23 de enero
|1858 – Fallecimiento en Nápoles (Italia) del bajo LUIGI LABLACHE. Había nacido en Nápoles el 6 de diciembre de 1794. De padres de ascendencia francesa e irlandesa, estudió con Valesi en el Conservatorio della Pietà dei Turchini, Nápoles; debutó en La Molinara de Fioravanti, San Carlino, Nápoles, 1812; más tarde, canta en Messina y Palermo antes de su exitoso debut en La Scala como Dandini (Cenerentola), 1821. Cantó allí hasta 1823, y regresó en 1826 y 1828. Fue un miembro de la compañía Barbaia en Viena desde 1924, cantó en el funeral de Beethoven (Requiem de Mozart, 1827). Regresó a Nápoles, apareciendo en óperas de Bellini, Donizetti y Rossini en el San Carlo de Nápoles. Después de su debut en Londres como Geronimo (Il Matrimonio Segreto) en el King’s Theater (más tarde Her’s Majesty’s), cantó allí aproximadamente cada temporada hasta 1852; en 1836-37 enseñó canto a la Princesa Victoria. En París, cantó en el Théâtre Italien desde 1830 (debut como Geronimo) hasta 1851, creando el rol de Walton en I Puritani (1835) y los roles titulares en las óperas de Donizetti Marino Faliero (1835) y Don Pasquale (1843); más tarde fue considerado como un clásico de la interpretación cómica. Después del cierre del Her Majesty’s en 1852, cantó en San Petersburgo, pero en 1854 vuelve al Covent Garden en algunos de sus roles favoritos, tales como Leporello, Don Bartolo de Rossini, Don Pasquale y Baldassarre (Favorita). Lablache se retiró en 1856.
El distinguido bajo Luigi Lablache fue la figura dominante en su registro por muchos años y su imponente figura, la potente y timbrada voz le valió la curiosa calificación de «Napoleón de los bajos» durante su estada en París. Era un señor del canto, apreciado hasta en la corte rusa, donde trabó amistad con el Zar. Participó de varios estrenos y su Don Pasquale fue particularmente antológico y le deparó a Donizetti un gran éxito parisiense formando un cuarteto estelar con la Grisi, Mario y Tamburini. Publicó finalmente un método de canto.
Fuentes:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
Echevarría, Néstor – HISTORIA DE LOS CANTANTES LIRICOS
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1927 – Nacimiento en Madrid (España) de la mezzosoprano ANA MARÍA IRIARTE. A los cinco años comenzó estudios en el Colegio Alemán. Y a los dieciséis comenzó los de canto en el Conservatorio de Madrid con José Luis Lloret y Lola Rodríguez Aragón. No comenzó en la cuerda de mezzo-soprano, que es la que le daría fama. La ilusionaba hacerlo de soprano lírica para poder interpretar las óperas de Puccini, de las cuales es entusiasta. Y lo hizo con Madama Butterfly. Su presentación profesional tuvo efecto el 4 de diciembre de 1945 en el Teatro Apolo de Valencia con la reposición de El soñador, ópera del músico valenciano Salvador Gines, que no se representaba desde su estreno en 1901. Ana María tuvo una destacada actuación acompañada por el barítono Juan Gual y el bajo Aníbal Vela. Pero el triunfo grande le llegó dos meses más tarde, en el Teatro Principal, que fue testigo de su actuación con la Amneris de Aida junto a María Clara Alcalá, Cristóbal Altube, Pablo Vidal y Aníbal Vela. Fue ovacionada sin cesar, especialmente en el dúo del tercer acto y en la escena del juicio. Tenía dieciocho años. Luego, hizo la Charlotte de Werther, la Santuzza de Cavalleria rusticana y la protagonista de Carmen, éxitos que repitió después en Bilbao con las mismas óperas. También cantó Tosca junto a Esteban Leoz.
En 1946 se presentó en el Teatro Madrid de la capital de España con la Leonora de La Favorita, personaje al que dio singular encanto, tanto en lo vocal como en lo escénico, recibiendo largas ovaciones en unión del tenor Mario Filippeschi. Todo esto lo confirmó con creces en la Cecilia de Las golondrinas, espléndida representación en la que Puck fue el eminente barítono Raimundo Torres y Lina la soprano Celia Langa. La acción de Ana María arrancó a un crítico el siguiente juicio: “Puede figurar en una antología por voz, presencia, naturalidad, temperamento y precisión”; y era cierto, porque su voz amplia, grata de timbre, flexible, coloreada, con limpidez de emisión, depurada escuela de canto, gran musicalidad y rica en matices lo justificaba. Hizo derroche de estas envidiables facultades en varios conciertos con la Orquesta de Cámara de Madrid, bajo la dirección de Ataúlfo Argenta, pero ella se exigió más y decidió ampliar estudios de ópera, oratorios y “lieder” en Viena. En años sucesivos también haría los de ópera italiana en Milán con Elvira de Hidalgo y Mercedes Llopart. En 1949 estrenó en el Teatro Madrid la zarzuela del malogrado compositor Jesús García Leoz, La Duquesa del Candil. La interpretaron con Ana María, Matilde Vázquez, Manuel Ausensi y Manuel Gas. En 1951 participó en las representaciones de “Madrid en la zarzuela”, celebradas en el Teatro Español con tres actos de concierto y tres de joyas del género chico. En La verbena de la Paloma fue Casta; en Agua, azucarillos y aguardiente, Manuela y en La Revoltosa, Mari-Pepa. Ese fue un gozoso anuncio para los discos con obras del mismo género que grabaría a partir del siguiente año. Inauguró el festival de Granada con la Orquesta Nacional y seguidamente efectuó una larga gira por Francia, Bélgica y Suiza. También actuó en el Royal Festival Hall con la Orquesta Filarmónica de Londres; participó en el estreno mundial de Don Perlimplín, ópera de Rieti sobre la obra de García Lorca, que tuvo efecto en el Festival Siglo XX de París. En los tres años siguientes cantó en Viena L’Orfeo, de Monteverdi, acompañada por instrumentos antiguos, la Cantata de Strawinsky y la Novena Sinfonía de Beethoven. Con el prestigio indiscutible de ser considerada como la mezzo-soprano más joven del mundo, José Tamayo la elige para hacer la Beltrana en Doña Francisquita para la representación conmemorativa del centenario del Teatro de La Zarzuela en 1956, con la cual se abrió de nuevo este coliseo después de un largo período de incertidumbre respecto a su suerte. Alternó su papel con Inés Rivadeneyra; en el de Francisquita lo hicieron Ana María Olaria y Lina Huarte y en el de Fernando el tenor Alfredo Kraus, Carlos Munguía y Agustín Godoy. Esta famosa zarzuela se representó poco después en el Volkoper de Viena, traducido el libro al alemán. Ana María repitió en este idioma la “Beltrana” como única española en el reparto. Durante los cuatro años siguientes realizó una gira por las principales capitales de Francia a base de Carmen y Samson y Dalila.
En 1960, dos años después de la muerte del que había sido su sincero y afectuoso admirador, Ataulfo Argenta, y cuando aún la esperaban incontables triunfos, decidió retirarse de la escena. Diversos asuntos familiares llevaron a que esta decisión fuera irrevocable. Su retirada definitiva se produjo en Burdeos, en el Teatro Municipal, cantando el papel protagonista de Carmen, cuando apenas contaba treinta y dos años de edad. Mas no por ello olvidó el canto. A lo largo de los años siguientes impartió el curso de interpretación dentro del Concurso Internacional de Canto Francisco Viñas y de Arte Lírico Español y Zarzuela en la Universidad de Portland de los Estados Unidos. Está en posesión del Premio de Canto Lucrecia Arana, del Premio de Teatro 1952 y del Gran Prix du Disque de París en 1952 por su grabación de El Amor Brujo con Ataúlfo Argenta. Quienes deseen deleitarse con su hermosa voz no tienen más que escuchar cualquiera de las zarzuelas que impresionó, muchas de ellas bajo la dirección del mismo maestro. Son una delicia. Con ellas rindió un gran homenaje a este género.
Hoy, Ana María Iriarte está dedicada a la enseñanza de la técnica vocal e interpretación en su escuela privada, que ha contado con un selecto número de alumnos.
Fuente:
Website La Zarzuela – http://lazarzuela.webcindario.com/
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1934 – Estreno en el Teatro dell’Opera de Roma del melodrama en tres actos LA FIAMMA de Ottorino Respighi (1879-1936), sobre libreto de Claudio Guastalla, basado en el drama The Witch, de G. Wiers Jenssen.
Intérpretes: Giuseppina Cobelli, Aurora Beradia, Angelo Minghetti, Carlo Tagliabue. Director: Ottorino Respighi.
Argumento: Acto primero. La villa del exarca Basilio, cerca de Ravenna, a finales del siglo VII, entre el mar y la pinada. Eudossia, madre de Basilio, y Silvana, su segunda esposa, trabajan con las doncellas; Silvana se siente oprimida por su suegra y no soporta la vida de la corte. En una conversación con una doncella manifiesta su deseo de salir del encierro del palacio. Se oyen gritos: Agnese, la bruja, perseguida por una turba enloquecida, pide ayuda a Silvana y hace protestas de inocencia; en sus palabras, sin embargo, hay una alusión a la madre de la mujer. Oculta a la bruja y entran las doncellas, alegres, para anunciar el regreso del hijo del exarca. El joven Donello reconoce en Silvana a la mujer que un día lo socorrió y lo condujo a la casa de la temida Agnese. Llega Eudossia para saludar a su nieto e irrumpen los perseguidores de la bruja con el exorcista a la cabeza; descubre a Agnese y muere un la hoguera maldiciendo a todos. Acto segundo. Entre las antiguas murallas del palacio de Teodorico, en Ravenna. Donello habla con las doncellas. Entre ellas está Mónica, que confiesa su amor por él y la expulsan. Basilio está solo con su mujer. Le revela que se sintió atraído por ella a causa de un acto de brujería de la madre de Silvana. Cuando el marido se marcha, Silvana, aun cuando con horror, se sirve del poder de evocación de su madre y pronuncia el nombre de Donello. Aparece el joven y ambos se abandonan a su amor. Acto tercero. Escena primera. En la habitación de Donello. Eudossia sorprende a los dos amantes. Llega Basilio, a quien Silvana confiesa su amor por Donello. Ante tal revelación, el exarca muere, y su madre, que acude en su socorro, acusa a la joven de brujería. Escena segunda. En la basílica de San Vitale, el pueblo asiste tumultuosamente al proceso. Silvana se defiende de la acusación y Donello la apoya. Pero Eudossia no desiste. Donello pide entonces a su amada que jure sobre la cruz; pero Silvana comprende que con tal petición tampoco Donello cree en ella, y se niega. La condenan a morir en la hoguera.
Fuente:
Bertelé, Antonio [et alt.] – ENCICLOPEDIA DEL ARTE LIRICO
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1935 – Nacimiento en Vilna (Polonia, hoy Vilnius, Rusia) de la soprano TERESA ŻYLIS-GARA. Estudió en Łódź. Debutó en Halka de Moniuszko (Cracovia, 1957). Cantó en varias ciudades de Alemania; debutó en Glyndebourne (Octavian en Der Rosenkavalier, 1966), Covent Garden (Violetta en La Traviata, 1968), en la Opera de París (1966) y Salzburgo (1968). Debutó en el Metropolitan Opera de Nueva York como Donna Elvira (Don Giovanni, 1968); roles posteriores en dicho teatro incluyeron Desdemona (Otello), Tatiana (Eugen Oneguin), Suor Angelica, Fiordiligi (Così fan tutte), Elsa (Lohengrin), Elisabeth (Tannhäuser), la Marschallin (Der Rosenkavalier) y el rol titular de Manon Lescaut de Puccini.
En la década de 1970 fue solista en La Scala de Milán, el Teatro Wielki de Varsovia y el Bolshoi de Moscú. También se presentó en el Teatro Colón de Buenos Aires (Otello, 1981 junto a Plácido Domingo y Renato Bruson), Viena, Hamburgo, Berlín, Amsterdam, Madrid, Miami, y Chicago.
Fuente:
Hamilton, David – THE METROPOLITAN OPERA ENCYCLOPEDIA
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1981 – Fallecimiento en Nueva York (Estados Unidos) del compositor SAMUEL BARBER. Había nacido en West Chester (Pensilvania, EE. UU.) el 9 de marzo de 1910. Considerado como un niño prodigio, comenzó a tocar el piano a los seis años y a componer a los siete. Cursó estudios en el Curtis Institute of Music (de Filadelfia) antes de convertirse en becario de la American Academy of Rome en 1935. Al año siguiente escribió su Cuarteto para cuerdas en si menor, cuyo segundo movimiento —a sugerencia de Arturo Toscanini— arreglaría para orquesta de cuerdas dándole el título de Adagio para cuerdas (Adagio for Strings) y, posteriormente, para coro mixto como Agnus Dei.
Trató de evitar el experimentalismo de otros compositores estadounidenses de su generación, prefiriendo hasta casi el final de su vida ceñirse a formas y armonías musicales relativamente tradicionales. La mayor parte de su obra es exuberantemente melódica y ha sido descrita como neorromántica, a pesar de que en algunos de sus últimos trabajos, particularmente el Tercer Ensayo para Orquesta y la Danza de la Venganza, de Medea, despliega un uso magistral de las percusiones, un mayor vanguardismo y efectos neo-Stravinskianos.
Sus canciones, acompañadas por piano u orquesta, se encuentran entre las más populares del repertorio clásico del siglo XX. Entre ellas se incluyen una serie sobre textos de Matthew Arnold (Dover Beach), originalmente escrita para cuarteto de cuerdas y barítono; las Hermit Songs, inspiradas en textos anónimos irlandeses de los siglos VIII al XIII; y Knoxville: Summer of 1915, escritas para la soprano Eleanor Steber y basadas en la introducción a A Death in the Family, un texto autobiográfico de James Agee premiado con el Pulitzer de 1957. Barber poseyó una notable voz de barítono y durante un tiempo consideró la posibilidad de convertirse en cantante profesional. Dejó unas pocas grabaciones, entre ellas una de su propia Dover Beach.
Su Sonata para piano (1949), una composición encargada por Richard Rodgers e Irving Berlin, fue interpretada por primera vez por Vladimir Horowitz, convirtiéndose en la primera gran obra estadounidense para piano estrenada por un pianista internacionalmente reconocido.
Barber compuso igualmente varias óperas. Vanessa, según el libreto de Gian Carlo Menotti fue estrenada en la Metropolitan Opera de Nueva York. Consiguió el éxito tanto crítico como de público, y Barber obtuvo por ella un Premio Pulitzer. En su estreno en Europa fue recibida con frialdad, por lo que actualmente es poco representada en el Viejo Continente, si bien continúa siendo popular en EE. UU.
Barber produjo tres conciertos para instrumentos solistas y orquesta: uno para violín (finalizado en 1939), uno para violonchelo y un tercero para piano. El Concierto para piano fue escrito para y estrenado en el Lincoln Center de Nueva York por el pianista John Browning el 24 de septiembre de 1962, con Erich Leinsdorf dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Boston. Barber escribió igualmente a comienzos de los años sesenta una obra virtuosística para órgano y orquesta, la Toccata festiva, para el famoso organista E. Power Biggs. La New York Philharmonic le encargó también un concierto para oboe, del que solamente pudo componer su movimiento lento central antes de su muerte.
Entre sus trabajos puramente orquestales, se encuentran sus dos sinfonías de 1936 y 1944, la obertura La escuela del escándalo (1932), tres ensayos para orquesta (1938, 1942 y 1978), así como Fadograph on a Yestern Scene (1973). Compuso también obras corales de gran envergadura, como las Prayers of Kierkegaard (1954) y The lovers (1971). Prayers of Kierkegaard se basa en los escritos del filósofo existencialista danés Søren Kierkegaard.
Además de la antes mencionada sonata, su repertorio para piano incluye Excursions, Three sketches, Souvenirs y otras varias piezas sencillas.
Aunque Barber nunca fue un compositor prolífico, compuso mucha menos música a raíz del fracaso de su ópera Antonio y Cleopatra. Ésta tenía un libreto escrito por el director cinematográfico y de ópera Franco Zeffirelli y había sido comisionada para la apertura en 1966 de la nueva Metropolitan Opera House. La ópera fue recibida de manera más favorable en 1975 cuando fue representada en el escenario más íntimo de la Juilliard School con la colaboración y la dirección escénica de Gian Carlo Menotti.
Fuente:
Wikipedia – La enciclopedia libre
También se hoy el aniversario del fallecimiento de Clara Butt (Dame Clara Ellen Butt DBE) (1 de febrero de 1872- 23 de enero de 1936) la gran contralto inglesa.
saludos
Roberto Falcone