6 de noviembre
|1893 – Fallecimiento en San Petersburgo del compositor PETER I. TCHAIKOVSKY a los 53 años de edad. PETER I. TCHAIKOVSKY había nacido en Kamsko-Votkinsk (Viatka, Rusia) el 7 de mayo de 1840. Su padre, inspector de minas, y su madre, de la antigua nobleza francesa protestante, son indiferentes a la música. Estudió piano desde su niñez. Luego, abandona la carrera de funcionario en el Ministerio de Justicia, en 1863, y estudia composición con Nikolai Zaremba y Anton Rubinstein. Obtiene un cargo como profesor de armonía en el Conservatorio de Moscú (1866-78). En 1869, estrena su primer ópera El Voivoda, pero la retira luego de cinco representaciones; reutiliza gran parte de su música para El Oprichnik (1874), un drama histórico al estilo meyerberiano con la incorporación de canciones folklóricas rusas. Tampoco se conserva íntegra su segunda ópera Ondina también su música fue reutilizada para otras obras. La comedia Vakula el Herrero (1876) obtiene un modesto suceso. A partir de 1876, el mecenazgo de la rica viuda Nadezhda von Meck libera a CHAIKOVSKY de toda penuria financiera. Un fallido matrimonio en 1877 queriendo con ello encubrir socialmente su homosexualidad, tras meses de angustiosa convivencia, le provoca un colapso nervioso al punto de intentar suicidarse. Mientras se recupera en el este de Europa compone Eugene Onegin (1879) que él denomina «escenas líricas». Otro ensayo a la manera de Meyerbeer es La Doncella de Orleans (1881), y dos óperas nacionalistas Mazeppa (1884) y La Bruja, que no alcanzaron éxito. La misteriosa y melodramática Dame de Pique (1890) fue seguida por el cuento de hadas en un acto Iolanta (1892). CHAIKOVSKY compuso seis sinfonías, grandes oberturas sinfónicas, conciertos para piano y violín, música para ballets, música de cámara y para piano, bellísimas canciones, entre otras obras.
Fuente:
Hamillton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
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1902 – Estreno en el Teatro Lírico de Milán de la ópera en cuatro actos ADRIANA LECOUVREUR de Francesco Cilea (1866-1950), sobre libreto de Arturo Colautti (1851-1914), basado en el drama Adrienne Lecouvreur, de Eugène Scribe y Ernest Legouvé.
Intérpretes de la premiére: Angelica Pandolfini, Enrico Caruso, Giuseppe De Luca, dirigidos por Cleofonte Campanini.
Fuente:
Hamillton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
Libreto bilingüe italiano-español:
Website Kareol – http://www.geocities.com/Vienna/Choir/7652/adriana/adriana.htm
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1907 – Fallecimiento en Niza (Francia) de la soprano SOFIA CRUVELLI. Había nacido en Bielefeld (Prusia, hoy Alemania) el 29 de agosto de 1826. Originalmente su apellido era Crüwell. Realizó su primera presentación en Italia fue en Venecia como la Odabella de Attila, en 1847. Luego se presentó en Milán y en Génova. En 1852 debutó en Londres obteniendo gran suceso con Norma, La fille du Regimont, La Sonnambula, Fidelio y Nabucco. Estos éxitos la condujeron a la Grand Opera de París donde interpretó a Valentina de Les Huguenots (1854). Al año siguiente estrenó Les vêpres siciliennes de Verdi, creando el rol de Hélène. En 1856, contrajo matrimonio con un noble y se convirtió en la Baronesa de Vigier abandonando su carrera artística.
Fuente:
D’Amico, Silvio – ENCICLOPEDIA DELLO SPETTACOLO
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1911 – Nacimiento en Vladikavkaz (hoy Ordzhonikidza, Rusia) del barítono PAVEL LISITSIAN. De origen armenio, estudió en Leningrado. Debutó en el Teatro Maly, en 1935. Luego se presentó en la Opera de Armenia, en Erevan (1937-1940), después se unió al Bolshoi, en Moscú (1940-1966) debutó como Yeletzky en La dama de pique. Otros famosos roles que abordó fueron Oneguin, Germont, y Escamillo; creó el Napoleón de Guerra y Paz de Prokofiev. Cantó una función en el Metropolitan Opera de Nueva York, como Amonasro en Aida (1960) siendo el primer artista soviético en aparecer allí. Se retiró en 1966.
PAVEL LISITSIAN falleció el 6 de julio de 2004.
Fuente:
Hamillton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
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1920 – Nacimiento en Estambul (Turquía) del bajo NICOLA ROSSI-LEMENI. Su padre era un militar italiano y su madre la rusa Xenia Lemeni Macedon, quien lo orientó hacia la música en general y el canto en particular. Al parecer, ella le brindó las primeras clases de entrenamiento vocal aunque el bajo diría que jamás había estudiado en serio. Hizo sus estudios primarios y secundarios en Roma y Trípoli y luego se formó en Leyes en la Universidad de Padua. En Verona se puso en manos del maestro Cusinati, quien lo ayudó a resolver sus problemas vocales más serios. En mayo de 1946 debutó en La Fenice de Venecia en el rol de Varlaam (Boris Godunov). A fin de ese año ya brilló como Felipe II (Don Carlo), lo que demuestra que aunque inmaduro en lo vocal ya podía encontrar la esencia de los personajes más profundos. Luego de esta actuación en Trieste se puso en contacto con el empresario norteamericano Richard Bagarozy, quien tenía la idea de formar una compañía lírica en Chicago en base a un selecto grupo de cantantes. Algunos ya estaban consagrados, como Max Lorenz, Cloe Elmo, las hermanas Konetzni y Mafalda Favero. Las figuras promisorias eran Maria Callas (que solo había actuado en Grecia) y el mismo Rossi-Lemeni. Pero sobrevino la bancarrota y la Turandot programada con Callas, Favero, Masini y nuestro bajo no se pudo concretar, como tampoco el resto de la ambiciosa temporada. Pero Rossi-Lemeni quedó impresionado con el talento de la soprano greconorteamericana y se la presentó a Giovanni Zenatello, empresario de la Arena de Verona y ex-tenor, quien le obtuvo un contrato para la temporada 1947 de ese anfiteatro. Esa Gioconda no brindó mucho dinero a sus jóvenes protagonistas pero marcó el debut oficial en Italia de la que sería la soprano del siglo, y el mérito de Rossi-Lemeni en este hecho de innegables repercusiones debe ser señalado con énfasis. El elenco estaba integrado por Rossi-Lemeni y el tenor norteamericano Richard Tucker (que luego no tuvo mucho éxito en la península) y la dirección estuvo en manos de Tullio Serafin, que se convirtió en ese tiempo en el suegro de Rossi-Lemeni.
El histórico Boris Godunov que se cantó en La Scala el 10 de septiembre de 1947 no sólo sirvió para mostrar al veterano protagonista Tancredi Pasero sino a los incipientes Boris Christoff como Pimen y Rossi-Lemeni como Varlaam. Este último iba a ser un personaje importante en ese teatro durante mucho tiempo. En 1948 hizo conocer su intenso Archibaldo de L’Amore dei Tre Re de Montemezzi y en 1949 su Ivan Jovansky en Jovanchina de Mussorgsky. En ese mismo espectáculo Christoff interpretó a Dosifei. El año anterior, Rossi-Lemeni había debutado en la Opera de Roma con Moisè in Egitto. Volvió a la principal sala milanesa en abril de 1951 como Alfonso en Lucrezia Borgia y en enero del año siguiente participó en la Norma que afirmó definitivamente a Callas en La Scala. En abril de 1952 cantó Mefistofele de Boito con Tebaldi y Tagliavini, y pocos días después Il Barbiere di Siviglia (Don Basilio) con la Simionato, bajo la dirección de De Sabata. En mayo impactó al público con su Filippo II. Un breve paréntesis se abrió hasta abril de 1953 cuando fue Baldassarre en una Favorita interpretada por la Stignani y dos semanas después presentó su impactante versión del protagonista de Boris Godunov, reeditando su Archibaldo en mayo. En febrero de 1954 compartió con Christoff algunas funciones de Faust de Gounod dirigidas por Arthur Rodzinski, con Elisabeth Schwarzkopf como Marguerite. En abril se repitió la versión de Don Carlo, esta vez con Callas como Elisabetta di Valois. En junio hizo un célebre Lunardo en I Quattro Rusteghi de Wolf-Ferrari con Elmo y Valletti. Otro éxito fue la Elektra de Strauss en el papel de Orest, bajo la dirección de Mitropoulos. La temporada 1954/55 se inauguró con La Vestale de Spontini con Callas, Stignani, Corelli, Rossi-Lemeni como el Gran Sacerdote y la régie de Luchino Visconti, en una realización que marcó uno de los hitos de La Scala. En enero de 1955 el bajo fue Saúl en el estreno mundial del David de Milhaud; en abril, Selim en Il Turco in Italia con Callas y Valletti y en mayo, Cherevik en La Feria de Sorotchin de Mussorgsky con la Carteri y Panerai. En enero de 1956 participó en otra versión de Boris Godunov, lo que no le impidió vestir las ropas de Don Basilio del Barbiere al mes siguiente en la criticada entrega de Callas y Gobbi bajo la dirección de Giulini. En diciembre de ese año fue protagonista de Giulio Cesare de Haendel con Corelli y Simionato. También cantó allí su segunda esposa Virginia Zeani. En febrero de 1957 se repitió la exitosa versión de I Quattro Rusteghi y el 14 de abril se estrenó la histórica Anna Bolena (que revolucionó el mundo de la ópera) con Callas, Simionato, Raimondi y un desmesurado Rossi-Lemeni que enfocó a Enrico VIII con equivocados toques de Boris y Filippo II. Al año siguiente fue sustituido por Siepi. El 12 de marzo de 1958 participó en el estreno mundial de Assassinio nella Cattedrale de Pizzetti (Thomas Becket) y obtuvo uno de sus éxitos más legítimos. En abril cantó uno de sus aislados Dulcamara (L’elisir d’amore) compartiendo el papel con Giuseppe Taddei y Sesto Bruscantini. En febrero de 1959 cantó en un Ernani protagonizado por Franco Corelli y en mayo repitió su exitoso Becket en Assassinio nella Cattedrale. En enero de 1960 fue protagonista del Macbeth de Bloch y finalizó esa brillante etapa en Milán con los villanos de Les Contes d’Hoffmann junto a su esposa Virginia Zeani en los principales papeles femeninos.
Otras salas italianas que se privilegiaron con su presencia fueron la Opera de Roma, donde debutó con Macbeth de Bloch (1953) y el San Carlo de Nápoles.
En el exterior, su actividad se inició en el Teatro Colón de Buenos Aires en la temporada 1949, cuando acudió a la Argentina con una compañía que integraban Tullio Serafin, Mario Del Monaco, Fedora Barbieri y Maria Callas. Volvió en 1951 con su ya maduro Boris Godunov, que repitió en 1955 y 1965 en un verdadero alarde de histrionismo. Regresó también en años posteriores, dando a conocer su Becket en Sudamérica. En Montevideo es recordado por Mefistofele e Il Barbiere di Siviglia. En esa temporada compartía el cartelón con Giulio Neri. Norteamérica lo conoció en 1951 a través de la visionaria Opera de San Francisco. El título del debut fue Boris Godunov, con su impacto y recursos habituales, a la que agregó alguna función aislada de La Bohème (Colline) y La forza del destino (Padre Guardiano). Volvió al año siguiente con el Mefistofele boitiano, el Archibaldo de Montemezzi y el Don Giovanni mozartiano, un rol que frecuentó poco a pesar de haberle dado muchas satisfacciones. Esa vez lo criticaron por tocar la mandolina con guantes. Sus últimas actuaciones para la compañía de Gaetano Merola fueron en 1953, el año de la muerte del maestro y de su sustitución por Kurt Herbert Adler. Cantó Mefistofele de Boito (con Peerce y Albanese), Boris Godunov (con Simionato y Baccaloni) e Il Barbiere di Siviglia (con la misma mezzo y Cesare Valletti), los dos últimos títulos dirigidos por Serafin. En plena decadencia vocal volvió a la ciudad del Golden Gate en 1967 como el Padre en Louise, y al año siguiente se despidió de la compañía con Il Barbiere di Siviglia (Berganza y Capecchi) en versión criticada ya que Rossi-Lemeni habló más de lo que cantó.
El Metropolitan de Nueva York lo utilizó solamente en 1953/54 con algunas representaciones de Faust, Boris Godunov y Don Giovanni. Su voz personal no convencía a los neoyorquinos, que preferían el timbre más redondo de su ídolo Cesare Siepi. Rossi-Lemeni cantó muy poco en el Covent Garden, recordándose sólo una actuación de 1952. Se presentó en la Opera de París en 1954. También en Marsella, Niza y Nancy.
ROSSI-LEMENI falleció en Bloomington (Estados Unidos, donde enseñaba desde 1980), el 12 de marzo de 1991 a los 70 años de edad.
Siempre se ha pensado que los bajos deben tener una cuota extra de señorío teatral, lo que no obedece a una realidad. Todos los cantantes deberían dominar el arte escénico para construir bien sus personajes, pero hay algo de cierto en lo que se refiere al abanico de estilos y posibilidades que tienen que enfrentar aquéllos. Además, existe la división entre cantantes, profundos y buffos, y si bien la última categoría se atiene a su territorio limitiado, las otras se confunden bastante. De ahí que todos los bajos que han llegado al nivel máximo lo hayan hecho a través de Don Giovanni, Boris, Filippo II, Don Basilio, Moisè y ambos Mefistófeles. Rossi-Lemeni perteneció a esa estirpe y su modalidad artística estuvo muy emparentada con la de Chaliapin, quien a falta de una voz grave y potente se refugiaba en la alucinación y alucinaba a sus públicos, que salían sin reaccionar del teatro y no se fijaban en problemas de canto. Rossi-Lemeni fue un Chaliapin menos aristocrático pero más humano.
Al revés de lo que sucedía con sus colegas Boris Christoff y Cesare Siepi, la voz de Rossi-Lemeni estaba sujeta a críticas adversas. El timbre era extremadamente gutural y muchos de sus detractores lo condenaban sin ambages. Tenía además una gran propensión al canto declamado y al recurso del Sprechgesang. Esta modalidad enfática lo llevaba también a serios percances de afinación. La mayoría de sus agudos, que eran bastante buenos hasta el Fa sostenido, estaban crecidos en casi medio tono. Otras frases están tan cercanas a la palabra hablada que no se tiene idea de la nota que trata de emitir. Estas condiciones negativas se convertían en él casi en virtudes. Fue un buen partenaire de Maria Callas, su amiga y protegida de los años de juventud, que también embrujaba a sus audiencias y al final de las funciones se recordaba más su magnetismo que su efecto vocal. Rossi-Lemeni impactaba además por su rostro anguloso, capaz de responder a cualquier maquillaje. Todas sus fotos muestran un personaje definido y se ha dicho que como Chaliapin tenía tantas voces como personajes interpretaba. Tenía una sola, no muy dotada, que sabía vestir con la expresión más acertada y la palabra más certera. Y si Boris Christoff trató de ser un segundo Chaliapin, el que estaba más emparentado con él era Rossi-Lemeni. El único bajo profundo de esa generación fue Giulio Neri.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – CALLAS Y 99 CONTEMPORANEOS
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1923 – Nacimiento en El Cairo (Egipto) del barítono RENATO CAPECCHI. Hijo de padres italianos; jamás asistió a un conservatorio pero de joven estudió violín. Llegada la guerra, participó en el conflicto como soldado. Terminadas las hostilidades realizó entrenamiento vocal con Ubaldo Carozzi. Debutó como Amonasro (Aida) en Reggio Emilia, 1949. Su primera presentación en La Scala se produjo en mayo de 1950 con motivo del estreno mundial de L’Allegra Brigatta de Malipiero. Volvió en 1952 para una función de Falstaff (Ford) y al año siguiente con motivo de las presentaciones de Leonora 40-45 de Liebermann. En 1955 cantó el Melitone de La forza del destino, que repitió dos años más tarde. Otros papeles que integró a su repertorio fueron Kyoto en Iris y Ping en Turandot.
Capecchi debutó en el Festival de Aix-en-Provence en 1949 como protagonista de Don Giovanni. Luego se presentó en teatros de París (1957/60) con Il Filosofo di Campagna, La Serva Padrona e Il Maestro di Capella. Cerró su ciclo francés (que abarcó cuarenta años) con Orphée aux Enfers de Offenbach en la Opera. Su primera presentación en el Metropolitan tuvo lugar el 24 de noviembre de 1951 como Germont (La Traviata). Volvió a esa sala para el protagonista de Rigoletto, Escamillo (Carmen), Figaro (Il Barbiere di Siviglia), además de Tonio y Silvio (Pagliacci). Regresó luego de un gran paréntesis (y de audicionar para James Levine) para papeles como Geronte (Manon Lescaut), el Sagrestano (Tosca) y otras partes menores. En San Francisco fue conocido en 1968 con el Don Bartolo rossiniano, volviendo al año siguiente como Meliton (Forza del destino). También mostró su brillante Dandini (La Cenerentola) con Berganza y Montarsolo. En 1974 y 1976 regresó para roles mayores. En esa ciudad actuó como regista, actividad que repitió en el Metropolitan con una Bohème y en la New York City Opera. Entre las obras que estrenó se puede mencionar Billy Budd de Ghedini y La Donna é Mobile de Malipiero. El Covent Garden de Londres lo aplaudió en 1962 y 1973; otros públicos que lo apreciaron fueron los de Florencia (con La Nariz de Shostakovich), Chicago y Buenos Aires.
RENATO CAPECCHI falleció en Milán (Italia) el 4 de julio de 1998 a los 73 años de edad.
Barítono italiano de voz bella y sólida, dotado de envidiables dotes escénicas y de gran versatilidad. De un inicio en los papeles más pesados del repertorio se fue inclinando hacia el mundo belcantístico y la modalidad de bajo-buffo. Dio importancia al canto controlado y gozó de una muy larga carrera. También tomó parte en estrenos mundiales y su actividad para el disco fue infatigable. Lo aplaudieron las mejores audiencias líricas del mundo y ha sido muy elogiado por su mesura en los personajes de comedia.
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Patrón Marchand, Miguel – CALLAS Y 99 CONTEMPORANEOS
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1924 – Estreno en Brno de la ópera en dos actos y nueve cuadros LA ZORRITA ASTUTA (Príhody Lisky Bystrovsky) de Leos Janácek (1854-1928); sobre libreto del compositor, basado unos versos que escribiera Rudolf Tesnohlidek para los dibujos de Stanislav Lolek.
Intérpretes de la premiére: Hrdlicková, Flögk, dirigidos por Neumann.
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Hamillton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
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1986 – Fallecimiento Berlín (Alemania) de la soprano ELISABETH GRÜMMER a los 75 años de edad. ELISABETH GRÜMMER había nacido en Niederjeutz (Alsacia-Lorena, entonces territorio del imperio alemán) el 31 de marzo de 1911. Pasó su juventud en Meiningen donde asistió a una escuela de teatro, ejerciendo la profesión actoral durante tres años en Aquisgrán. Herbert von Karajan la descubrió tardíamente para el canto, cuyo estudio emprendió en esa ciudad con F. Schandler. Su debut se produjo allí en 1940 con una de las muchachas-flores de Parsifal, para trasladarse en 1942 a Duisburg como artista estable. Permaneció en esa localidad hasta 1944. En 1946 fue contratada por la Opera del Estado de Berlín, donde tuvo una prolongada actuación. GRÜMMER debutó en el Covent Garden como Eva en Die Meistersinger von Nürnberg (1951). Luego fue conocida en Viena y Salzburgo (1953). El Teatro alla Scala la recibió en febrero de 1952 para la Eva wagneriana en el marco de un elenco dirigido por Furtwängler. También tuvo una distinguida participación en los Festivales de Glyndebourne y Bayreuth a los que llegó respectivamente en 1956 y 1957. En este último brilló en Die Meistersinger, Lohengrin y Das Rheingold (Freia).
GRÜMMER debutó en la New York City Opera en 1967 como la Marschallin de Der Rosenkavalier. Ese mismo año pasó al Metropolitan Opera para algunas funciones de Die Meistersinger. Otras salas de importancia que la aplaudieron fueron las de Bruselas, Roma, Munich y París.
Sus últimos años estuvieron dedicados a la enseñanza, con notable éxito, en Berlín y París.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – CALLAS Y 99 CONTEMPORANEOS