5 de julio
|2010 – Fallecimiendo en Atlanta (USA) del bajo CESARE SIEPI. Había nacido el 10 de febrero de 1923 en Milán. Alumno del Conservatorio de esa ciudad, debutó a los dieciocho años en Schio como Sparafucile en Rigoletto. Públicos y empresarios notaron inmediatamente que estaban frente a uno de los elementos más destacados de los difíciles tiempos de posguerra. A principios de 1946 fue Silva en Ernani y ya se lo consideró preparado para presentarse en el principal teatro de Italia. El 8 de agosto de 1946 participó en la temporada de verano de La Scala como Ramfis en una Aida con Barbato y Barbieri, bajo la dirección de Franco Ghione. Las ocho funciones de ese título lo enraizaron en los destinos de esa compañía. A los pocos días fue Sparafucile en Rigoletto junto al Duque de Jussi Björling y al final de esa temporada cantó alguna función de La forza del destino en lugar del muy prestigioso Tancredi Pasero. El 26 de diciembre de 1946 se inauguró la temporada oficial con un Nabucco protagonizado por Gino Bechi y con Siepi como Zaccaria. En enero de 1947 fue Raimondo en la Lucia di Lammermoor encabezada por Lina Pagliughi y Beniamino Gigli, Nonno Inocenzo en el estreno mundial de L’Oro de Pizzetti (junto a Tajo y el mismo Pizzetti como conductor) y el Viejo Hebreo de Samson et Dalila con Ebe Stignani. El 29 de marzo del mismo año cantó el Gran Inquisidor de Don Carlo junto a Pasero y Nicolai y al mes de abril siguiente, Colline en La Bohème con Tebaldi y Lauri-Volpi. En mayo fue Pogner en Die Meistersinger von Nürnberg bajo la dirección de Serafin y con la Tebaldi como Eva. En septiembre cantó el padre de Des Grieux en Manon de Massenet con Favero como protagonista. En octubre interpretó el rol de Lotario en Mignon junto a Simionato y Di Stefano. […] Su segunda temporada en La Scala comenzó en febrero de 1948 con Aida junto a Caniglia, Tygesen y Stignani. En junio, Toscanini lo invitó a participar en su conmemoración boitiana con fragmentos de Nerone y Siepi hizo de Simon Mago junto a Simionato, Nelli y Guarrera. En septiembre cantó Alvise en La Gioconda y Baldassare en La Favorita con Simionato, Poggi y Bechi. A fines de ese año cantó el Mefistófeles de Gounod (en la tradicional versión italiana) con Tebaldi y Francesco Albanese y en enero de 1949 otra Favorita, esta vez con la Stignani como Leonora. En marzo fue Raimondo en una Lucia di Lammermoor interpretada por la Carosio y compartió algunas funciones de La forza del destino con Christoff, donde también fueron aplaudidos Barbato, Filippeschi y Simionato. […] La tercera temporada (1949/50) se inauguró el 26 de diciembre con una Bohème dirigida por De Sabata, a la que siguieron otras funciones de I Puritani con Carosio, Conley y Tagliabue. En febrero de 1950 se concretaron las representaciones de Aida con Tebaldi y Callas dividiéndose el rol protagónico junto a Barbieri y Del Monaco. Ese año viajó con la compañía a Londres, regresando allí en 1962 y 1973.
Con motivo de la gran actividad de Siepi en el Metropolitan, La Scala abrió un compás de espera hasta diciembre de 1955 cuando regresó como Fiesco en Simon Boccanegra. En febrero de 1956 dio a conocer su Don Giovanni en Milán junto a Schwarzkopf, Stella, Carteri, Monti y Tajo, y en julio de 1957 hizo un par de funciones de La forza del destino con Di Stefano y Gencer. En marzo de 1958 encarnó a un imponente Mefistófeles boitiano, también con la citada soprano turca. En abril cantó su Enrique VIII de Anna Bolena junto a Callas, Simionato y Raimondi, sustituyendo al excedido Rossi-Lemeni de la temporada anterior. […] Las representaciones de Nabucco de junio de 1958 (con Bastianini, Cerquetti, Poggi y Simionato, dirigidos por Antonino Votto) marcaron el fin de esa época gloriosa de Siepi en la principal sala italiana. Después, las apariciones fueron esporádicas y sus centros de actividad se repartieron entre otros teatros de prestigio. En 1956 fue Felipe II en un Don Carlo del Maggio Musicale Fiorentino, pero su actividad principal se estaba desarrollando fuera de la península.
Su debut en el Metropolitan se produjo en la función inaugural de la era de Rudolf Bing como director general de la compañía. La ópera elegida fue Don Carlo y Felipe II debió haber sido Boris Christoff, quien finalmente no pudo actuar por motivos políticos. El honor recayó en Siepi, quien se mantuvo en la sala de Broadway por veintitrés temporadas como principal exponente de su cuerda. En esa primera ópera además cantaron Björling, Merrill, Barbieri y Delia Rigal. En ese mismo período interpretó también el Don Basilio de Il barbiere di Siviglia, Mefistófeles en Faust y Colline en La Bohème. […] En marzo de 1954 fue Oroveso para la Norma de la Milanov y el 29 de octubre de 1956 para el debut de Callas en el Met. […] En enero de 1961 dio a conocer su Fiesco de Simon Boccanegra y en noviembre de 1963 su Sarastro de Die Zauberflöte, en idioma original. En 1966 viajó con la compañía a París (Odeon). Su primer Wagner en alemán fue el Gurnemanz de Parsifal en noviembre de 1970. […]
El debut de Siepi en la Opera de San Francisco se produjo con una Forza del destino de septiembre de 1954 coprotagonizada por Tucker y Warren. Luego hizo el Figaro mozartiano en compañía de Carteri, Albanese, Baccaloni y Hotter. […] Volvió en 195 como Don Giovanni junto a Albanese, Schwarzkopf, Carteri, Peerce y Alvary y finalizó sus actuaciones como Mefistófeles de Faust con Peerce y Carteri. En 1968, y todavía en excelentes condiciones vocales, repitió su Don Giovanni. Otros lugares de lucimiento fueron el Festival de Salzburgo, que presentó su Don Giovanni en 1953, Canadá y el Covent Garden, que aplaudió esa misma ópera protagonizada por Siepi en 1962. También frecuentó la comedia musical con la inclusión de Bravo Giovanni en 1962 y ha seguido cantando en espectáculos líricos hasta hace poco tiempo. En este campo se pueden mencionar el Rodolfo de La sonnambula de Seattle (1984) y el Roger de Jerusalem de Parma (1985).
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – CALLAS y 99 CONTEMPORÁNEOS
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1884 – Fallecimiento en París (Francia) del compositor VÍCTOR MASSÉ. Había nacido en Lorient (Francia) el 7 de marzo de 1822. Fue alumno de Zimmermann (piano) y de Halévy (composición) en el Conservatorio de París, obteniendo en 1945 el “Prix de Roma”. En 1860 fue nombrado director de los coros de la Opera; en 1866 profesor de contrapunto en el Conservatorio de París; en 1872 miembro de la Academia, sucesor de Auber. Compuso numerosas óperas entre las cuales: “La Chambre gotique” (1849); “Galathée” (1852); “La Fiancée du Diable” (1854); “Miss Fauvette” (1855); “La reine Topaze” (1856); “La Fée Carabosse” (1859); “Paul et Virginia” (1876); “Une nuit de Cléopatre” (representada en 1885).
Fuente:
Della Corte, A.; Gatti, G.M. – DICCIONARIO DE LA MÚSICA
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1934 – Nacimiento en Helsinki (Finlandia) del barítono TOM KRAUSE. Estudió en Helsinki y Viena; debutó como Escamillo, en la Berlin Städtische Oper, 1959. Miembro de la Opera de Hamburgo desde 1962, también cantó en Bayreuth (debut, 1962), Glyndebourne (debut, Count en Capriccio, 1963), Salzburgo (debut, Giovanni, 1968), y La Scala (1975). Debutó en el Metropolitan como el Conte Almaviva (Nozze di Figaro, 1967); en seis temporadas, cantó cuarenta y tres funciones como Escamillo, Malatesta y Guglielmo. Tom Krause debutó en el Teatro Colón de Buenos Aires (1970) como el Conte Almaviva.
Fuente:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
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1953 – Fallecimiento en Florencia (Italia) del barítono TITTA RUFFO. Había nacido en Pisa (Italia) el 9 de junio de 1877. Se llamaba, en realidad, Ruffo Cafiero Titta. Luego de un breve período de estudios en Santa Cecilia de Roma, tomó clases particulares con Sparapani y Casini; a pesar de ello se lo puede considerar un autodidacto, lo que se reflejó siempre en su canto algo descuidado. Debutó en el Costanzi de Roma, en el papel del Heraldo de Lohengrin (1898). En la temporada 1899-1900 se presentó en el Carlo Felice de Génova con La Traviata y Rigoletto y en el Regio de Parma. Luego recogió éxitos en Sudamérica (Santiago: Otello, La Africana, 1900; Teatro de la Opera de Buenos Aires: Zazá). En 1903 debutó en el Covent Garden cantando Il Barbiere di Siviglia y Lucia di Lammermoor; se retiró de la compañía luego de un sonado incidente con Nellie Melba, quien lo juzgó «demasiado joven e inexperto para Hamlet». Ruffo diría años despúes: «Melba es demasiado vieja para Ofelia». Su debut en La Scala no le proporcionó las satisfacciones que esperaba (Rigoletto, 1904). La fama se la trajeron nuevamente Zazá, en el Lírico de Milán (1904), y un contrato en San Petersburgo. En 1907 se concretó su primera aparición en Hamlet, en Lisboa, ópera que siempre cantó en italiano. Desde ese momento se convirtió en favorito de todos los públicos, incluidos los de las dos Américas. De 1921 a 1929 actuó en el Metropolitan. Volvió con frecuencia a Buenos Aires, donde realizó su despedida de la escena con Tosca y Hamlet (1931).
La voz poderosamente baritonal de este artista dominó el panorama lírico durante varias décadas. Hoy mismo es casi una leyenda. Aparentemente poseyó una garganta de la que surgieron los sonidos más poderosos que se puedan imaginar. Sin embargo, el concepto ampliamente difundido de que Ruffo fue, por lejos, el mejor barítono de su generación -y hasta de todos los tiempos- nos parece exagerado e injusto con otros colegas contemporáneos, quizá más sutiles, mesurados y estilistas que él. Grabó discos para las compañías Pathé, His Master’s Voice y Victor. A través de ellas descubrimos una voz voluminosa y timbrada, cuya característica principal no es precisamente la bellaza sino la pujanza de emisión. Las interpretaciones son siempre interesantes y extravertidas, destacándose los fragmentos verdianos, entre ellos el magnífico dúo Si, pel Ciel con Caruso. Este dúo muestra el contagioso vigor del Iago ocasional, aunque el mismo Caruso luce más baritonal que de costumbre. Sin embargo, debemos decir que la voz de Ruffo y sobre todo su manera demasiado enfática de cantar no se adecuaban especialmente a los fragmentos de conjunto, ya que el timbre tan personal se resistía a amalgamarse con otras voces. Se dice siempre que Ruffo era un artista dotado de gran magnetismo. Eso no lo podemos comprobar ya; no lo imaginamos un cantante del tipo de Chaliapin, sino un artista de estilo antiguo y de extroversión vocal e interpretativa más superficial y efectista que verdaderamente dotada de fundamento. Su estilo de canto -si se puede definir así- le sirivió para hacer su exitosa carrera y dejó deslumbrados a muchos públicos con la voz portentosa y ruda. Sin embargo, desilusionó a aquellos que pretendían mayor sutileza en el canto y mayor rigor estilístico. En este terreno iban a surgir airosos, con voces menos potentes, barítonos como Giuseppe De Luca y Carlo Galeffi.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – 100 GRANDES CANTANTES DEL PASADO
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1975 – Fallecimiento en Milán (Italia) de la soprano GILDA DALLA RIZZA. Había nacido en Verona (Italia) el 23 de octubre de 1892. Estudió en Bolonia con Ricci y Orefice; debutó en el Teatro Verdi de esa ciudad como Charlotte en Werther, en 1912.
En 1913 fue contratada en el Costanzi de Roma; participó en el estreno mundial de La leyenda de las siete torres de Gasco; ese mismo año cantó La forza del destino, en Novara, Isabeau, en Bérgamo y La fanciulla del West, en Florencia.
Su brillante actuación en esta última ópera le atrajo el interés de Puccini, que le confió el estreno mundial de La Rondine, en Montecarlo –con Tito Schipa-, en 1917, y la primera audición italiana de Il Trittico, donde DALLA RIZZA fue notable intérprete de Suor Angelica, y de Lauretta en Gianni Schicchi.
En 1915 debutó en Buenos Aires, siendo una favorita de ese público hasta 1933; descolló en títulos como El caballero de la rosa, La Rondine y Lodoletta. Esos tres títulos eran estrenos para esa capital. También cantó allí La Traviata, Andrea Chenier, Manon Lescaut e Iris. Chile la aplaudiría en varias temporadas, desde 1923.
En 1920 cantó Tosca y Madama Butterfly, en Londres; y Parisina, de Mascagni, Andrea Chenier, La Traviata, y otras en numerosas temporadas del Costanzi de Roma.
Fue una de las artistas preferidas de Toscanini, quien la llamó a Alla Scala en 1923. Debutó allí con una aplaudidísima Anima Allegra, de Vittadini; Giulietta e Romeo de Zandonai, e Il piccolo Marat de Mascagni.
Se retiró de la escena en 1939, pero intervino en una aislada representación de Suor Angelica, en Vicenza, en ocasión de un Festival Puccini. Posteriormente se dedicó a la enseñanza.
Poseyó una voz de soprano lírica que no se caracterizó por la belleza del timbre ni por la extensión, pero que hizo rendir al máximo de sus posibilidades en un vasto repertorio. Este incluía títulos como Thaïs, Goyescas, La vida breve, Luisa Miller, Manon Lescaut, Falstaff, Arabella, La condenación de Fausto y Los Maestros Cantores de Nuremberg.
Su Violetta se hizo famosa por la emotividad y la completa entrega al personaje. Fue comparada con la Muzio, y como ésta, tuvo su punto más flojo en las partes de coloratura como el Sempre libera, que se le transportaba.
Fuente:
Patrón Marchand, Miguel – 100 GRANDES CANTANTES DEL PASADO
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2007 – Fallecimiento en París (Francia) de la soprano RÉGINE CRESPIN. Había nacido en Marsella (Francia) el 23 de febrero de 1927. A los cinco años la familia se trasladó a Nimes. Las privaciones de la Segunda Guerra Mundial y el alcoholismo de su madre afectaron profundamente su infancia. Inició sus estudios musicales al fracasar el examen para obtener su Baccalauréat. Su padre le permitió estudiar en el Conservatorio de Paris donde recibió lecciones de Georges Jouatte y Paul Cabanel. En 1950 debutó en Mulhouse como Elsa de Lohengrin, otras fuentes mencionan su debut en Reims en 1948. Sus primeros años profesionales transcurrieron en casas de ópera de las provincias francesas, allí cantó Tosca de Puccini – en francés – Marguerite de Faust, Aida, Fiordiligi, la Condesa de Le nozze di Figaro, Donna Anna de Don Giovanni, Marina de Boris Godunov, Rezia de Oberon y su favorita Penélope de Fauré que llevó a Paris en 1956.
El éxito internacional llegó en 1958 cuando Wieland Wagner, el nieto del compositor y revolucionario director escénico, la eligió para Kundry en Parsifal en el Festival de Bayreuth. Se casó con el linguista Lou Brouder que la había entrenado en idioma alemán para ese papel. En Bayreuth y otros teatros desarrolló una memorable carrera en papeles de joven-dramática wagneriana como Senta (Der fliegende Holländer), Elisabeth (Tannhäuser), Elsa (Lohengrin) y como esplendorosa Siglinda en Die Walküre. El año siguiente interpretó la Marschallin en el Festival de Glyndebourne junto al Rosenkavalier de Elisabeth Söderström.
En 1961 conquistó al público del Teatro Colón de Buenos Aires como Kundry de Parsifal y la Marschallin de Richard Strauss. Favorita de la audiencia porteña retornó en 1962 como Tosca y Penélope de Fauré, en 1964 en la doble asignación de Casandra y Dido de la monumental Les Troyens de Berlioz y como Ifigenia en Iphigenie in Tauride de Gluck; en 1965 como Charlotte de Werther de Massenet, nuevamente Tosca y Marguerite en La damnation de Faust de Berlioz. En 1969 volvió para cantar Kundry y en 1976 Carmen. Se despidió de Buenos Aires en 1987 con La Medium y la Condesa de La dama de pique de Chaicovski.
En 1962, también como la Marschallin de Der Rosenkavalier repitió el éxito en su debut en el Metropolitan Opera de New York dirigida por Lotte Lehmann, la Marschallin preferida de Strauss que la nombró su sucesora. En el MET cantó Amelia, Senta, Elsa, Kundry, Charlotte, Tosca, Carmen y en 1967 Sieglinde en Die Walküre dirigida por Herbert von Karajan con Birgit Nilsson como Brünnhilde. En 1977 dominó el estreno – en inglés – de Dialogues de Carmélites de Poulenc como la anciana priora, Madame de Croissy, papel con el que se despidió de la audiencia metropolitana en 1987. En 1957, Crespin había participado en el estreno francés en el Palais Garnier de la ópera de Poulenc quien compuso el rol de la nueva priora, Madame Lidoine, para ella.
Otros teatros importantes durante su trayectoria fueron la Ópera Lírica de Chicago (debut americano en 1962), la San Francisco Opera, la Ópera Estatal de Viena, la Ópera Alemana de Berlín, el Festival de Glyndebourne, el Festival de Salzburgo y la Ópera de París con la que siempre mantuvo tirantes relaciones (en 1974 fue abucheada durante las representaciones de Les contes d’Hoffmann). En La Scala cantó Fedra de Ildebrando Pizzetti, en Covent Garden Senta y Fidelio; en Nueva York revivió el oratorio Maria Magdalena de Massenet y en el Festival de Aix-en-Provence, Ariadne auf Naxos.
En 1989, se retiró del escenario pero continuó enseñando en el Conservatorio de Paris y en Masterclasses en San Francisco y Nueva York.
Su más representativo legado discográfico son las antológicas Les nuits d’été – en especial El espectro de la rosa – de Berlioz y Shéhérazade de Ravel dirigido por Ernest Ansermet con la Suisse Romande Orchestre en 1963. Grabó Sieglinde para la primera integral en estéreo de Der Ring des Nibelungen bajo la batuta de Georg Solti y posteriormente una formidable y femenina Brünnhilde en Die Walküre para Herbert von Karajan con la Filarmónica de Berlín. Las extenuantes representaciones posteriores en este papel en Nueva York y el Festival de Pascua de Salzburg se mencionan como probables causas del comienzo de su declinación vocal. En 1969 grabó su celebrada Marschallin para el registro completo bajo las órdenes de Georg Solti. No obstante, es un disco de extractos de 1965 dirigido por Silvio Varviso el mejor ejemplo de su Marschallin sólo equiparable a la de Elisabeth Schwarzkopf.
Otros registros: Canciones de Mathilde Wesendonck de Wagner, escenas de Les Troyens de Berlioz, Lieder de Schumann, melodías de Fauré, Debussy, Joseph Canteloube, Roussel, Satie, Ravel, Poulenc, Schubert y en la segunda fase de su carrera, Carmen, Dulcinée en Don Quichotte de Massenet y operetas de Offenbach en el álbum Prima Donna en París donde rinde homenaje a las Prima Donnas francesas que le antecedieron desde Hortense Schneider hasta Yvonne Printemps.
RÉGINE CRESPIN es considerada la única gran soprano dramática aparecida en Francia desde la Segunda Guerra Mundial y la sucesora de las legendarias Lucienne Bréval (1869-1935) y Germaine Lubin (1890-1979).
Su porte imponente y medios exuberantes, envolvente sonoridad e incomparable exquisitez en la enunciación e intención del texto la ubican en un sitial de privilegio entre las cantantes del siglo XX. Fue apodada La Leona, con innato encanto francés aportó calidez a las heroínas alemanas y aristocracia a las mediterráneas. Se destacó principalmente en el repertorio wagneriano, en la revalorizacion del repertorio francés y las épicas de Berlioz con exitosas incursiones en el repertorio spinto italiano como Tosca (Puccini), Santuzza (Cavalleria Rusticana), La Gioconda (Ponchielli) y en papeles de Verdi (Amelia, Leonora y Desdémona en Otello).
Con la disminución de medios y pérdida de agudos a partir de 1973 realizó una exitosa la transición al registro y repertorio de mezzosoprano imponiéndose como Carmen, con desenfadado humor en operetas de Offenbach (La gran duquesa de Gerolstein, La perichole y La belle Helene) y en roles de carácter que requerían dotes histriónicas de envergadura (The Medium de Menotti, Madame de Croissy de Dialogues de Carmélites de Poulenc y la Condesa de La dama de pique de Chaicovski).
Fuente:
Wikipedia – La enciclopedia libre