8 de enero
|1830 – Nacimiento en Dresde (Alemania) del director, virtuoso pianista y compositor HANS VON BÜLOW. Desde los 9 años fue alumno de Friedrich Wieck (el padre de Clara Schumann). Sin embargo, sus padres insistieron en que estudiase Derecho en lugar de música y lo enviaron a Leipzig. En Leipzig conoció a Franz Liszt, y al escuchar la música de Richard Wagner —específicamente, el estreno de Lohengrin en 1850— decidió ignorar las órdenes de su padre y en su lugar hacerse una carrera como músico. Obtuvo su primer trabajo como director en Zúrich en 1850, recomendado por Wagner.
Por su notoria falta de tacto, Bülow se ganó la antipatía de muchos de los músicos con los que trabajaba. Por ello fue despedido de su trabajo en Zúrich, pero al mismo tiempo ya comenzaba a ganar renombre por su habilidad para dirigir sin partitura obras nuevas y complejas. En 1851 se convirtió en estudiante de Liszt, casándose con la hija de Liszt, Cosima en 1857. Durante los años 1850 e inicios de los 60 se mantuvo en actividad como pianista de recitales, director y escritor, siendo muy conocido tanto en Alemania como en Rusia.
En 1864 fue nombrado director de la Ópera de la Corte de Munich, y fue en este puesto principalmente donde adquirió fama. Dirigió los estrenos de dos óperas de Wagner, Tristan und Isolde y Die Meistersinger von Nürnberg, en 1865 y en 1868, respectivamente, siendos ambas inmensamente exitosas. Sin embargo, su esposa Cosima, quien por un tiempo mantuvo una aventura extramatrimonial con Richard Wagner, lo dejó en 1868, llevándose a dos de sus cuatro hijos —los dos que Richard Wagner adoptó como suyos— y en 1870 se divorció de von Bülow. Pese a esto, von Bülow siguió siendo discípulo de Wagner y nunca desarrolló resentimiento contra él; incluso lamentó su muerte y continuó dirigiendo sus obras.
Además de apoyar la música de Wagner, von Bülow fue un promotor de la música de Brahms y Chaikovski. Ofreció el estreno mundial del Concierto para piano nº 1 en Boston en 1875, una jornada tempestuosa deslucida por los abucheos, interrupciones e insultos.
Entre 1878 y 1880 fue Hofkapellmeister en Hanóver, pero se vio forzado a renunciar después de un enfrentamiento con un tenor que cantaba el papel del «Caballero del Cisne» en Lohengrin (von Bülow lo llamó el «rey de los canallas»). En 1880 se trasladó a Meiningen, donde tomó el puesto equivalente y donde logró que la orquesta fuera una de las mejores de Alemania. Entre sus varias demandas, insistió en que los músicos lograsen tocar sus partes de memoria. Entre algunas de sus innovaciones orquestales está la adición del contrabajo de 5 cuerdas y el timbal con pedal, que es desde entonces uno de los instrumentos estándares de la orquesta sinfónica. Sus interpretaciones cuidadosas, sensibles y profundamente musicales lo convirtieron en el prototipo del director virtuoso que floreció en fecha posterior. También fue un agudo y astuto periodista musical.
A fines de los años 1880 se estableció en Hamburgo, pero continuó realizando giras, tanto como director como pianista. Después de 1890, su salud mental y psíquica comenzó a fallar y buscó un clima más templado y seco para recuperarse.
HANS VON BÜLOW falleció en un hotel en El Cairo (Egipto) el 12 de febrero de 1894.
Fuente:
Wikipedia – La enciclopedia libre
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1890 – Fallecimiento en Madrid (España) del barítono GIORGIO RONCONI. Había nacido en Milán (Italia) el 6 de agosto de 1810. Perteneció a una familia de cantantes. Su padre DOMENICO RONCONI (1777-1839) que fuera un destacado tenor fue su maestro de canto. Debutó como Valdeburgo en La Straniera (Bellini) en 1831. Creó los roles de: Nabucco (Verdi), Don Pedro en Maria Padilla (Donizetti), Cardenio en Furioso all’Isola di San Domingo (Donizetti), Torquato Tasso (Donizetti), Enrico en Il Campanello di Notte (Donizetti), Nello en Pia di Tolomei (Donizetti), Corrado di Waldorff en Maria di Rudenz (Donizetti), Enrico of Chevreuse en Maria di Rohan (Donizetti), Memmo en Francesca Donato (Donizetti).
Fuente:
D’Amico, Silvio – ENCICLOPEDIA DELLO SPETTACOLO
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1896 – Nacimiento en Praga (República Checa) del compositor JAROMIR WEINBERGER. Alumno de Kricka y Hofmeister y de M. Reger. Desde 1922 a 1926 profesor de composición en el Conservatorio de Ithaca (Estados Unidos). Ha compuesto música para piano; las óperas Svanda dudak (Svanda el gaitero) (Praga, 1927); y Die Geliebte Stimme (Munich, 1930); pantomima Die Entführung der Eveline (1917); The Outcasts of Poker flat; Wallenstein (1937); para orquesta Don Quijote; Scherzo giocoso; variaciones sobre Under the spreading chestnut tree, etc.
JAROMIR WEINBERGER falleció en San Petersburgo (Rusia) el 8 de agosto de 1967.
Fuente:
Della Corte, A.; Gatti, G.M. – DICCIONARIO DE LA MUSICA
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1923 – Nacimiento en Chicago (Estados Unidos) del bajo GIORGIO TOZZI en el seno de una familia de origen italiano. Estudió canto con Giacomo Rimini, Rosa Raisa y John Daggett Howell en su ciudad natal. Debutó como Tarquinius en The rape of Lucretia de Britten en el Teatro Ziegfield de Broadway (1948), trasladándose de inmediato a Londres para cantar la comedia musical Tough at the top. Después fue a Milán para completar sus estudios con Giulio Lorandi, que cambió su registro de barítono a bajo. En 1950 hizo su primera presentación italiana en el Nuovo de Milán con La Sonnambula, lo que le valió contratos para otras ciudades de la península (Génova, Palermo, Parma, Venecia y Roma) y para la Opera de El Cairo. El 7 de diciembre de 1953 hizo su primera presentación en La Scala como Stromminger en La Wally junto a Tebaldi y Del Monaco. Volvió en mayo de 1962 como Saint Bris en Gli Ugonotti de Meyerbeer al lado de Corelli, Sutherland, Simionato y Ghiaurov.
El 9 de marzo de 1955 debutó en el Metropolitan con La Gioconda, cantando Aida poco después. En 1955-56 agregó Rigoletto, Un ballo in maschera, Die Meistersinger (Pogner), Boris Godunov (Pimen), La forza del destino, Il Trovatore y La Bohème. En 1956/57 aparecieron Ernani, Le nozze di Figaro (protagonista) y Lucia di Lammermoor, mientras que en 1957/58 cantó Eugen Oneguin, Don Giovanni (Commendatore), Samson et Dalila, Il barbiere di Siviglia y Vanessa (estreno mundial). En 1958/59, Die Zauberflöte, Macbeth y Don Carlo. En 1959/60, Manon, Pelleas et Mélisande, Die Fliegende Holländer, Fidelio (Don Fernando) y Simon Boccanegra. Entre 1963 y 1970 agregó los roles de Zaccaria, Plunkett, Rodolfo, Boris, Mefistofele (Faust de Gounod), Hans Sachs, Walther (Luisa Miller), Rocco, el rey Marke, Gurnemanz y Oroveso. Actuó más de quinientas veces para la compañía, entre giras y presentaciones en la sala principal.
TOZZI debutó en San Francisco como Ramfis en 1955, cantando entre otros papeles el de Calkas de Troilus and Cressida, Kezal en La novia vendida y Archivaldo en L’amore dei tre re. En Boston (1977) participó en el estreno para Norteamérica de Ruslán y Ludmila de Glinka. También se presentó en Salzburgo, Viena, Aix-en-Provence, Stuttgard, Hamburgo, Munich, Lisboa, Chicago y Buenos Aires.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – CALLAS y 99 CONTEMPORÁNEOS
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1926 – Nacimiento en Brooklyn (Estados Unidos) de la soprano EVELYN LEAR. Estudió en el Hunter College y más tarde voz, corno, piano y composición en la Juilliard School of Music de New York. En la prestigiosa escuela conoció a su futuro esposo, el bajo barítono Thomas Stewart (1928-2006). La pareja se casó en 1955 y como ganadores de la Beca Fullbright para estudiar en la Hochschule für Musik se establecieron en Berlín donde estudió con la célebre coloratura Maria Ivogün, la misma maestra de Elisabeth Schwarzkopf y de Rita Streich.
Como miembro de la Ópera Alemana de Berlín debutó como el Compositor en Ariadne auf Naxos de Strauss y en 1962 en Viena en las primeras representaciones de posguerra de Lulú de Alban Berg dirigidas por Karl Böhm. El personaje de Berg – y Marie en Wozzeck, la otra ópera del compositor – fueron su mejor carta de presentación en los más importantes teatros líricos europeos y en el Teatro Colón de Buenos Aires en 1965.
Su carrera se extendió entre 1957 y 1992 apareciendo en más de cuarenta personajes en las compañías más importantes de Estados Unidos destacándose su versatilidad y rapidez en el aprendizaje musical. Su insaciable curiosidad en el repertorio contemporáneo la llevo a estrenar obras de Werner Egk (Die Verlobung in San Domingo en la reapertura del la Ópera Estatal de Baviera en Munich, 1961), Robert Ward, Martin Levy, Rudolf Kelterborn, Giselher Klebe y Thomas Pasatieri (The Seagull, 1974). Los rigores de la escritura vocal contemporánea pronto se hicieron sentir en el desgaste de su registro agudo.
El demorado debut en el Metropolitan Opera, debido a problemas de cachet entre la administración del teatro y la pareja Stewart-Lear, llego en 1967 con El luto sienta a Electra del compositor Martin Levy donde en el rol de Lavinia obtuvo un éxito clamoroso. En la sala metropolitana interpretó Octavian y la Mariscala de El caballero de la rosa, la condesa de Las bodas de Fígaro, Donna Elvira en Don Giovanni, Alice Ford en Falstaff y en Lulú como la condesa Geschwitz en 1980. Su despedida se produjo el 15 de octubre de 1985 como la Mariscala en Der Rosenkavalier dirigida por James Levine acompañada por Tatiana Troyanos y Kathleen Battle.
Lear gozó de una particular afinidad con la obra de Richard Strauss con las Cuatro últimas canciones (con Karl Böhm) siendo una de las pocas cantantes que interpretaron los tres roles femeninos de El caballero de la rosa. En teatros alemanes cantó Sofia al principio de su carrera, el caballero Octavian en el Metropolitan Opera y posteriormente la Mariscala en varios teatros como San Francisco, New York, Buenos Aires y La Scala dirigida por Carlos Kleiber.
Otros personajes: Emilia Marty de Leos Janacek, Tatiana de Eugene Onegin de Chaicovski, Cleopatra en Giulio Cesare de Händel, Tosca de Puccini, Desdémona en Otello de Verdi, Carmen de Bizet, Las alegres comadres de Windsor de Otto Nicolai, Fenena en Nabucco de Verdi, Senta de Der fliegende Holländer y como Dido en la versión en inglés de Les Troyens de Berlioz dirigida por Colin Davis.
En 1966, ganó un Grammy por la grabación de Wozzeck dirigida por Karl Böhm con Dietrich Fischer-Dieskau y Fritz Wunderlich con quienes también registró La flauta mágica de Mozart.
Distinguida recitalista en canciones y obras sinfónico corales de Bach, Mozart, Schubert, Schumann, Wolf, Mahler, Hahn, Villa Lobos, Faure, Debussy, Gershwin, Barber, Alban Berg, Arnold Schoenberg, Bernstein y en el repertorio ruso (Chaicovsky, Rachmaninoff, Gliére y Gretchaninoff) que aprendió de su madre, la soprano rusa Nina Quartin (1897-1994).
Admirable actriz, interpretó en 1976 a Nina Cavallini en la película Buffalo Bill de Robert Altman con Paul Newman. En 1984 fue Elizabeth I en el musical Elizabeth and Essex.
Por su contribución a las artes, el senado de Berlín la nombró Kammersängerin y el Festival de Salzburgo le otorgó el Premio Max Reinhardt.
Al retirarse, Stewart y Lear se desempeñaron como maestros de canto muy requeridos en los cursos de perfeccionamiento de las compañias de ópera americanas. Los cantantes fundaron el programa para cantantes en la Sociedad Wagner de Washington DC.
Fuente:
Wikipedia – La enciclopedia libre
Website oficial de Evelyn Lear:
http://evelynlear.com/
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1938 – Nacimiento en Moscú (Rusia) del bajo EVGENI NESTERENKO. Estudió en el Conservatorio de Leningrado; debutó como Gremin (Eugen Onegin) en el Teatro Maly de Leningrado, 1963. Cantó allí y en la Opera de Kirov hasta 1971, año en que se unió al Bolshoi, con el cual cantó Boris Godunov en una gira en La Scala (1973), Viena (1974) y el Metropolitan Opera (1975). Se presentó en el Teatro Colón de Buenos Aires en 1975 como Boris Godunov y en 1982 como Dositeo en Khovanchina. En el Covent Garden debutó como Basilio en Il barbiere di Siviglia (1978), cantó Filippo (Don Carlo), en La Scala, en 1978.
Dice Valenti Ferro: “Es la suya la más bella voz de su cuerda que puede escucharse en la actualidad. Bella, de rara homogeneidad e imponente. Pero no es esto todo lo que puede admirarse en este cantante. NESTERENKO es un músico y un noble artista. Su porte, severo, majestuoso, se corresponde exactamente con la línea expresiva de su canto, reveladora de la importante cuota de introspección que subyace en el arte interpretativo de este bajo. Su emoción es genuina y trascendente. Su concepción de Boris, digamos a modo de ejemplo, difiere sensiblemente de la de casi todos sus famosos colegas a los que se ha escuchado en el Colón. No es un Boris espectacular y sin embargo la intensidad del drama no es menor por el hecho de expresarse en una línea sobria pero sin duda profunda.”
Fuentes:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
Valenti Ferro, Enzo – LAS VOCES, TEATRO COLON: 1908-1982
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1948 – Fallecimiento en Londres (Gran Bretaña) del tenor RICHARD TAUBER. Había nacido en Linz (Austria) el 16 de mayo de 1891; muchos han afirmado que se llamaba Ernst Seiffert, si bien parece haber sido Tauber el verdadero apellido de su familia.
Su padre, Antón, era actor y empresario, y su madre “soubrette” del teatro de Linz. Orientado por sus progenitores para la carrera de director de orquesta estudió en el Conservatorio de Francfort, donde se diplomó en composición y dirección.
Su verdadera vocación era, sin embargo, el canto. A ella se dedicó estudiando durante dos años con Carl Beines. El 2 de marzo de 1913 debutó en el Teatro de Chemnitz –dirigido artísticamente por su padre- como Tamino en Die Zauberflöte. Inmediatamente fue contratado por la Opera de Dresde; se presentó allí en agosto del mismo año como el Duque Alfonso en La muette de Portici, y como el tenor italiano de Der Rosenkavalier.
A estos triunfos se agregaron sobre todo los italianos: La Traviata, La Bohème, Tosca, y otros como Der Freischutz y Les Huguenots.
En 1915 debutó en Berlín con Ariadne auf Naxos, de Richard Strauss.
En 1918 la Opera de Dresde le renovó el contrato por otros cinco años; allí el tenor cimentó una gran fama europea, que le permitió participar en el Festival de Salzburgo y en Munich.
En 1926 participó en el estreno vienés de Turandot, junto a Lotte Lehmann. Sin embargo, sus puntos de mira estaban desde 1924 puestos en la opereta. Ese año cantó Frasquita, de Lehar, en Berlín.
El éxito obtenido fue tan resonante que el mismo compositor le dedicó Paganini al año siguiente. Desde entonces entre artista y creador se realizaría una intensa colaboración de la que surgirían obras maestras como El zarevich, Friederike, El país de las sonrisas, y más tarde Giuditta.
En 1933 Tauber abandonó Alemania, y hasta 1938 cantó en la Opera del Estado de Viena. En 1937 debutó en el Drury Lane de Londres con Paganini y El país de las sonrisas: esta última con un éxito tal que dio lugar a muchas funciones extraordinarias.
Luego fue llamado por Thomas Beecham para cantar Die Zauberflöte y El rapto en el serrallo, en 1938, y al año siguiente La novia vendida y Don Giovanni.
En 1940 adoptó la ciudadanía británica y se estableció en Londres. Después de la guerra se trasladó a los Estados Unidos, donde había cantado ya en 1931.
Ya enfermo de cáncer al pulmón cantó Don Giovanni en el Covent Garden en 1947, en ocasión de la visita de la Opera de Viena a la capital británica.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – 100 GRANDES CANTANTES DEL PASADO
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1975 – Fallecimiento en Kalamozzo (Michigan, EE. UU.) del tenor RICHARD TUCKER. Había nacido en Brooklyn (Nueva York, EE. UU.) el 28 de agosto de 1913. Durante algunos años se desempeñó como cantor de sinagogas y en el Jewish Center de esa ciudad. En 1936 se casó con Sarah Perlemuth, hermana del tenor Jan Peerce. Tomó clases de canto con Paul Althouse y trató de familiarizarse con el repertorio italiano a través de un serio trabajo con el maestro Canarutto. Debutó como Alfredo (Traviata) en 1943 en el ámbito de la Salmaggi Opera (Jolson Theatre) de su ciudad natal. Luego hizo dos audiciones con Edward Johnson, ex-cantante lírico y director del Metropolitan, que le valieron un estímulo y el encargo de estudiar el papel de Enzo en La Gioconda. El 25 de enero de 1945 hizo su primera presentación en esa compañía con la ópera de Ponchielli. Enzo fue vehículo para variados lucimientos de Tucker. Lo cantó en Chicago en 1957 y 1959, pero el hito más importante se había producido el 2 de agosto de 1947 en la Arena de Verona cuando compartió el debut italiano de Maria Callas, intentando él mismo hacer una carrera en ese país. En ese elenco histórico participaron también Elena Nicolai, Carlo Tagliabue y Nicola Rossi-Lemeni, dirigido por Tullio Serafin.
Fue contratado en el Met para la temporada 1945/46 e incorporó en esos días las óperas La Traviata y Rigoletto. En 1946/47 aparecieron el falso Dimitri (Boris Godunov) y Pinkerton (Madama Butterfly). En 1947/48 se sumaron Rodolfo (Bohème), Riccardo (Ballo in Maschera) y Turiddu (Cavalleria). En el último año de la administración Johnson (1949) Tucker incorporó al Edgardo de Lucia (en muchas actuaciones junto a Lily Pons), Gabriele de Simon Boccanegra (con Warren) y Des Grieux de Manon Lescaut. En 1950 fue Cavaradossi (Tosca) y Tamino (Zauberflöte). Rudolf Bing inauguró su período con un Don Carlo protagonizado por Björling y Cesare Siepi. Tucker estuvo muy pronto junto al tenor sueco dividiendo honores en ese rol verdiano. Luego aparecieron Alfred (Die Fledermaus) y a principios de 1951 el protagonista de Faust. Los papeles nuevos de 1951/52 fueron Ferrando (Cosí fan tutte, en lengua inglesa) y Don José (Carmen). En noviembre de 1952 apareció su Don Alvaro (Forza del destino) y a fines de 1954 el protagonista de Andrea Chénier. La temporada 1955/56 se abrió con Les Contes d’Hoffmann dirigida por Pierre Monteaux. El repertorio de Tucker se enriqueció en 1957 con Lensky (Oneguin) y en enero de 1961 cantó Martha (en inglés) con una impensada Victoria de los Angeles como Lady Harriet. A partir de esa fecha su repertorio se volcó hacia los personajes de marcado carácter spinto: Dick Johnson (Fanciulla del West, octubre 1961), Calaf (Turandot, noviembre 1961), Manrico (Trovatore, diciembre 1963), Radamés (Aida, ya tenía dos grabaciones comerciales con Toscanini y Serafin, sin haberlo cantado en escena hasta ese momento), Rodolfo (Luisa Miller, febrero 1968, con Montserrat Caballé), Canio (Pagliacci, enero 1970) y Samson (Samson et Dalila, diciembre 1971). Tucker tenía pensado llevar al Metropolitan La Juive de Hálevy, pero su muerte impidió la concreción del proyecto. Celebrando sus bodas de plata con la compañía participó en 1970 en una gala en su honor junto a Joan Sutherland, Renata Tebaldi y Leontyne Price.
Otra ciudad que lo aplaudió fue Toronto. También Chicago, en presentaciones organizadas por diversas compañías entre 1946 y 1964. En San Francisco debutó en septiembre de 1964 como Il Duca di Mantova (Rigoletto), inaugurando el período directorial de Kurt Herbert Adler y con el regreso de Leonard Warren a la compañía. Luego cantó su Don Alvaro (Forza) con el mismo barítono y participó en una gala con el primer acto de La Bohème junto a Carteri, Guarrera y Siepi. Volvió al año siguiente como protagonista de Andrea Chénier con la Maddalena de Tebaldi. Regresó recién en 1965 con el mismo título y partenaire anteriores, esta vez con el Gérard del malogrado Ettore Bastianini. Las actuaciones sudamericanas de Tucker comenzaron a afirmarse a partir de 1960 a causa de una mayor valoración de su personalidad artística. De los inicios en el Teatro Colón de Buenos Aires en 1960 a su definitiva consagración en 1965, sus acciones se cotizaron muy alto. Ese año fue un excelente Cavaradossi (Tosca) al lado de Régine Crespin y Cornell McNeil, que decepcionaron en muchas facetas de la ópera. Giuseppe Di Stefano, que estaba programado para Un Ballo in Maschera, regresó a Europa luego de una desconcertante función de Tosca y Tucker lo reemplazó con todos los honores. En 1966 sus vibrantes encarnaciones de Enzo en La Gioconda (con Elena Suliotis) y Des Grieux en Manon Lescaut (junto a Caballé) conquistaron el favor de público y crítica.
El viejo continente nunca aceptó por completo el estilo de Tucker pero eso no impidió que se presentara en Roma (Manon Lescaut), Florencia (Ballo in Maschera) e incluso llegase a La Scala en 1969 con Luisa Miller. En el Liceo de Barcelona interpretó un estremecedor Eléazar en La Juive en 1974, poco antes de su muerte. Había probado esta ópera en un concierto neoyorquino en 1964, con un exitoso desempeño escénico en Nueva Orleans (1973).
Ha sido uno de los artistas más criticados por algunos aficionados. Por un lado se objetaba su falta de «italianidad» en el repertorio peninsular y por otro el empleo de formas expresivas pertenecientes al pasado. Es cierto que su dicción era caprichosa y que masticaba las palabras con el consiguiente daño del fraseo, pero también que fue dueño de una sólida musicalidad. Su bonhomía hizo época y fue uno de los tenores más apreciados por otros colegas. Confinado durante lustros al ámbito norteamericano por la indiferencia europea y sudamericana, Tucker se hizo de un repertorio importante y demostró un vasto espectro de posibilidades canoras y expresivas. Si no era un actor, se desplazaba en los escenarios con galanura y sus caracterizaciones eran convincentes a pesar de poseer un físico poco agraciado.
Con el pasar de los años y el consiguiente desgaste de los tenores italianos de la hora (Di Stefano, Del Monaco, Corelli) que por distintos motivos no podían acaparar todas las salas de primera magnitud, la tarea de ocupar esos puestos cayó sobre las espaldas de Carlo Bergonzi, mientras que Richard Tucker empezó a gozar de protagonismo mundial y una mayor aceptación. Con gran acierto no cambió su estilo de canto que contenía una cuota abundante de sollozos, golpes de glotis, entrecortamiento de palabras y todo el bagaje que tanto critican los puristas. Lo que comenzó a comprender el público fue que Tucker exhibía las excelencias de un canto espontáneo, atractivo, valiente y sin claudicaciones.
La voz de Tucker no gozaba de la belleza total que adornaba a la de Beniamino Gigli, quien compartía su modalidad interpretativa y había sido su antecesor en el campo de la expresión. Su timbre estaba dotado de un metal especial, pujante y dúctil, lo que paliaba la falta de hermosura convencional. Su técnica era excelente y a través de ella logró vencer el paso del tiempo, dándose el lujo de pasearse por todos los estilos y los papeles más agotadores (muchos Radamés, Dick Johnson, Don Carlo, Riccardo y tantos más) sin mayores marcas de agotamiento. Al final de su vida (y también como Gigli) podía afrontar las obras más complicadas. Este fenómeno tiene especial incidencia en nuestros días, cuando hay tantas voces jóvenes gastadas y el género spinto y heroico está en manos de cantantes que exhiben un mal gusto y una grosería de canto que estaba ausente en los divos de antaño. Tucker no fue un tenor de agudos centelleantes alla Lauri-Volpi ni los necesitó. Privado de la posesión del Do, se conformó con dominar el Si natural agudo hasta el final de sus días con un cómodo empleo del Si bemol. Fue maestro en el manejo de la cobertura y el pasaje e hizo palidecer al mismo Björling, que tanto tuvo que luchar para estabilizar esa zona espinosa. Sin embargo, el tenor sueco lo aventajó en el favor de los públicos a causa de un timbre más agradable y de un mayor dominio de los agudos.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – CALLAS Y 99 CONTEMPORANEOS