante facilidad para los idiomas y relevantes condiciones actorales. Otra de las virtudes que lo adornaron fue la del cuidado y acierto estilísico, lo que le permitió incursionar en casi todos los repertorios (especialmente el francés, el ruso y el mozartiano) con éxitos señalados. Luego de un Lohengrin que lo expuso a la fatiga en 1966, decidió no reincidir en el terreno wagneriano tanto en el escenario como en el disco.
La voz de Nicolai Gedda se caracterizó en sus inicios por un carácter marcadamente lírico. Las casi infinitas posibilidades técnicas le permitieron obtener brillantes logros en el dominio del control de dinámica. Si bien sus agudos fueron siempre buenos, en un principio surgían un tanto apremiados. La zona central se mostraba algo inconsistente (especialmente en la ópera italiana) y la impostación carecía de fuste, estando expuesta a sonidos quebradizos. En cambio, Gedda fue un maestro en el manejo de la media voz. Más que apegarse al destimbramiento de Di Stefano, al estrangulamiento de Corelli o a la extraña emisión de Björling, estuvo muy cerca de los procedimientos de Gigli. De esta manera supo incursionar en el falsete o la voz mixta con total expontaneidad, sin que ello ameritara mayores críticas sino la admiración de público y entendidos. Como en el caso de su ilustre antecesor italiano, el dominio de un técnica excelente le permitió a Gedda recorrer todas las zonas de su privilegiado registro con gran seguridad, mostrando señales de fatiga sólo en contados momentos. A partir de 1960 inició una segunda etapa en su evolución como artista lírico. La voz mostró más consistencia y la zona alta comenzó a impactar por seguridad y brillantez. Este hecho queda en evidencia al comparar sus dos versiones discográficas de Carmen y al constatarse su posición de casi único tenor capaz de sostener arduas tesituras. El constante acercamiento a títulos como Guillaume Tell, Les Huguenots, Le Prophete, I Puritani y Un ballo in maschera dejó una impronta de dureza en la zona aguda, guturalización de los centros y una menor acuciosidad con las indicaciones de la dinámica. Su canto, que siempre había tenido cierta cuota de amaneramiento, se volvió caricatural y carente de verdadera seducción. Sus actuaciones en los últimos años tuvieron tanto altibajos como los de Kraus o Bergonzi, aunque jamás desaparecieron la condición artística, la musicalidad, el profesionalismo y el desplante de cantante de primera categoría.
Fuente:
Patrón Machand, Miguel – CALLAS Y 99 CONTEMPORANEOS
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1929 – Nacimiento en Berlín (Alemania) del barítono HERMANN PREY. Desde muy niño integró el coro de su escuela y a los diez años ya formaba parte del Coro Mozartiano de la capital alemana. Cuando contaba con quince se salvó providencialmente de ser llamado a las armas por los nazis en un Berlín ya sitiado por los soviéticos. Cuando terminó la guerra continuó su aprendizaje musical en el marco de la «Berlin Hochschule für musik». Allí estudió canto con Günter Baum, para luego recibir lecciones privadas de Harry Gottschalk. En ese tiempo intervino en conciertos de jazz y compuso canciones populares que cantaba en clubes nocturnos. Cuando finalizó su entrenamiento en 1952 intervino en un concurso organizado por las fuerzas armadas de Estados Unidos y ganó el primer premio. Antes de partir para ese país, hizo su debut operístico en Wiesbaden con Moruccio en Tiefland de d’Albert. Una vez en Norteamérica fue solista de la orquesta de Filadelfia (dir: Eugene Ormandy) y de la Sinfónica Nacional de Washington (dir: Howard Mitchell). En 1953 Prey se integró a la Opera del Estado de Hamburgo, donde permaneció hasta 1960 tomando parte en obras modernas de Liebermann, Dallapiccola, Einem y Henze. Desde 1956 fue huésped de la Opera del Estado de Berlín. A partir del año siguiente se le aplaudió frecuentemente en Viena, y en 1959 en Munich. Mientras tanto, cantó La mujer silenciosa de Strauss en Salzburgo (1959). Los Estados Unidos lo volvieron a elogiar, esta vez como gran intérprete de Lieder.
Prey debutó en el Metropolitan en diciembre de 1960 como Wolfram en Tannhäuser pero su actuación allí fue bastante discontinua en años posteriores. En 1964 cantó Almaviva en Le Nozze di Figaro y en 1967, Papageno en Die Zauberflöte. Finalmente, en 1973 interpretó el Figaro de Il Barbiere di Siviglia de Rossini. Su actuación fue muy destacada también en el Covent Garden ese mismo año, centrada en el mismo personaje rossiniano. En 1965 llegó al Festival de Bayreuth para el Wolfram de Tannhäuser y a la Opera de Chicago con ambos Figaros. El 31 de diciembre de 1977 apareció como Eisenstein en Der Fledermaus en una producción del Covent Garden. En los últimos años ha continuado realizando una vasta actividad en el terreno de la música de cámara.
HERMANN PREY falleció en Krailling (Baviera, Alemania) el 22 de julio de 1998.
Barítono alemán de vasta trayectoria cumplida a través del acercamiento a los papeles más líricos de la gran tradición vienesa. Su voz se ha caracterizado por un timbre claro y redondo, de buena proyección y volumen, y no han faltado las cualidades de actor y la acuciosidad estilística. También ha descollado en la interpretación de canciones y su trabajo en la operetta ha tenido contornos sobresalientes.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – CALLAS Y 99 CONTEMPORANEOS
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1937 – Fallecimiento en Beverly Hills (California, EE. UU.) del compositor GEORGE GERSHWIN. Había nacido en Brooklyn (Nueva York, EE. UU.) el 26 de septiembre de 1898. Fue el primer compositor norteamericano que tuvo un éxito internacional con una ópera. Fue también el primer compositor que logró combinar sin fisuras el jazz con elementos sinfónicos.
Como compositor de Lieder y canciones ligeras fue popular desde muy pronto en los teatros de entretenimientos de Broadway. Un día, a comienzos de 1924, el director Paul Whiteman, que había fundado una «orquesta sinfónica de jazz» con la finalidad de dar conciertos, le encargó una obra; en pocas semanas surgió Raphsody in Blue, que fue recibida con entusiasmo en todas partes. Siguieron el Concierto en fa para piano y orquesta, el entretenido poema sinfónico Un americano en París (un fragmento de autobiografía sonora), y por último, la más madura y bella de sus obras, la ópera Porgy and Bess. Con ella llegó algo nuevo al teatro musical, la ópera popular norteamericana, que está estrechamente ligada a la ópera europea, pero también al musical, con el que coincide en muchos aspectos. Lleva a la escena el «american way of life» (sea esto lo que fuere), el «sueño americano» de grandeza, poder y libertad, así como la otra cara de la brillante moneda: miseria, segregación, racismo. Hollywood atrajo al joven Gershwin, pero antes de que pudiera crear otras grandes obras (por ejemplo, óperas para el cine), murió, a una edad demasiado temprana de un tumor cerebral.
Fuente:
Pahlen, Kurt – DICCIONARIO DE LA OPERA
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1969 – Fallecimiento en Buenos Aires (Argentina) de la soprano HINA SPANI. Había nacido en Puán (Buenos Aires) el 15 de febrero de 1896. Su verdadero nombre fue Higinia Tuñón. Estudió con Amanda Campodonico en Buenos Aires viajando a Italia para estudiar con Vittorio Moratti en Milán. Debutó en La Scala como Anna en Loreley. En 1915 debutó en el Teatro Colón cantando los roles de Micaela, Nedda, Inés (La africana de Meyerbeer). En dicho teatro cantó hasta 1939 más de 70 roles que incluyeron entre otros: Amelia, Donna Elvira, Marguerite, Elena, Maria (Simon Boccanegra), Turandot, Aida, Santuzza, Lauretta, Mathilde (Guglielmo Tell), Jaele (Debora e Jaele de Pizzetti), Maria (Maria Egiziaca de Respighi), La Sombra Feliz (Castor y Polux Rameau), Ottavia (L’incoronazione di Poppea de Monteverdi) y roles principales en óperas argentinas como La leyenda del urutaú e Ilse (G. Gilardi), La sangre de las guitarras (C. Gaito), y Tucumán y Raquela (F. Boero). Tuvo una importante carrera en Argentina, España e Italia donde cantó, entre otros papeles, Leonora (Il trovatore), Madama Butterfly, Marguerite (Faust), Tosca, Lady Macbeth, Elisabeth (Tannhäuser), Maddalena, Desdemona, Mimì, Marina, Sieglinde, Santuzza, Wally, Aida, Amelia y Giulietta (Zandonai).
Se retiró en 1940, continuó dando recitales hasta 1946. Se dedicó a la enseñanza. Dirigió la Escuela de Arte Escénico del Teatro Colón.
Fuente:
Wikipedia – La enciclopedia libre
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2005 – Fallecimiento en Trieste (Italia) del barítono PIERO CAPPUCCILLI. Había nacido en dicha ciudad el 9 de noviembre de 1929. Hizo sus estudios en su ciudad natal con Luciano Donaggio. Debutó allí en 1951 y seguidamente cantó un Scarpia en el Teatro alla Pergola de Florencia. Luego se presentó como Tonio (Pagliacci) en el Nuovo de Milán (1957) y poco después fue huésped del Comunale de Florencia. La Scala de Milán lo apreció mucho desde su primera presentación como Enrico (Lucia di Lammermoor, 1964).
En años sucesivos su actuación allí ha sido casi permanente, pudiéndose destacar las siguientes presentaciones preservadas a través de la grabación del vivo. En 1968 cantó Hermann (Lorelei) junto a Suliotis y Cecchele. En 1973 en Un Ballo in Maschera con Gencer, Guglielmi, Lazzarini y Merighi, mientras que en 1974 encontramos una Favorita, coprotagonizada por Fiorenza Cossotto y Luciano Pavarotti. En 1975 se lució como Ezio (Attila) junto a Ghiaurov, Orlandi-Malaspina y Lucchetti. Al año siguiente su actividad en la principal sala milanesa fue exhaustiva, destacándose sus intervenciones en Aida, con Caballe, Bumbry y Bergonzi, dirigidos por Schippers, Luisa Miller junto a la misma soprano y Pavarotti, y Otello, con un elenco integrado por Domingo y Freni, bajo la conducción de Carlos Kleiber. A partir de 1977 se afianzó con otro Ballo (Verrett, Obratzsova, Pavarotti guiados por Claudio Abbado) y con su Rodrigo de Don Carlo (Freni, Obratzsova, Ghiaurov y Carreras, también con Abbado al podio). En 1978 cantó La forza del destino junto a Caballé, Nave, Carreras, Ghiaurov y Bruscantini. En 1978 fue Gérard en Andrea Chénier con Carreras y Tomowa-Sintow, repitiendo el personaje junto a Martinucci y Evstatieva a lo largo de la misma temporada. Terminaremos esta reseña milanesa con su apertura de la temporada 1970/71 con el Monforte de I vespri siciliani, coprotagonizadas por Renata Scotto, Gianni y Ruggero Raimondi y la batuta de Gavazzeni.
Otros importantes teatros italianos se beneficiaron con la artisticidad de Cappuccilli. En el San Carlo de Nápoles fue el Duque de Nottingham (Roberto Devereux, 1964; Gencer, Bondino y Rota), Figaro en (Barbiere di Siviglia, 1968; Casoni, Kraus y Paolo Washington), Simon Boccanegra (1970; Maragliano, Prevedi y Ghiaurov) y Renato (Un ballo in maschera, 1972; Maragliano, Lazzarini y Spiess). En el teatro La Fenice de Venecia cantó Don Carlo (1973; Ricciarelli, Cossotto, Lucchetti y Ghiaurov), mientras que de la Arena de Verona se conservan documentos sonoros de La forza del destino (1967; Gencer y Cecchele) y Ernani (1972; Corelli, Raimondi y Gordoni). En el Massimo de Palermo interpretó La Gioconda (1970; Gencer y Raimondi) y en Catania, Ernani (Gencer, Bergonzi y Raimondi) e I Puritani (Kraus, Maliponte y Raimondi), ambas en 1972. De sus exitosas actuaciones italianas también podemos destacar una Traviata de Macerata (1987; Soviero e Ichihara).
En Francia actuó por primera vez en 1960 en Enghien, siguiendo Vichy (1961), Burdeos (1962), la Opera de París (1974, Il Trovatore; 1978, Simon Boccanegra y 1983), Niza y Orange (ambas en 1985). Cappuccilli debutó en el Covent Garden en 1967 como Germont (La Traviata) junto a Mirella Freni y Renato Cioni. Posteriormente se lo aplaudió como Carlo en Ernani (1972; Papantoniou, Merolla y Ghiaurov) y como Barnaba (La Gioconda, 1983; Dimitrova y Domingo). Otro lugar de permanente y exitosa presentación fue el Festival de Salzburgo, al que llegó en 1975 invitado por Herbert von Karajan para Rodrigo de Don Carlo (Ghiaurov, Freni, Ludwig y Domingo). En 1977 cantó Il Trovatore (Leontyne Price, Ludwig y Bonisolli) y en 1979, Amonasro (Aida; Freni, Horne y Carreras); volvió en 1980 para el mismo título, siempre bajo la conducción de Karajan. En Viena cantó Rigoletto en 1970 (Scotto y Pavarotti), volviendo para Il Trovatore en 1977 y 1978, con elenco similar al de Salzburgo. En 1976 cantó La Traviata en Zurich, junto a Chiara y Gianni Raimondi, y al final del segundo acto emitía un Si bemol agudo. Finalizando con las actuaciones europeas podemos mencionar un Andrea Chénier de Berlín (1970; Corelli y Casapietra), un Trovatore de 1974 y presentaciones en Hamburgo y Montecarlo.
Luego de la aislada función en el Metropolitan, Cappuccilli volvió a Norteamérica en 1969 a efectos de cantar en la Opera de Chicago. Entre sus éxitos más señalados en esa compañía hay que citar La Traviata (1970; Caballé y Gedda), I due Foscari (1972; Ricciarelli y Franco Tagliavini), otra Traviata (1975; Cotrubas y Kraus) y Un ballo in maschera (1986; Chiara, Pavarotti y Cossotto). Washington lo conoció en 1976 con Macbeth (Verrett, Garaventa y Ghiaurov) y Simon Boccanegra (Kabaivanska, Lucchetti y Ghiaurov), mientras que en Filadelfia fue aplaudido a través de otro Macbeth (1984; Stapp). En la Opera de San Francisco cantó Pagliacci en 1986, junto a Soviero y Mauro.
Antes de su debut en Buenos Aires, Cappuccilli había sido aplaudido en Río de Janeiro en 1964 donde cantó una Traviata en compañía de Leyla Gencer y Flaviano Labò. De su primera y exitosa presentación en el Colón quedó un valioso testimonio de un Trovatore estelar (Bergonzi, Leontyne Price y Cossotto). El principal escenario argentino lo recibió hasta 1992 en otros títulos de su repertorio. Cappuccilli cantó Simon Boccanegra en Tokyo (1976; Ghiaurov y Merighi). Dentro de su exhaustiva actividad lírica se debe mencionar también el filme de Il Trovatore que hiciese la RAI en 1962 con los ya consagrados Antonietta Stella y Carlo Bergonzi, y la Azucena de Adriana Lazzarini.
En 1959 Walter Legge eligió a este joven barítono para acompañar a Maria Callas en sus segundas ediciones de Lucia di Lammermoor y La Gioconda, que a la postre fueron las últimas realizadas en momentos de gloria. Los aficionados se sintieron defraudados con su decisión ya que a pesar de tener un timbre agradable y una notoria musicalidad, el cantante no estaba del todo listo para las grandes líneas belcantistas ni para los arrebatos del preverismo. Su participación mejoró en partes menos comprometidas como las de Masetto (Don Giovanni) y Antonio (Le Nozze di Figaro), encomendadas por Legge a Carlo Maria Giulini y adornadas con las estrellas mozartianas más célebres del momento. Sin embargo, la década siguiente iba a presenciar un continuo desarrollo de las dotes artísticas de Cappuccilli, que pudimos apreciar a cabalidad al presenciar su debut en el Teatro Colón en mayo de 1969. Allí brilló como un aislado astro en el pobre espectáculo con que los Sutherland-Bonynge hacían su primera presentación argentina. Poco después de esa Traviata conformó por segunda vez al público con el Conde di Luna (Il Trovatore) junto a luminarias como Bergonzi, L. Price y Cossotto.
En los años setenta nuestro artista se convirtió en el barítono más solicitado para el repertorio verdiano y su voz llegó a una espléndida madurez. Los sonidos se presentaron parejos, redondos, extendidos hacia los extremos del registro y triunfantes en la zona del pasaje. La línea de canto se mostró soberana y el natural buen gusto sirvió para limpiar muchas partes de énfasis innecesarios y amaneramientos. Cappuccilli fue siempre convincente como actor y aseguró en todos los casos una perfecta captación de sus personajes. Con su advenimiento quedó establecida nuevamente la línea de nobleza baritonal de Mario Ancona, Pasquale Amato, Carlo Galeffi y Giuseppe Taddei, que sería continuada después por Leo Nucci. Los norteamericanos siguieron apegados al estilo impreso por Leonard Warren y su continuador (e imitador) Sherril Milnes, lo que hizo que Cappuccilli viera reducida su actuación en el Met a una aislada función de La Traviata de marzo de 1960, precisamente un par de semanas después de la muerte de Warren sobre el escenario de ese teatro.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – CALLAS Y 99 CONTEMPORANEOS